VII

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Creo que hoy acabaré sobre las 12.30. Te va bien? Puedo coger el bus si no tienes tiempo

El teléfono de Mimi se encendió en medio de la cena improvisada que habían organizado. Aitana había pasado toda la tarde en el piso porque necesitaba que Thalía le explicara algo a lo que Mimi no había prestado atención –nunca se la había prestado a sus estudios, no iba a hacerlo con los de los demás- y, como no, había pedido que la dejaran quedarse a cenar con ellas. Obviamente las reinas del drama Agoney y Ricky se habían indignado al ver que la chica subía fotos en el piso y que ellos no estaban allí, y se habían plantado en la puerta de su casa a hora de cenar.

Por eso en ese instante estaban los seis alrededor de la mesa charlando de cosas sin importancia y Mimi aprovechó para echarle una ojeada al mensaje. Ana llevaba en el trabajo desde las cuatro y no era capaz de imaginarse lo agotada que debía estar, tanto si había tenido mucha clientela como si no, de hecho, la canaria alguna vez había comentado que era peor cuando no iba mucha gente que cuando acudían montones, por el aburrimiento de tener que encargarse del inventario, principalmente. Preparó una alarma para las doce porque, aunque confiaba en que seguiría despierta, más valía prevenir. Lo último que quería era dejar a Ana esperando en medio del frío porque ella se hubiera quedado dormida.

No te preocupes, allí estaré

-Eh, Mimi, quedamos en que nada de móviles en la mesa –protestó Aitana a la vez que le daba un pequeño codazo –A no ser que sea un mensaje de un ligue, en ese caso te lo permitimos –Mimi negó con la cabeza rápidamente pero sin perder la sonrisa. Guardó su móvil en el bolsillo por si acaso a su amiga se le ocurría cogerlo para cotillear y acababa haciendo algo que la rubia no quería que pasara.

-¿También haréis una excepción si es Ana? –preguntó sonriendo. Sabía que de normal le dejaban pasar muchas cosas por esa sonrisa de niña pequeña que podía hacer, a veces incluso rivalizaba con la de Aitana. La chica fingió meditarlo un poco.

-Mmm, no, lo siento –replicó antes de quitarle unas cuantas patatas de su plato. La rubia hizo un puchero. Igual estaba perdiendo su encanto.

-Yo sí que te lo dejo pasar –contestó Ricky- ¿Cómo es eso de que de repente estés hablando con Ana? Es Ana la del bar, ¿no? –se giró hacia Agoney esperando que este le sacara de dudas.

-No ha sido de repente, hace bastante que se hablan –intervino Nerea como quien no quería la cosa.

-Espera, espera ¿qué está pasando aquí? –Aitana incluso había dejado a mitad su san jacobo para enterarse bien.

-¿Y tú como lo sabes?

Lo que a Mimi más le interesaba era averiguar cómo era posible que Nerea hubiese conseguido enterarse de que tenía una especie de amistad con Ana.

-Raoul –contestó ella simplemente.

-¡Sabía que me sonaba de algo!

-Mira, yo no estoy entendiendo nada.

-¿Alguien más quiere patatas?

-Pues yo estoy igual que Aitana, necesito explicaciones.

-A Raoul lo conozco por Agoney.

-Nerea, calla.

-Pues si no queréis me las como yo.

-A ver –Mimi interrumpió el jaleo que habían montado sus amigos en un momento y todos le prestaron atención, menos Thalía, que seguía poniéndose patatas en el plato- Vamos a ir por partes. Sí, hace un tiempo que estoy hablando con Ana, pero no pasa nada, tenemos charlas de vez en cuando y hemos ido de fiesta.

Besos en GuerraWhere stories live. Discover now