Capítulo 24: Y al final, todos

3 1 0
                                    


Las tripas de Fukushi y de Rachel rugieron con fuerza, al ver que el grupo al que acababan de recibir en su hogar, traían comida en sus mochilas. Poca, pero comida al fin y al cabo. Los alimentos se basaban en zumos embotellados, golosinas, latas de conserva, algo de agua y refrescos sin gas.

-Creo que nos habéis salvado el culo vosotros a nosotros, ayer le comenté a Rachel que ya había que salir al exterior en busca de comida, llevamos dos días aquí encerrados sin comer absolutamente nada.-Se metió un trozo de chocolate humedecido en la boca, mascándolo con detenimiento, como si fuese el manjar más delicioso que hubiese probado jamás. Rachel hacía lo mismo, masticaba satisfecha, con las mejillas llenas.- Nos acabamos los víveres muy pronto, no pensábamos quedarnos aquí más tiempo del debido.

-Que nos hayamos encontrado, ha sido toda una casualidad.- Sonrió Daniel, ofreciéndoles un poco de agua. No importaba si compartían un poco sus provisiones, si esas dos personas se unían a ellos, tendrían más oportunidades. Cada vez eran más y más fuertes.- No sabíamos que este túnel era tan inmenso.

-Ni nosotros, si te digo la verdad. Rachel y yo entramos aquí mientras huíamos, yo me torcí el tobillo y nos ocultamos tras la puerta que acabáis de cruzar, así que al ver que aquí dentro estábamos seguros,lo convertimos en nuestro hogar. ¡Pero joder, eso que nos habéis contado de vuestro amigo medio zombie es la polla!

-Cariño, no lo digas así que el chico está delante.- Rachel le tiró del musculoso brazo, haciéndolo callar, algo avergonzada.- No debe ser agradable que lo traten de esa manera...

-No te preocupes.- La sonrisa de Chris era bonita, clara y pura. Si no fuera por su aspecto zombificado, sería un muchacho muy apuesto.- La verdad es que ya me he hecho a la idea de ser así, no me molesta que la gente hable de ello, es algo que no puedo cambiar, por más que quiera.

-Pero no es de buena educación.- Terció ella, con una leve y tímida sonrisa.- Nosotros es que nunca habíamos visto una cosa así, el Apocalipsis se nos queda demasiado grande. Yo vi como comenzó todo. O sea, vi como una mujer que esperaba en la parada del metro fue devorada por un hombre, allí mismo. Lanzó sus entrañas a las vías, jamás vi algo tan sangriento y terrorífico. Lo tomaron como un asesinato común, nos dijeron que nos fuésemos a hacer lo que estuviésemos haciendo, así que continué mi camino hacia el trabajo, pero de camino, vi que todos los televisores, radios, incluso el taxista que me llevaba el trabajo hablaban de lo mismo. De que se estaban produciendo numerosos ataques por toda la ciudad, a cada cual más violento que el anterior. En seguida se atascaron las carreteras, la gente cada vez estaba más nerviosa y también había más muertos, el número crecía y crecía.- Tomó un poco de agua, para aclararse la garganta.- El peligro continuó, hasta que tuvieron que desalojarnos del trabajo, ahí fue cuando conocí a Fukushi, aunque era de la empresa contraria.- Sonrió, pasándole una mano por el hombro.

-Sí, todos tuvimos que vivir cosas similares. Nosotros tuvimos que enfrentarnos de lleno con la infección, somos policías y hemos vivido muchos horrores en nuestras propias carnes.- Se quedó pensativo, recordando todas las armas que habían ido perdiendo por el camino, una pena, pero en seguida recobró el hilo de la conversación.- Mirad, podríais veniros con nosotros, aún nos queda mucha comida y tenemos que buscar a dos compañeros que se han separado de nosotros ahí dentro.- La pareja se miró, como sopesando la situación. Sabían que no tenían más remedio, allí dentro morirían tarde o temprano. Fukushi respondió afirmativamente cargando su escopeta.

-Contad con nosotros.- Se colgó el arma del hombro, dispuesto.

-Entonces no tenemos tiempo que perder, tenemos que encontrar a nuestros amigos y proseguir nuestro viaje. Buscamos un lugar seguro y también a más personas como nosotros.- Daniel se levantó, con una sonrisa. Parecían el tipo de persona que no se acobardaba con cualquier cosa y eso le gustó, necesitaban a personas así de dispuestas.- Somos mejores que esos hijos de puta.

El último bocado.Where stories live. Discover now