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NARRA ALFRED.
Cuando escuché a Amaia ensayar fui hacia la puerta y me quedé de pie viéndola desde dentro. Al poco tiempo abrí la puerta y me senté en las escaleras de la sala de ensayo mientras ella pasaba su canción.
Esta semana tenía algo de baile y la verdad no me podía resistir a mirarla, era completamente perfecta.
Hizo dos pases más y se sentó a mi lado con cara de cansada.
-No puedo más, pero es que yo no sé bailar- me dijo decepcionada.
-Pero si no te sale nada mal, y aún tienes tiempo para que te salga mejor.
Ella bufó y miró al suelo. Yo me puse de pie y le estiré la mano para levantarla a ella.
-Ven- le dije cogiéndola de la mano- te quiero enseñar una cosa.
Entramos en la sala del piano, yo me senté en frente de éste y ella se sentó en un lado.
-He compuesto una canción- le expliqué con un poco de vergüenza mientras buscaba las partituras. - y te la quería enseñar.

NARRA AMAIA.
Estuve los dos minutos y medio que duró la canción de Alfred mirándole mientras tocaba el piano, no podía dejar de escucharle ni un momento, estaba totalmente encantada.
Cuando terminó de cantar y levantó la cabeza, se cruzó con mis ojos y sin poder evitarlo le sonreí de forma más verdadera que nunca. Le aplaudí, porque sabía que le hacían gracia mis aplausos y él se echó a reír.
-Dios mío Alfred es preciosa- le dije mientras iba hacia el piano para ponerme a su lado en la banqueta.
-Como tú- me dijo él mirándome a los ojos cuando ya me había sentado. - porque es para ti. - cuando lo dijo rápidamente volvió su mirada al teclado y no dijo nada más.
-¿De verdad? ¿Has compuesto esto para mí? -le pregunté unos segundos después y él volvió a mirarme.
Me asintió con la cabeza y me abalancé a sus brazos para darle un buen abrazo. Empecé a darle besos por toda la cara y terminé con un pequeño beso en los labios.
-No sabes cuánto te agradezco que me hayas compuesto esto.
-Ni tú lo agradecido que estoy de que me hayas hecho componer esto, creo que es mi mejor canción.- al acabar me cogió de la mano y la puso encima del teclado junto con la suya.
Empezó a tocar con mi mano encima de la suya, esta vez la estaba escuchando más y entendí mejor la letra y como estaba escrita.
-Amaia pero no me llores, que si no lloraré yo también. - me dijo cogiéndome suavemente de la cara para que le mirase - que guapa eres, ¿lo sabías? -dijo secándome las lágrimas de los ojos.
-Ay Alfred no digas eso, debo estar horrible así.
-Me parece que no - contestó el dándome un pico rápido.
Se levantó y se paró en la puerta para que fuese con él. Salimos de la sala del piano cogidos de la mano, y cuando llegamos al salón nos sentamos los dos en el sofá, al lado de Raoul y Agoney.
-¿Cuánto queda para que empiecen los ensayos? -Pregunté - ¿me da tiempo a dormir un poco?
-Sí, todavía queda más de una hora, duérmete un rato anda, te veo cara de cansada- me dijo Raoul dándome una de las mantas del sofá.
Le hice un gesto a Alfred para que se tumbase conmigo en el sofá.
Él se puso en la esquina, a mi lado, y yo poco a poco me fui moviendo hasta acabar con mi cabeza en su pecho y mis brazos rodeándole el cuerpo.
-Un día de estos a nosotros nos mataréis- dijo Noemí, escuché a Agoney y a Alfred riéndose, pero estaba tan cansada que decidí obviar el comentario y dormirme un rato.
No sabía cuánto tiempo había dormido pero me desperté con Alfred acariciándome la mejilla y diciéndome que llegaría tarde a mi clase.
-Ya voy - le dije yo acurrucándome más en él. - no me quiero levantar.
-Venga titi, que tememos clase. Esta noche dormimos todo lo juntos que quieras - me dijo esto último al oído, yo le sonreí y rápidamente me levanté para arreglarme un poco e irme a ensayar.

NARRA ALFRED.
Estuve toda la tarde ensayando y la verdad es que estaba algo cansado. Mientras estábamos cenando, vino Noemí a decirnos que esa noche nos pondrían una película en la tele del salón.
-¡Por fin!- dijeron Aitana y Amaia emocionadas - hacia 2 meses que no veía una película - siguió Aitana cuando encendieron la tele y pusieron la película.
Cuando me fui a sentar Amaia me hizo un gesto con la mano para que me sentara a su lado, y eso hice.
Estuve toda la película con ella abrazada a mi cuerpo y los dos estirados en el sofá. Cuando se acercaba el final escuché que Amaia estaba llorando un poco, giré un poco la cara y le sonreí a la vez que le daba un beso en la cabeza, poco después ella se acurrucó más en mí y cuando la película acabó nos fuimos todos a la habitación.
-Deberíais haberos visto en el sofá, me recordasteis tanto a Pablo y a mí, que monos- nos dijo Miriam cuando entramos nosotros - menos mal que luego decís que estáis solteros. -cuando dijo eso todos se rieron, incluidos nosotros.
Poco después, nos acostamos cada uno en nuestra cama, estábamos tan cansados que ni nos acordamos de que ya dormíamos juntos.
Entrada la noche me desperté cuando sentí que alguien se puso a mi lado en la cama. Abrí un poco los ojos y vi en la oscuridad que era Amaia.
-Titi, ¿qué haces despierta a estas horas? -le pregunté con voz de dormido.
-Perdón Alfred no quería despertarte, es que no he conseguido dormirme aún.
-Ven, acuéstate aquí y trata de dormirte, que sino mañana no podrás levantarte.
Se puso a mi lado y noté como se abrazaba a mi espalda y me daba un beso en el cuello.

Después de las 2:36. Where stories live. Discover now