FINAL.

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NARRA ALFRED.
-¡Chicos o salimos ya o perderemos el avión! - gritó Aitana llamando a la puerta de nuestra habitación.
Cogí mi maleta y Amaia la suya, salimos del piso y conduje hasta el aeropuerto. Allí estaban Miriam, Luís y Roi esperándonos para coger el avión.
-¡Sister! ¡Cuánto tiempo sin veros! - gritó Roi cuando nos vio. Fue a abrazar a Amaia y luego a mi.
-¿No es como muy raro esto? Vamos a recrear en cierta forma la academia, todos juntos en una casa conviviendo... Si todo sale bien podemos repetirlo más años. - comentó Miriam mientras nos dirigíamos a la puerta de embarque.
Una vez en el avión nos sentamos Amaia y yo juntos, estábamos detrás del todo por lo que nadie nos iba a molestar mucho.
La cogí de la mano cuando el avión iba a despegar, después de tantos meses viajando juntos sabía que era algo que le aterrorizaba y siempre intentaba calmarla como podía.
-Gracias. - me dijo dándome un pequeño beso cuando ya estábamos volando.
-No hace falta que me des siempre las gracias. - le contesté yo riendo y dándole otro beso, esta vez más largo.
Llegamos al aerpuerto de Tenerife una hora después, allí estaban Agoney y Mimi esperándonos junto con todos los demás que ya habían llegado y que estaban en el aparcamiento.
Agoney condujo una furgoneta en la que cambiamos todos hasta llegar a una pequeña montaña donde estaba la casa rural de la que nos había hablado anteriormente.
-Madre mía, esto es enorme. - dijimos todos cuando entramos.
-Lo más importante es distribuirnos en la habitación. Hay una separada, tiene una cama de matrimonio, por si queréis vosotros dos. - dijo señalándonos a Amaia y a mí. A pesar de todo el mundo ya sabía conocía nuestra historia de amor, ella siempre se ponía incómoda en esas situaciones.
-No hombre, como en la academia, los 16 juntos. Si luego nos molestáis ya nos buscaremos otro sitio. - dije yo riendo y quitándole importancia.
Dejamos todas las maletas y empezamos a ordenar un poco la ropa.
Comimos todos juntos en el gran comedor que había en la casa, unos en el suelo y otros en los sofás mientras veíamos los vídeos que había en el canal de Operación Triunfo.
-¿Quién se viene a la piscina? - comentó Agoney en alto cuando empezaron a despertarse de la fiesta. Casi todos aceptamos y subimos a la habitación para cambiarnos.
Todos fueron saliendo hasta que nos quedamos Amaia y yo en la habitación. Llevaba un bikini negro, estaba mucho más morena que en la academia y tuve que morderme el labio para no lanzarme a ella.
-Amaia, como sigas de espaldas a mi y solo con el bikini no salimos de aquí.
Se giró para ponerse muy cerca de mí, me dio un pequeño golpe en el brazo y, cuando se giró para salir de la habitación, la cogí de la mano volviéndola a acercar a mi.
-Dame un beso aunque sea, no me dejes así. - casi le supliqué riendo.
Ella también rió, me cogió la mandíbula con las manos y me dio un beso rápido.
Bajamos a la piscina donde ya estaban todos bañándose y estuvimos metidos en el agua más de dos horas entre bromas y risas.
Estaba anocheciendo cuando salimos de la piscina, me quedé con Roi y Cepeda fuera mientras algunos hacían la cena.
-¿Qué tal? Piso nuevo eh... A ver cuando nos invitas a unas cervezas. - me dijo Cepeda.
-Eso eso, una fiesta de inauguración. A Amaia y a Aitana les fliparía.
-Todo a su tiempo que aún está lleno de cajas, bueno creo que ya conocéis a Amaia. - contesté yo riendo.
Empezaron a salir al jardín con los platos de la cena, no cabíamos los 16 en ninguna mesa y decidimos que comeríamos siempre en el salón o fuera, en el jardín.
Estaba sentado en una hamaca, entre Amaia y Ana, y vi que Amaia estaba temblando. Me levanté y fui rápido a la habitación.

NARRA AMAIA.
Alfred volvió con un jersey negro y me lo dio, aún no me acostumbraba a que supiese tanto de mí sin decir ni una palabra.
Terminamos de cenar y nos quedamos en el jardín jugando a Villa OT, como hacíamos muchas noches en la academia.
Cuando la partida hubo terminado, muchos se levantaron para ir a la habitación y otros se alejaron un poco para fumar, entre ellos Alfred.
Cuando terminaron, me acerqué a él que se había quedado sentado al borde de la piscina.
-No me gusta que fumes. - le dije sentándome a su lado.
-Ni a mi fumar, lo hago veces contadas, te lo juro. - contestó él mirando el agua.
-No hace falta que me jures nada, sabes de sobra que puedes hacer lo que quieras.
Apoyé mi cabeza en su hombro y nos quedamos así unos minutos sin decir nada, solo disfrutando el uno del otro.
-Quiero que lo que yo haga te haga feliz a ti también. - dijo contestando a lo que había dicho yo anteriormente.
Me incorporé y le levanté la cara con las manos para que me mirara directamente a los ojos.
-A mi me haces feliz tú, al completo. Lo que hagas ha de hacerte feliz a ti y quiero que vivas tu vida como a ti más te guste, que lo hagas a mi lado, pero que sea siempre tu vida. ¿Vale?
Él me sonrió y me acerqué a darle un beso, un beso cargado de sentimiento.
Noté como me ponía una mano en la cintura y seguidamente como me tiró a la piscina, saqué la cabeza del agua y estiré de él para tirarlo también.
-Alfred, acabas de cargarte un momento muy bonito. Eres idiota. - dije haciéndome la enfadada
Se rió, siempre lo hacía cuando sabía que no estaba enfadada realmente. Se apoyó en la pared y me cogió de la mano para acercarme a él.
-Puede seguir siendo bonito, pero es que necesitaba algo frío, ya sabes... - dijo aún riendo.
No pude evitar reírme también, le rodeé la cintura con las piernas y volví a besarle, esta vez con más intensidad.
-¿Crees que nos echarán mucho de menos esta noche? - pregunté separándome apenas unos centímetros.
-Vamos a dejarlo para mañana, que la primera noche hay que pasarla juntos. - contestó dándome un pequeño beso.
Me puse de espaldas a él, apoyada en su pecho mientras él entrelazaba nuestras manos y nos abrazaba a los dos.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero habría pagado porque el tiempo se detuviese en ese mismo instante.
Levanté la cabeza para mirarle y vi que él también estaba mirándome. Sonreímos los dos instintivamente.
-Te quiero. - dijimos al unísono.

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¡HOLAA!
Sí, este es el final de la historia, pero habrá uno más que será un epílogo.
Me gustaría que me dijeseis cuánto tiempo queréis que pase, para así hacerme una idea sobre lo que escribir.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora