22

1.8K 83 8
                                    

NARRA ALFRED.
Las entrevistas conjuntas iban haciéndose cada vez más habituales hasta el punto de llegar a tener 3 seguidas en una misma mañana. Era el último día que pasaríamos en Barcelona y, por suerte, no teníamos nada que hacer.
Me acababa de despertar por estaba sonando mi móvil y me levanté para cogerlo. Mientras hablaba vi como Amaia se removía en la cama, lo que significaba que también se había despertado.
Colgué al poco tiempo y me volví a tumbar con ella en la cama.
-Mañana por la mañana hemos de coger un AVE para Madrid, nos esperarán a las 11 y iremos a un estudio para grabar el videoclip de Eurovisión, así que ocupará todo el día. Pero para hoy no tenemos nada planeado.
Ella aún con cara de sueño se acercó a mi para darme un beso como cada mañana.
-Buenos días, gracias por el planing. - dijo riendo.
Yo también reí y volví a besarla, esta vez con más intensidad.
Ella me correspondió en seguida y seguimos con unos cuantos besos más hasta que se puso una mano en mi pecho y se separó un poco.
-Me muero de hambre, ¿desayunamos y seguimos luego? - me dijo sonriendo.
-Voy a ver que tengo, sino podemos salir a desayunar fuera, si quieres. - contesté yo levantándome de la cama.
Se levantó tras de mí y cuando estaba abriendo la nevera noté como me abrazaba por detrás.
-No, quiero quedarme todo el día aquí. Me estoy empezando a agobiar con tantas cosas para hacer.
Me giré para estar frente a ella y le di un beso en la frente.
-Tus deseos son órdenes, día de casa entonces. - le dije volviéndome para hacer el desayuno.
Se apoyó en la pared de la cocina, no tenía muy buena cara así que decidí que le haría pasar el día lo más tranquilo posible, ya que los días próximos en Madrid iban a ser muy intensos.
-Pero si tú no quieres podemos salir a algún sitio, o salir tú con tus amigos.
-No, prefiero quedarme aquí contigo, vamos a tomarnos un día de relax. - me puse delante de ella, entrelazó sus manos con las mías y apoyó la cabeza en mi pecho.
-Gracias. - me dijo muy bajito.
-No hace falta que me las des. - le puse una mano en la barbilla para que levantara la cabeza, pero no la vi muy bien. - ¿Te pasa algo?
Ella negó con la cabeza.
-Nada, tengo un poco de ansiedad.
-Túmbate, ahora te llevo el desayuno y nos ponemos una peli o lo que sea.
Se fue a la habitación de nuevo y yo seguí en la cocina, no tenía demasiado pero le preparé algo un poco improvisado.
Entré en la habitación de nuevo, nada más verme dejó el móvil a un lado y me miró sonriendo.
Desayunamos los dos entre bromas y risas y nos quedamos tumbados en la cama en silencio.
Mi móvil sonó avisándome de que tenía un nuevo Whatsapp.
'Alfred, poned Skype Amaia y tú que estoy con Vicente. Vamos a planear el viaje del que hablamos'
Era Aitana, rápidamente cogimos el ordenador y llamamos a Aitana por Skype.
-¡Hola pareja! - dijo entusiasmada. -Uy, ¿interrumpimos algo? - preguntó. No nos habíamos
cambiado de postura con lo cual Amaia seguía tumbada encima de mí.
-No no, que va. Acabamos de desayunar. - dijo Amaia moviéndose un poco. - Oye, id mirando cosas, voy al lavabo y ahora vuelvo.

NARRA AMAIA.
Salí de la habitación, pero al cerrar la puerta escuché que volvían a hablar, instintivamente me quedé en la puerta escuchando.
-¿Está bien? La notó algo flojita... - escuché que decía Aitana.
-No lo sé, me ha repetido unas cuantas veces que está agobiada, pero no sé si es por algo que haya hecho yo o que no le dejo espacio...
-No te martirices, seguro que es por todo lo que tenéis encima, verás como ahora con esto se anima un poco.
-Eso espero, porque me estoy empezando a preocupar.
En ese momento volví a abrir la puerta y los dos se quedaron en silencio y me fui a sentar de nuevo en la cama para integrarme en la conversación.
Se nos hizo la hora de la comida hablando con Aitana y Vicente, al final habíamos quedado que, nada más terminara la gira, los 4 nos iríamos a Londres a pasar unos días para desconectar.
Colgamos la llamada y Alfred decidió bajar a comprar algo para preparar la comida. Mientras estaba abajo me quedé en la cama pensando en lo que había escuchado. Sí que era verdad que estaba un poco agobiada, pero tampoco tenía un por qué claro. Cuando termináramos de comer intentaría explicárselo.
Comiendo, fue la primera vez en mucho tiempo que entre los dos se hizo un silencio incómodo. Era algo que no nos había pasado desde las primeras semanas de concurso.
-Alfred. - dije llamando su atención una vez hubimos terminado. -Bueno, es que yo... antes, cuando he salido al lavabo, no he podido evitar escucharos hablar.
-No te entiendo, ¿de qué hablas?- me preguntó algo desconcertado.
-Que no estoy así por algo que tú hayas hecho, simplemente me noto de bajón estos últimos días, pero no sé por qué. El agobio de las entrevistas, de estar de aquí para allá todo el día... Se me acumula todo. - se le cortaban las palabras, las lágrimas amenazaban con salir y sabía que si me paraba a mirarle a los ojos no podría contenerlas.
-Amaia, titi...
Me levantó la cara suavemente con los dedos para que le mirase y me derrumbé. No tardó en acercase a mi y abrazarme mientras yo lloraba con la cabeza en el hueco de su cuello. Estuvimos así unos segundos hasta que estuve más calmada.
-Es normal que estés así, tenemos muchísimas cosas para hacer y todo va muy rápido ahora. Pero acuérdate, en esto estamos juntos, y una de las ventajas es que te puedes apoyar en mi. Para lo que sea. ¿Vale?
Yo asentí con la cabeza y me volví a abrazar a él.
-No quiero que pienses que estoy así por tu culpa. Nada de esto es tu culpa. - le dije mirándole de nuevo. -Gracias por aguantarme.
-Con lo que te quiero, como no voy a aguantarte.
Mi respuesta fue abrazarle más fuerte.
Cogimos de nuevo el ordenador y puso una peli, me abracé a él lo más que pude y poco a poco me fui durmiendo en sus brazos.

Después de las 2:36. Where stories live. Discover now