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NARRA ALFRED.
Cogimos el tren antes de las 9 de la mañana para así llegar a tiempo a Madrid y no ir con mucha prisa.
El viaje no era muy largo, pero aún así Amaia aprovechó para dormir todo lo que pudo.
Cuando ayer me explicó lo que le estaba pasando la comprendí en seguida, todo estaba yendo muy rápido esos últimos días y teníamos demasiadas cosas para hacer.
Estaba muy preocupado por ella, aunque la conociera lo suficiente como para saber que nunca perdería el norte; me preocupaba que pudiese leer cualquier cosa que decía la prensa y acabara afectándole emocionalmente.
-Titi. - le acaricié la cara muy suave para despertarla una vez llegamos a la estación. - Ya hemos llegado, hay que ir rápido.
Se levantó del asiento y en cuestión de unos minutos estábamos fuera de la estación esperando un taxi.
Pasamos el resto del día en el rodaje del videocilp, ninguno de los dos habíamos hecho una cosa así antes pero el hecho de hacerlo juntos había facilitado mucho el trabajo. Terminamos después de las 8 de la tarde y volvimos al hotel en taxi.
-¿Pedimos algo de cenar? - me preguntó una vez estuvimos en la habitación.
Yo asentí y llamé a recepción para que nos subieran la cena a la habitación.

NARRA AMAIA.
Estaba más relajada que ayer, después de hablarlo todo con Alfred me quedé mucho más tranquila.
-Voy a ducharme. - le dije quitándome la camiseta delante de él.
-¿Me informas por algo en el especial? - dijo él mientras me miraba de arriba a abajo.
-Nada, por si quieres venir conmigo.
Me sonrió y entró conmigo, una vez dentro me faltó tiempo para abalanzarme a besarlo, poco a poco la ropa iba quedándose en el suelo y nos metimos los dos en la ducha.
Aún estábamos dentro cuando escuchamos el timbre de la habitación, lo que significaba que ya teníamos la cena.
-Seguimos después. - dijo guiñándome un ojo y saliendo del cuarto de baño solo con una toalla. Yo hice lo mismo, me envolví en otra y salí del cuarto de baño.
Cenamos mientras veíamos una película, terminé antes que él, cogí la guitarra que había traído y me puse a tocar una canción que ambos conocíamos.
Antes de poder terminarla, Alfred puso una mano en las cuerdas y se inclinó para besarme. Tras muchos otros más intensos desaparecieron las toallas de ambos y terminamos enredados entre las sábanas como muchas otras noches.
Nos quedamos tumbados en la cama sin decir nada, solo disfrutando el uno del otro; mañana volvería a Pamplona y esos eran los momentos que más echaba de menos.
-¿A qué hora sale tu tren? - me preguntó sacándome de mis pensamientos.
-A las 4 de la tarde, aún nos queda tiempo.
No hablamos mucho más, a ambos nos gustaba estar en silencio, pero se me ocurrió romperlo en un momento dado.
-¿Sabes qué es lo que más echo de menos cuando no estás conmigo? - levanté la cabeza un poco para mirarle. Él me miró con el ceño fruncido esperando una respuesta. - Tu sonrisa, y cómo cierras los ojos cuando sonríes.
Me dio un beso muy tierno y volví a recostarme en él. Se volvió a hacer el silencio, pero esta vez fue él quien lo rompió.
-No llegas a imaginarte lo muchísimo que te quiero. - me susurró al oído.
Esta vez fui yo quien me acerqué a besarle, nos quedamos tumbados de nuevo y poco a poco me fui quedando dormida.

NARRA ALFRED.
Me desperté muy pronto esa mañana, me fui al
baño a darme una ducha y cuando salí vi que Amaia ya estaba despierta.
-Buenos días guapo. - me dijo estirando los brazos para que fuese hacia ella. Me senté a su lado en la cama mientras ella aún estaba tumbada.
-Buenos días, ¿qué quieres hacer hasta que te vayas?
Se removió un poco en la cama y se quedó boca a abajo.
-No quiero irme. - dijo contra la almohada.
Me agaché y le empecé a dejar besos en la espalda.
-No te vayas, vente conmigo...
-Pronto, ya verás. - me dio un beso corto y se fue a ducharse sin decir nada más.
Me quedé tumbado en la cama esperando a que se preparase, iba a llevarla a desayunar y luego daríamos una vuelta hasta que tuviese que irse.
Una vez estuvo lista salimos del hotel y fuimos a desayunar a uno de mis sitios favoritos de Madrid. Estuvimos toda la mañana dando vueltas por el centro, íbamos de la mano casi sin decir nada. Después de comer cogimos un taxi para que nos llevara a la estación.
Aún faltaban 20 minutos para que saliese el tren hacia Pamplona y decidimos sentarnos en uno de los bancos para esperar, apoyó su cabeza en mi hombro y nos quedamos así hasta que escuchamos que el tren no tardaría en salir, nos pusimos de pie y nos dirigimos sin separarnos hacia la puerta.
-Amaia, mírame. - le dije levantándole la cabeza para que me mirara. -¿Por qué estás así? No es la primera vez que nos separamos. - le sequé una lagrima que le caía por la mejilla mientras hablaba.
-Tengo miedo de estar tan lejos, Alfred, de que puedas olvidarte de mí por no estar a tu lado. - me contestó, veía como estaba aguantando por no llorar. Se abrazó a mi y apoyó la cabeza en mi pecho.
-Ey, no pienses eso. No voy a olvidarme de ti nunca, por mucho que nos separemos. Eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. - le dije al oído.
Ella volvió a mirarme y por fin sonrió como tanto me gustaba. Me incliné a besarla, ella me correspondió en seguida y cuando nos separamos y nos quedamos con las frentes pegadas.
-Sólo es una semana mi amor, una semana se pasa volando. - le dije para tranquilizarla.
-Te quiero mucho Alfred.
Como respuesta le di otro beso, esta vez más largo, un beso que valía por todos los días que no íbamos a vernos.
-Venga, no vayas a perderlo, llámame cuando llegues.
Me sonrió con algo de tristeza y se fue hacia el tren.
Yo me quedaría en Madrid unos días más, componiendo y empezando a grabar las maquetas para 1016 hasta el día del ensayo del concierto de Barcelona.
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IMPORTANTE.
Me gustaría que me dieseis ideas para seguir escribiendo, que ya me quedo sin JAJAJJA
Había pensado también en terminarla ya, un par de capítulos más y un epílogo.
¿Qué idea os gusta más?

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora