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NARRA ALFRED.
Me desperté un poco antes de que comenzase a sonar la música. Me puse de lado apoyado en un codo y sonreí al ver a Amaia durmiendo a mi lado.
Cuando por fin sonó la música me acerqué a ella y le di besos muy pequeños en los labios para que se fuera despertando. No tenía muy buen despertar y su primera reacción fue cambiarse de lado y me dijo algo que no llegué a entender.
-Venga Amaia, que vas a llegar tarde- le dije cuando ya habían sonado más de 4 canciones.
-voy... - me dijo desganada.
Se levantó y al momento volvió a sentarse en la cama, apoyó las manos en el borde y miró hacia abajo
-Amaia, ¿estás bien?
-Sí, sí. - me dijo, pero no se movió, así que intuí que no se encontraba bien.
Me acerqué a la cama y me agaché para estar a su altura.
-¿Qué te pasa? Estás pálida.
-Me estoy mareando - me dijo muy bajito.
-Tranquila, túmbate otra vez y voy a hablar con Magalí. Espérate aquí, ahora vuelvo.
Asintió con la cabeza y yo salí lo más rápido que pude para avisar a alguien.
-Voy a llamar a Noemí, mientras viene quédate tú con ella en la habitación. - me dijo Magalí.
Volví a la habitación y vi que seguía tumbada en la cama, con un brazo por encima de la cabeza. Me acerqué a la cama y me agaché a su lado. Le cogí de la mano y las apoyé en su tripa.
-¿Estás mejor? - negó con la cabeza - tranquila, ahora subirá alguien.
-¿Te vas a quedar aquí? - me preguntó bajito.
-Claro, si tú quieres. - asintió y me acerqué un poco más a ella. Le bajé despacio la mano que tenía en la cabeza y acerqué mi palma a su frente para ver si tenía fiebre. Le dejé un pequeño beso y le acaricié la mano que teníamos entrelazada.
Estuvimos así unos 10 minutos hasta que escuché la puerta de la habitación abrirse.
-Amaia, ¿te encuentras bien? ¿qué tienes? - preguntó Noe cuando se acercó a la cama.
Ella no contestó y me miró para que hablara yo.
-Cuando se ha despertado, la he visto muy pálida y me ha dicho que estaba mareada, no se ha movido de aquí, pero creo que tiene fiebre.
Me puse de pie y me aparté un poco.
-37 y medio, pero con un par de pastillas que te tomes hoy estarás mucho mejor. ¿quieres salir a desayunar?
Se levantó de la cama y fuimos los dos a desayunar con los demás.
-¿Amaia estás bien? - preguntó Aitana levantándose.
-Sí sí, no te preocupes, tengo fiebre y me he mareado un poco al levantarme, pero ya empiezo a estar mejor.

NARRA AMAIA.
No desayuné mucho y cuando terminé me fui al sofá a tumbarme porque aún estaba un poco mareada.
Vi que pasaban Alfred y Agoney por mi lado y le hice un gesto al primero para que viniese conmigo.
-Voy a coger unas cosas y vuelvo- me dijo dándome un beso en la frente.
Yo me tumbé y cerré los ojos. Un par de minutos después noté como alguien me tapaba con una manta.
-Gracias Alfred. Ven porfa. - dije estirando el brazo para acercarlo.
Él se puso igual que habíamos estado antes en la habitación. Teníamos suerte de que hoy solo teníamos esa clase por la mañana y ahora teníamos hasta la hora de comer libre.
-Ya no estoy tan mareada, creo que voy a ir a ensayar.
-Aún estás un poco pálida, quédate aquí tranquila y luego ya ensayarás lo que te haga falta. Duérmete un rato, si quieres.
-¿Te tumbas conmigo? - le pregunté haciéndole un gesto con la mano para que se acostara a mi lado.
Asintió con la cabeza y yo me moví hasta la esquina del sofá, donde cabíamos los dos.
Se tumbó conmigo y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Me dormí al poco tiempo de estar tumbada y me desperté dos horas después cuando me avisaron de que tenía que tomarme las pastillas
Ya no estaba mareada, pero seguía teniendo algo de fiebre. Me quedé con Alfred tumbada en el sofá hasta que nos dijeron que estaba la comida puesta.
El resto del día me fue bastante mejor, me había bajado la fiebre y me encontraba mucho más activa que por la mañana, había podido hacer todas las clases y, después de cenar, me fui con Aitana a un box.
-Te veo mucho mejor que antes- me dijo ella.
-Ya, me ha bajado la fiebre bastante rápido y el mareo se me ha pasado hace un rato.
-La habitación está abierta- dijo Alfred abriendo la puerta del box. - Miriam quiere que juguemos a lo de ayer, que ya son más de las once y no hay 24h.
-Venga vamos - dije y me levanté para ir hacia la habitación.
Volvimos a estar hasta la madrugada jugando al mismo juego, pero terminamos en mi cama hablando todos juntos.
-No quiero que se acabe... Me duele jo, os voy a echar mucho de menos.
-Ay Amaia pero no digas eso, que se vienen muchas cosas nuevas, hay gira, tendrás mil entrevistas cuando salgas... - me contestó Miriam poniéndose a mi lado en la cama.
-Ya... pero es que esto - dije señalándonos a todos- ya no lo viviremos más, iremos más por separado... Y yo no quiero que perdamos el contacto- noté como las lágrimas me venían a los ojos pero me aguanté para no llorar.
Cuando vimos la hora que era, decidimos irnos a dormir. Alfred se quedó en mi cama y los dos nos acostamos ahí. Sin poder evitarlo pensé en lo que habíamos estado hablando y me puse a llorar un poco, no quise despertar a Alfred, así que me levanté un poco y me moví hasta la esquina de la cama.
Alfred igualmente se despertó al escucharme y se puso a mi lado.
-¿Es por lo que hemos hablado antes todos?- yo asentí con la cabeza- Ay titi, porfavor no llores por eso, si ya sabes que aunque no estemos viviendo todos aquí vamos a estar siempre juntos. No se va a perder esto, créeme.
-Ya, si ya lo sé, pero me ha dado el bajón ahora, no sé...
-Venga, vamos a dormir que mañana estarás mejor.
Se volvió a acostar y yo me acerqué a él, le rodeé con los brazos el cuerpo y apoyé mi cabeza en su pecho.
-Tú no te vayas, aunque se acabe, porfa. - le dije levantando un poco la cabeza.
-No me iré Amaia, tranquila. - dijo él dándome un beso en la cabeza.

Después de las 2:36. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora