La fiesta de Coco: Parte II. Viajes atemporales

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—¡Tú no deberías estar aquí! ¿Qué quieres? Adam... Por favor... Deja esto... El White Fang... Nunca debió terminar así... Nada de esto debió terminar así...
—Nos abandonaste... Me abandonaste a mí... ¿Crees que lo he olvidado?
—E-esto no era lo que quería, nunca lo imaginé así... Yo...
—Oye, tranquila, Blake, no tienes que darle explicaciones —calmaba el rubio a su compañera. Esta se mostraba temerosa y afligida ante la presencia de su pasado.
—Si piensas que eres su héroe, o el novio en turno, déjame decirte algo chico mono, ella aún me quiere a mí.
—¿A quién le dices chico mono? ¿Te crees tan importante e inolvidable? No sé quién seas ni me importa pero déjame decirte que... —En ese momento, Sun fue interrumpido por la joven fauno.
—Basta, Sun, sólo vámonos de aquí...
—¿Ya te quieres ir amor mío? Antes de que te vayas, te preguntaré algo, ¿Aún conservas ese libro que te regalé? ¿Donde plasmé mis poemas y sentimientos hacia ti?
Blake se disponía a huir con Sun, pero esas palabras tocaron algo dentro de ella haciéndola detener sus pasos. Era cierto, aún lo conservaba. Sun se quedó expectante, observándola, no entendía del todo lo que sucedía.
—Tu silencio es mi respuesta. ¿Lo entiendes ahora, mono? Ella sigue queriéndome a mí, me extraña a pesar de su partida. No eres ni la mitad de lo que significo yo para ella —afirmaba el fauno, irritando al rubio a tal punto de disponerse a atacarlo. Sin embargo, Blake tomó su hombro y evitó que hiciera una tontería. Adam reía, pero una llamada a su Scroll lo interrumpió.
—Parece que llegó el mensaje que buscaba, en otro momento nos encontraremos, amor mío.
—¡¿A dónde crees que vas?! -gritaba un furioso Sun. Blake simplemente observó su partida y guardó silencio. Ante esto, Sun dijo —¿Blake? ¿Lo vamos a dejar escapar?¿Qué te sucede? ¿A caso es verdad lo que dijo? Mencionaste algo sobre el White Fang, si él está involucrado nosotros debemos...
—Sun, tengo miedo... —Interrumpía la joven fauno.
—¿Miedo? ¡Cielos, Blake, debemos seguirlo!
—¡No lo entiendes, Sun! él es peligroso y... —apaciguaba su tono de voz conforme hablaba, con una mirada melancólica. Sun, la observó y entendió.
—Él aún te gusta... ¿Verdad?
—Sun... Yo... Lo siento, no quise...
—Debemos ir con los demás, si el White Fang está aquí, entonces debemos estar alertas.
—Sí... Tienes razón. Sun... En serio lo lamento... Tú y yo... Nosotros...
—Olvida el nosotros. Entiendo... —expresaba el rubio, con una mirada decepcionada, pues su corazón estaba lastimado. Blake, con algunas lágrimas en las pupilas, lo observaba detrás, mientras avanzaban en búsqueda de sus amigos que se encontraban divirtiéndose en la fiesta de Coco...

En la celebración, en algún lugar de la reunión, dos muchachos compartían un beso, ante la mirada de otros pocos.
—Besas muy bien —mencionaba el peliplateado, con una sonrisa coqueta.
—G-gracias... —Sonrojada, expresaba la rubia con cierto temor. Los gritos interrumpieron la situación.
—¡Bieeeeen! Jajajaja —se escuchaba entre risas y murmullo. Los jóvenes siguieron con el juego hasta que finalmente decidieron apartarse un rato. La rubia se dirigió al tazón de ponche y se sirvió un poco.
—No sabía que los besos eran parte del plan —preguntaba sarcásticamente el joven.
—Je, considéralo un regalo, no te acostumbres ¡eh! —exclamaba la muchacha ocultando su rostro tras su bebida.
—Bueno, lo consideraré mi paga por seguirte el juego —sonreía el chico.
—Bueno, es lo justo, al final ambos ganamos jajaja —con nerviosismo, reía la ojos morados.
Mercury tomó un vaso de ponche y como si de alcohol se tratase, chocó su bebida con la de ella en señal de brindis.
—Por un acuerdo equitativo —reía coquetamente el joven, con cierto tono burlón.
—Jajaja por supuesto, un acuerdo equitativo —correspondía la rubia al tintineo de las improvisadas copas.
Bebieron y conforme pasaban los minutos, ambos se adentraron a una conversación que compartía el interés de ambos, del uno hacia el otro.
Mientras tanto, la morena los observaba, con furia en su mirar. Desde el principio, no se había despegado de ambos a pesar de guardar cierta distancia. La risa que ellos compartían le enfermaba...
Los dos decidieron continuar su diálogo afuera de la fiesta, más específicos, en el patio. Las estrellas y la luna hacían juego con el ambiente.
—Vaya, Mercury, no sabía que detrás de ese chico tan serio se encontraba una persona tan parlanchina —reía con sarcásmo en su tono.
—Jajaja sí bueno, tal vez no encontraba una conversación interesante como para que se ganaran mis palabras.
—Jajaja ¿me debería sentir afortunada? ¿Es un cumplido o qué? —preguntaba sarcásticamente.
—Jaja al final esta mentira resultó interesante...
—Pues... Es divertida ahora... —murmuraba con la mirada desviada, ocultando la sonrisa que se dibujaba en su rostro.
Ambos se observaban directamente a los ojos, entre risas coquetas. Poco a poco, sin pensarlo, únicamente por instinto, fueron acercándo sus labios hasta plasmar su segundo beso. Emerald, boquiabierta, furiosa y con odio en sus ojos, arrojó su vaso de ponche al suelo con intención de interrumpirlos y continuó ocultándose dentro de la fiesta. Ambos se detuvieron al escuchar ese ruido tan fuerte, algo desconcertados; sin embargo, no prestaron mucha atención pues sus miradas se conectaron nuevamente, sin que ninguno de los dos ocultara una brillante sonrisa compartida.

Por otra parte...

—¿R-Ruby...? — preguntaba Jaune con nervio y sorpresa. La puerta estaba abierta, aquellos pasos tan repentinos probablemente tenían que ver. Alguien se había percatado de lo que había ocurrido ahí dentro.
—¿Sí? —con una sonrisa risueña respondía la joven, quien se abalanzó en un tierno abrazo para el rubio. Jaune, desconcertado y a la expectativa de que alguien más los viera en esa posición, procedió a apartar a la joven quien al menor movimiento se tambaleaba. El rubio se percató de esto y procedió a llevar a Ruby junto a alguna compañera del team RWBY. Pronto, se toparon con Weiss y Neptune, quienes notaron algo nervioso a Jaune.
—Oye, viejo ¿qué te ocurre? —preguntaba el peliazul.
—¿Ruby?, ¿Jaune? —con duda, observaba la heredera Schnee.
—Yo... —dudaba el joven y guardó una leve pausa antes de ser interrumpido por la albina.
—¡Oh my gosh!, !¿Qué tienes Ruby?! ¿Estás bien? —con sorpresa y temor la chica tomó en brazos a su amiga, quien notó la expresión tan mareada de la menor. Neptune se acercó a Jaune y con seriedad preguntó —:¿Qué ocurre, Jaune? ¿Porqué Ruby está así? ¿Qué pasó?
—Yo... No lo sé. También es tan raro para mí todo esto... —respondía sin mirar a los ojos del muchacho. Sin embargo, continuó cuando de repente recordó algo...
—Yo... —paró, para finalizar con la siguiente frase —:Creo que lo sé, lo siento, debo irme, cuiden a Ruby por favor. Iré a arreglar esto... —Comentaba para despedirse de los jóvenes, quienes desconcertados y preocupados, no les quedó de otra más que buscar a Yang y esperar una posible explicación del rubio.
Jaune se disponía, furioso, a buscar a cierta o ciertas personas, sin embargo, una voz familiar lo interceptó.
—¡Hola, Jaune! ¿Dónde estabas? Nora y yo te estábamos buscando. Te pierdes tontito jejeje.
—Pyrrha... Yo... —con indecisión, no supo como terminar la oración. A la pelirroja no le importaba realmente, ella estaba feliz de estar con su novio en la fiesta y eso se afirmó con el beso que ella le dio al joven a continuación.
Ruborizada, y con alegría en su rostro, la chica observaba con intensidad a su novio, mientras lo tomaba en brazos con cariño.
—Lo siento, Jaune, te deje sólo mucho tiempo, nos demoramos mucho con los arreglos; quería estar junto a ti y disfrutar esta fiesta juntos, pero ahora podemos estar ambos acompañándonos jeje —sonreía la joven ante el pensamiento desviado del novio. Se notaba en el rostro del joven que no se encontraba muy cómodo.
—Pyrrha... Yo...
—¿Q-qué pasa, Jaune? —cabizbaja, preguntaba la pelirroja. Esta añadió —:¿Estás molesto, verdad? Lo siento... No debí...
—¿Qué? ¡No no no no! ¡No es eso, Pyrrha! —intentando apaciguar la tristeza de su pareja.
—¿Entonces qué pasa, Jaune? Dime... —con preocupación preguntaba la chica.
—Es... Ruby... Ella se puso mal...
—¿Ruby? Oh, Dios... ¿y eso, Jaune? ¿Dónde está?
—Ella estará bien, está con Weiss y Neptune. Tranquila, Pyrrha. Busca a los chicos, ahorita vuelvo...
—¿Qué pasa, Jaune? ¿A dónde vas? Te acompaño...
—No, Pyrrha, está bien. Yo... Debo irme, no es nada, sólo iré a verificar si mis sospechas son correctas, busca a Nora y Ren. Ahora vuelvo, ¡te quiero! —se despedía el joven, ante la mirada inquieta de Pyrrha.
—De acuerdo, Jaune...
La joven se retiró en busca de sus otros compañeros de equipo.
El rubio, por otra parte, se dispuso a buscar entre la multitud a unos viejos conocidos...

—¡Nora! ¿Dónde... —interrumpió el chico su propia frase debido a las lágrimas espontáneas de ella. Esta se abalanzó a los brazos del muchacho, quien sin preguntar buscó reconfortar a la una vez risueña Nora.
Con la voz entrecortada, la joven dijo —:Ren... Quiero irme a casa...

Rosas en rojo carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora