CAPÍTULO SIETE

3.5K 488 138
                                    


LÍA 

Antes siquiera de tener tiempo a procesar lo que estoy haciendo, mi mano se estrella contra su mejilla provocando un fuerte «paf». Mi mandíbula está tan apretada que temo pueda romperse. Toda yo soy un manojo de nervios, sé que si pusiera mis manos boca arriba cualquier ser con una vista promedio podría notar el temblor en ellas. Toda la adrenalina y el temor acumulado, aunados al mar de sentimientos y sensaciones inconexas explotan en la palma de mi mano hacia la persona equivocada. Mis ojos se tornan acuosos conforme pasan los segundos, Gabriel lleva la palma de su mano a la altura de su pómulo abofeteado.

Estoy tan asustada y confundida que ni siquiera tuve la oportunidad de pensar y procesar el hecho de que Gabriel está realmente vivo. Bueno, golpearlo no fue la manera más sensata de confirmarlo pero fue lo primero que me ha pasado por la mente. Ahora, verlo con el entrecejo fruncido y aspecto estupefacto consigue que los sentimientos se revuelvan aún más dentro de mí.

He estado todo este tiempo pensando que había fallecido. El sentimiento de culpa vuelve con más fuerza y se arraiga a mi sistema una vez que dirijo mi mirada azulada a su torso en cicatrización. Después, barro todo su cuerpo con la mirada solo para que la realización caiga sobre mí como un balde de agua helada.

Está realmente aquí.

Y acabo de abofetearlo.

¿Puedo abofetearme a mí misma?

Cuando siento que mi barbilla comienza a temblar por el llanto que intento contener, tengo que agachar la cabeza para que nadie lo note, pero es demasiado tarde. Echo un último vistazo hacia él, quien da un paso más cerca con un ligero brillo en sus ojos.

— ¿Dónde estabas? —pregunto en un susurro que se va con el viento, llevándose consigo también mis lágrimas.

Las gotas saladas me impiden enfocar como se debería, pero incluso así consigo ver que él también tiene los ojos acuosos.

Su dedo fuerte se posa debajo de mi barbilla y empuja ligeramente hacia arriba, obligándome a verle.

— Buscándote —por esa fracción de segundo que le toma hablar, dirijo mi vista a sus labios rosados que apenas susurran—, por todos los cielos. Buscándote, porque eres el único cielo en el que quiero volar.

Trago saliva con fuerza en el preciso momento en que sus manos se entrelazan detrás de mi cintura, acercándome a él, brindándome su calor mientras el frío de la noche se acerca.

Sus brazos abandonan la posición que estaban, en completo silencio sigo todos y cada uno de sus movimientos. Veo el camino que trazan sus dedos. Sube por los moretones en mis brazos, con sumo cuidado, apenas rozándome. Su dedo índice y su dedo corazón caminan por mi piel hasta detenerse en mi cuello donde dejan algo que cualquiera podría confundir con una dulce caricia. Entonces, sin previo aviso acuna mi rostro entre sus manos y con un gesto de determinación observa cada una de mis facciones. Es una verdadera dicha tenerlo tan cerca, es una verdadera dicha sentir esa exquisita atracción fluyendo entre nuestros cuerpos rotos.

Sus labios se fruncen cuando repara en el moretón e hinchazón debajo de mi ojo, un extraño cosquilleo en mi pecho me hace querer abrazarlo para reconfortarlo cuando noto las líneas que se le forman en medio de las cejas por el gesto de preocupación que esboza.

El mismo escalofrío que sentí cuando vi a Damballa surgir del suelo como una masa de humo negro filtrándose quién sabe por dónde, me recorre entera al recordarlo. Mis extremidades se estremecen al evocar sus ojos blancos mirándome con una determinación perversa.

Algo de lo que dijo vuelve a mi mente solo para hacerme encoger por la amenaza.

«Estoy aquí para acabar contigo, Azaliah».

Abro la boca para respirar con dificultad, sumida por completo en los recuerdos.

«Tus alas serán mías».

De alguna u otra forma, se convenció a sí mismo de que si consigue mis alas ya no tendrá que volver al Infierno nunca más. No tuve otra opción más que enfrentarme a él. Utilicé el pavor a mi favor, porque era esto lo único que tenía para aferrarme, porque aunque el miedo existe, nunca, ni en el fin del mundo se debe dejar vencer por él. Se debe utilizar como una fuente de energía si es lo último que tienes por dar.

Damballa es, por supuesto, mucho más rápido de lo que alguna vez seré, con esas alas negras ayudándolo de vez en cuando, se enfrentó a mí mano a mano, bajo la perpleja mirada de un incrédulo Doc. En ningún momento intentó utilizar mi espada, no sé si es porque quizá no podría atacarme con mi propia arma como lo dicen las novelas paranormales que alguna vez leí, o porque realmente no lo creyó necesario.

Sin embargo, noté la sorpresa e incluso la satisfacción en sus facciones cuando advirtió que no dejaría de luchar aun si caía mil veces. Conseguí golpearlo unas cuantas veces aunque claro, no más veces de las que él consiguió golpearme, rasgarme, patearme, quemarme y arrastrarme por el suelo.

Todo iba, no puedo decir que bien, pero al menos era una pelea «decente» hasta que Matthew salió de su estupor. Entonces, con algo que no pude identificar como otra cosa más que un grito de guerra se lanzó contra Damballa. Manos hechas puños y piernas temblorosas, se aproximó a golpear con todas sus fuerzas a un gigante demonio.

Quien, por supuesto, lo recibió con las garras listas. Matthew luchó el minuto más largo de su vida antes de caer rendido e inconsciente.

Soy consciente de la sensación de gratitud que recorre mi cuerpo ahora al recordar la acción del doctor, pero unas manos cálidas y grandes me devuelven al presente...

Ése, donde Gabriel está vivo. Ese presente donde podremos enfrentarnos a quien quiera que venga a por nosotros, si estamos juntos.








NOTA (larga, lo sé).

¡Feliz día de San Valentín!  Por ser un día como hoy, les traigo este pequeño capítulo a ustedes, mi mejor cita del día del amor y la amistad. Espero que la hayan pasado de maravilla, ruego porque incluso si no tienen pareja hayan conseguido sentirse bien consigo mismas en éste y todos los días. 💓

Les dejo unas cuantas preguntas de tarea:

¿Qué opinan de este capítulo? 

¿Creen que Lía haya estuvo bien al abofetear a Gabriel? 

¿Ustedes cómo se sentirían en su situación? 

¿Qué creen que pase más adelante?  

¿No aman al Doc.? 😍

¿Ya se unieron al grupo de Facebook? (Perdonen, tengo que promocionar de una forma u otra). 😂

El haber publicado el día de hoy no significa que no publicaré el viernes. Los días de publicación siguen igual, éste solo fue un pequeño regalo que quise hacerles. 

¡Nos leemos pronto! 


SÁLVAME DE LA MUERTE - ÁNGEL (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora