CAPÍTULO DIECISÉIS

2.8K 366 21
                                    


A pesar de que la lluvia torrencial cae sobre nosotros y me desestabiliza consigo sacar mis tobillos de entre las garras de las sombras con un golpe. En cuanto me estabilizo soy consciente de las miradas de reproche que me lanzan.

- ¿Qué? -refuto sardónica-. ¿Esperaban que no me defendiera?

Las sombras chillan y se abalanzan sobre mi anatomía pero son tantas que no pueden atacarme todas al mismo tiempo, se estorban unas otras, de modo que soy capaz de escabullirme por debajo de una incluso cuando mis alas son tan grandes. Me sorprenden lo retráctiles que son.

La lluvia arrecia otro poco y sé que si quiero salir completa de esta pelea, tengo que acabar con todo antes que se den cuenta de la inestabilidad que me causan mis alas mojadas.

Una de las sombras me toma por el brazo y la huella de sus dedos deformes queda grabada en rosado en mi piel. Pero ni siquiera tengo tiempo de soltar el alarido que muere por abandonar mis labios porque otra me toma por el cuello. El batir furioso de sus alas crea una onda de viento alrededor de todos nosotros. Se siente como si estuviese en medio de un tornado. Un golpe justo en la espina dorsal consigue que el aire se escape de mis pulmones y me hace boquear como un pez fuera del agua. La ironía de estar empapada no se hace esperar en mi cabeza y quiero golpearme por hacer esto... por estar perdiéndome en mis pensamientos antes de enfrentar la realidad, y es que la realidad es demasiado sombría como para querer volver a ella. A veces el único lugar seguro es tu mente.

A puño cerrado, aviento mi mano hacia el frente sin saber realmente siquiera a quién la dirijo. Lo único que sé es que quedan solo unos cuantos segundos antes de que pierda el conocimiento por la falta de aire. Lo único que sé es que los demonios de ojos rojizos están acercándose -más de ser posible- tanto que están prácticamente abrazando a la sombra que se encuentra ahorcándome.

Mi puño derecho choca con algo viscoso y apestoso, el contacto arde como el infierno, pero eso no me impide -con mis últimas fuerzas- asestar otro golpe.

- ¡Ahhh! -chillo entre dientes, cuando puntos negros oscilan en mi campo de visión.

Sé que voy a perderme, sé que todo esto acabará en cuestión de segundos. Sin embargo y para mi buena suerte, la presión en mi cuello cede un poco cuando sombra uno taclea a sombra dos. Me toma un instante reaccionar y reparar en el hecho que están atacándose entre ellas, son una mezcla de extremidades oscuras y chillidos descomunales, golpeándose e intentando clavarse los dientes.

Estoy tan ensimismada y atónita observando que casi no me percato del momento en que una se aproxima a mí a toda velocidad.

- ¡Maldición! -apenas consigo moverme hacia la izquierda para esquivar su ataque, pero sus garras consiguen rasgarme superficialmente el hombro de todos modos. Es bueno saber que mis extremidades siguen exactamente donde deben estar aunque eso no hace que el ardor se aminore.

Me siento completamente fuera de lugar, me siento inútil, siento que mis posibilidades de sobrevivir son de una en un millón y de momento quiero echarme a llorar. Sé que ésa es la forma más patética de morir. Pero al ver hacia el frente y reparar en la forma perversa y lúgubre en que me miran los demonios todas y cada una de mis extremidades comienzan a temblar, aunque para este punto no sé si es por el miedo o por el frío que se cuela hasta mis huesos.

Detrás de mí, mis alas baten torpemente para mantenerme en el aire.

Las sombras han dejado de luchar entre ellas. Me ha dado la impresión de que la disputa pasada ha sido solo por saber quién va a desmembrarme primero. Ahora todas parecen simplemente decididas a arrancarme pedazo por pedazo la piel. Sus largas garras parecen crecer con cada segundo y sus colmillos afilados lucen, incluso, más brillantes que nunca. Una de ellas saca su lengua roja por el espacio entre ellos, burlándose de mí y del miedo que es capaz de percibir.

SÁLVAME DE LA MUERTE - ÁNGEL (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora