El punto exacto donde debe retroceder un corazón.

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He escrito esta pequeña fábula para poder hablarte de cómo funciona el amor. Nuestro corazón habla y escoge a alguien. De pronto nos sentimos totalmente fascinados por otro ser humano, nos encontramos amando, y ésta es una de las experiencias vitales más profundas, intensas y sobrecogedoras que se pueden experimentar.
Cuando nuestro corazón nos dice algo a gritos, es esencial,completamente imprescindible, que aprendamos a escucharlo, porque escuchándolo aprendemos a detectar y seguir nuestras aspiraciones, anhelos e ilusiones. Básicamente porque si no lo hacemos perderemos una facultad esencial: nuestra brújula interior, la que señala las ilusiones y proyectos de nuestra vida. Si nos ignoramos, llegará un momento en que perderemos la capacidad de saber lo que queremos. Ésta es otra idea central de este libro: el peligro de la autodesconexión, un tema recurrente que tiene una importancia fundamental, porque sólo se puede llegar al mal amor llevando a cabo un largo e imparable proceso de desconexión personal. La autodesconexión tiene que ver con una implacable doma con la que sometemos el deseo. En nombre de la disciplina, la austeridad, la sencillez, lo accesorio, tendemos a limar deseos y aspiraciones. Y si sistemáticamente tendemos a ignorar y suprimir los deseos, al final acabamos por no desear. De la misma manera, atendiendo sólo a nuestros deseos y viviendo para complacerlos llegamos a un cierto hastío vital, y a anestesiar el deseo. Cuando todo importa, acaba por no importar nada.
Además, complaciendo los deseos sin parar, nos convertimos en personas sin solidez, caprichosas, impredecibles, sin consistencia…
Es importante detectar y promover los grandes deseos, aquellos que configuran una vida con sentido, y anular todo aquello que, en caso de satisfacer, nos haría peores personas.
Ten también presente que hace falta quererse poco y mal para darse completamente a alguien que no acaba de quererte. Reflexiona sobre la necesidad de aumentar tu autoestima para que frente a un acto de desamor, en vez de dar aún más, te sientas ofendida y retrocedas. A partir de ahora las actitudes distantes, frías o de poca consideración deben hacer que te apartes, no que intensifiques la lucha para retener a tu lado a alguien que no te está tratando como te mereces. Pero volvamos a la cuestión principal de este capítulo, la relación entre el corazón y la cabeza: así pues, tu corazón dictamina qué es lo que quieres. Entonces tu capacidad de razonar, de llevar a cabo los sueños intenta acercarte al máximo a aquello que deseas. Pero a pesar de todos tus recursos, de todas tus capacidades… puedes llegar sólo hasta donde puedes llegar, el camino termina donde termina y no hay más. Aquí se establece el punto exacto donde un corazón debe retroceder. ¿Cuál es este punto? Básicamente, cuando la persona en cuestión ha dejado de contar con tu confianza. No puedes basar tu vida sólo en lo que sientes. Lo que sientes lo sabes muy bien, lo identificas con claridad, no tienes ninguna duda de que lo quieres. Pero con esto no es suficiente.  No puedes convertir tu vida en algo absurdo y sin sentido basándote en la certeza de que amas a alguien. Lo que debes decirte es: «Lo amo, ¿y qué? No voy a arruinar mi vida por esto». Aquí
está tu libertad, tu dignidad y la posibilidad de seguir escribiendo tu historia. Pero aunque no lo hayas conseguido, debes felicitarte: sigues a tu corazón y esto significa que:

1. Te escuchas y te respetas.

2. No renuncias a lo que quieres por cobardía, indecisión o falta de sentimiento.

3. Si una relación fracasa, no será porque no hayas puesto el máximo de tu parte. Esta sentencia te ofrece la verdadera tranquilidad vital, la conciencia ubicada y tranquila: conociste el amor, apostaste franca y sinceramente por la relación. Si no llegó a nada no fue porque no cumpliste con tu parte: ofreciste un amor valiente, noble y sincero. No tienes que hacer las paces ni con tu vida ni con tu destino. Estuviste a la altura de los retos de amor de tu vida.

Escuchar al corazón sólo requiere una gran norma básica: seguir el camino pero estar dispuesta a ver, realmente, lo que hay al final de él. Se puede y se debe seguir al corazón pero sin llegar a la ceguera, sin llegar a ver sólo lo que el corazón desee sentir o vivir.

⠀El Amor No Duele.Where stories live. Discover now