El peligro de la autodesconexión

32 2 0
                                    

Tener objetivos tuyos, personales, significa dotar tu vida de un mayor equilibrio. Por tanto, es esencial que te identifiques con ellos. Que formen parte de ti, de tu identidad, de tu vida. Alguien puede amarte o no, pero, como eso no depende de ti, no puedes convertirlo en algo imprescindible ni motivo del fracaso de tu vida. En cambio, tus objetivos parten de lo más profundo de ti, te configuran y son un espejo de tu persona. Además, sólo depende de tu voluntad el hacerlos realidad.
Si no respetas y priorizas los objetivos que has establecido te alejarás de ti misma. Perderás la pista de lo que eres: una persona individual y completa.
Nos escuchamos poco y nos escuchamos mal. Nos obligamos a hacer cosas que no se corresponden con nuestra forma de ser, ahogamos nuestros anhelos más genuinos, renunciamos a lo que más nos importa, nos esforzamos en aquello que no significa apenas nada… y todo ello se traduce en una densa desorientación vital.
Por ello es tan importante tener objetivos vitales, respetarlos y actuar en consecuencia.
Si eres coherente, respetas lo que quieres y traduces en acciones tus deseos, entonces tu orientación vital, tu brújula interna, será cada vez más clara y orientadora. Por el contrario, si lo que realmente anhelas aprendes a ahogártelo sistemáticamente, dejaras de necesitar apenas nada.
Éste es el principal peligro del mal amor, que te aleja tanto de ti que tienes que empezar por reconocer quien eres y lo que deseas en tu vida.
Deseamos algo y llevamos a cabo los pasos necesarios para llegar a aquello a lo cual aspiramos. A veces nuestro deseo choca contra lo que nos conviene y, tarde o temprano, cuando agotemos este camino, tendremos que renunciar a él. Así, nuestros deseos conviven con otras facultades y se realizan siempre que sean posibles y, finalmente, nos convengan. (Recuerda la fábula de una cabeza enamorada de un corazón). En cambio, hay quien practica una cruel autodominación negándose a sí mismo incluso lo mejor de la vida, como si tuviese que demostrarse hasta qué punto es férrea su voluntad, una voluntad tan implacable que acaba por matar el propio deseo, el cual constituye uno de los atributos más fundamentales de una vida con sentido.
Otros sólo hacen lo que desean y menos les conviene y renuncian a aspectos esenciales y beneficiosos de su vida. Esclavos de sus deseos y profundamente desnutridos de lo esencial, vagan famélicos sin descanso ni hogar. Este podría ser el esquema de los protagonistas de un mal amor: uno se ama tan mal que no quiere darse, y el otro se ama tan poco que prefiere entregarse a alguien en lugar de quedarse consigo mismo.
Sin una correcta modulación del deseo, la desorientación, la desconexión personal, el relativismo total —todo da igual o es igual a todo—, acaban por ser inevitables.
Por todo ello, establecer prioridades, determinar tus objetivos, identificarlos con la propia identidad y llevarlos a cabo hace realidad la eterna prescripción del Oráculo de Delfos: conócete a ti misma. Y sólo te puedes conocer descubriendo hasta dónde eres capaz de llegar.
Si no respetas tus prioridades y objetivos vitales te sentirás mal, te desconectarás, te sentirás frustrada y tu autoestima bajará. Te juegas demasiado en no respetarlos, te juegas ni más ni menos que el respeto que te tienes y la satisfacción que obtienes de tu vida.
Si el otro no está y tú misma te has ido: ¿quién te quedará? No puedes abandonarte, te lo debes porque tienes algo maravilloso: una vida por delante.
Antes de pasar a la primera fase de este programa, vamos a tratar otros temas previos y fundamentales como son el contacto con él o la necesidad de que hagas, preceptivamente, deporte.

ESTABLECE UN CONTACTO MÍNIMO

IRRENUNCIABLE SI TE ES NECESARIO

Si tienes contacto con esa persona, establece tu mínimo irrenunciable; por ejemplo, llámalo cada noche, envíale un mensaje cada día o cada semana escríbele un mail. Lo que consideres necesario para ti. Y, a cambio, prométete olvidarte de él o de ella el resto del tiempo.
Actúa como si constantemente recordaras quién eres, qué quieres (que es, como mínimo, si no puedes deshacerte de alguien, no convertirlo en el centro de tu vida) y en lo que estás trabajando (tus objetivos vitales).
Imagínate una persona que realmente quiere y desea priorizar su vida, pero, en cambio, se condena a sí misma a permanecer continuamente pendiente de alguien, acudiendo a sus llamadas, sufriendo sutiles —y no tan sutiles— muestras de desapego, sin desengancharse jamás de una relación que ocupa el cien por cien de su vida a cambio de tan poco… Es una vida tan contradictoria y tan absurda que la única manera de no sufrir es autoengañarse: «Lo sigo viendo pero ya no me importa, tengo asumido que me quiere así». Si trabajas activamente en tu propia vida, llegará un momento en que no soportarás que nadie te trate por debajo de cómo tú eres capaz de tratarte a ti misma. Sólo debes conseguir quererte una décima parte de lo que has llegado a querer a los demás. Te aseguro que el resultado aparecerá más tarde, cuando lleves un tiempo trabajando en tus intereses y objetivos, comiences a sentirte orgullosa de ti misma y, de manera natural y tranquila, empieces a considerar según qué cosas simplemente inadmisibles.
Ten cuidado con el doble discurso, es decir, con creerte que no te importa para poder seguir con la relación. Sufres con el añadido de engañarte, de no poder reconocértelo ni reconocerlo a los demás (¡ni a él!); en otras palabras, te sometes a un estado de sumisión muy sofisticado en el que no puedes ni siquiera expresar tu descontento. Es mejor decir: «Siento que me muero sin ti, prefiero esto a nada porque estoy realmente enamorada». Ya que de este modo por lo menos partes de la verdad que te define: que estás intentado gestionar una relación profundamente deficiente en la que te hace infeliz vivirla y te hace muy infeliz dejarla.
Cernuda dice: te quiero, y quiero decírtelo con el olvido. Sólo cuando amas de verdad a alguien necesitas imperiosamente el olvido, sólo un amor tibio es compatible con una vivencia pequeña y modesta de amar.

⠀El Amor No Duele.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt