Capitulo 3: Primeras terapias

2.6K 312 30
                                    



Espero como tonta frente al restaurante a Lucas. Como siempre llega tarde y siempre tiene una excusa para sus tardanzas. Pero esta vez la cena será de todo menos agradable. Llega unos minutos después y me trata con frialdad y sequedad. Caminamos hacia una de las mesas y antes de yo poder decir cualquier cosa, él se me adelanta.

— Con que ahora trabajas de doméstica en una casa de gente estirada.

— Lucas, no soy ninguna doméstica. Soy fisioterapeuta en esa casa. Nada mas, no entiendo cuál es tu enojo

— Lo que yo no entiendo, es porque tienes que dormir ahí dos veces en semana.

Me cubro el rostro harta de sus escenas estúpidas de celos. Me recuesto en la silla y colmada la paciencia refuto enojada

— ¿Acaso yo critico el no tener ni puta idea de lo que se dedica mi novio de cuatro años? No, no sé a qué te dedicas y nunca me lo has querido decir. ¿Por qué?

— Eso no viene al caso Gardenia.

— Yo creo que si. Quiere saberlo todo de mi pero yo no sé absolutamente nada sobre Lucas Harriet. Pero te diré de qué va mi trabajo, tengo que darle fisioterapia a un hombre rico que está en cama. Dos dias a la semana tengo que quedarme a dormir en su casa. Nada del otro mundo, Lucas.

Agarra mi mano besándola suspira intentando buscar la paz.

— Nena, no quiero pelearme contigo. Tampoco quiero que trabajes, sabes que puedo ayudarte a ti y a tu madre si me lo permites.

— Sabes que no voy a aceptar tal cosa. Lucas, tengo que irme, no he visto a mamá y mañana tengo trabajo, prometo que luego hablamos con calma.

Ceñudo pregunta

— ¿Hasta cuando seguiremos en estas? Gardenia te deseo, como un loco. He estado dispuesto a casarme contigo a lo que me pidas y aún así tú solo me huyes.

— Solo piensas en sexo, eso es lo único que te importa de mí al parecer. Lucas, no me voy a acostar contigo si es lo que buscas.

Dando un puñetazo en la mesa argumenta enojado.

— Dime algo, ¿Me amas?

— Si, lo sabes

— Pues no parece, cada vez buscas más y más excusas para alejarte. Que tengas buena tarde, Gardenia.

Se levanta y se va muy enojado y yo sigo hecha todo un lío. No sé qué pensar y no sé qué sentir respecto a todo esto. Regreso a casa y mamá está sentada junto a la chimenea tejiendo su manta como todas las tardes. Al verme llegar con una sonrisa pregunta como me ha ido el día. Yo quisiera decirle que todo va bien pero la realidad es que estoy enredada.

— Hola mamá, ¿Cómo te sientes?

— Yo muy bien, la que no trae buena cara eres tú. ¿Como va tu trabajo? Cuéntame de qué va

— Pues bien, me va bien y pues solo tengo que darle fisioterapias a un hombre rico. Nada más. Mamá, quiero hablar contigo sobre algo. Se que te cae muy bien Lucas, pero no lo has notado extraño últimamente. No lo sé, está últimamente frío, distante. Insiste en que no quiere que trabaje. Mamá, no sé a qué se dedica.

Mamá sonríe, deja de tejer cruzando los brazos mirándome con algo de curiosidad.

— Hija, más bien creo que estás buscando excusas para encontrarle defectos a Lucas. ¿Qué pasa entre ustedes? ¿Ya no le quieres?

Sentándome a su lado suspiro algo triste

— a ti no te puedo mentir mamá. Siento que no es lo mismo. Ese empeño de Lucas en no querer decirme a qué se dedica me ha desencantado. Y he pensado varias veces en darnos un tiempo. Estoy liada.

180 días para soñar (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora