Capitulo 6: ciento ochenta dias.

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Lo único que recuerdo de ese hombre que frecuentaba a mamá es que es dueño de una inmobiliaria muy importante en la ciudad. Aún sin saber muy bien que es lo que deseo llegar con todo esto, me presento en la inmobiliaria y una recepcionista me recibe con amabilidad.

— Buenos días señorita, ¿En qué puedo servirle?

— Necesito hablar con el presidente de la inmobiliaria por favor

— Claro, ¿tiene cita?

— No

— Disculpa pero sin cita no puede atenderte

— Dígale que lo ha venido a ver Gardenia Williams. Sé que me recibirá al saber quién soy.

Me siento en un diván esperando a que él señor acepte recibirme. No se si estoy haciendo bien pero de alguna manera tengo que entender porque mamá se quiere hundir en esa jodida vida que lleva. La recepcionista sale de una oficina volviendo al mostrador y con un gesto me llama.

— El señor aceptó verla, su despacho es la segunda puerta a mano derecha.

Con los nervios a mil avanzo al despacho. Han pasado años desde la última vez que vi a ese hombre. Apenas tenía quince. Entro a la oficina y él deja a un lado unos papeles recibiéndome algo extrañado.

— Cuando mi recepcionista me dijo que estabas aquí, no lo podía creer.

Sonrio tímida

— ¿Cómo está señor?

— No me digas señor, me llamo Adam y lo sabes. Cuando te vi por última vez eras una niña. Ahora eres toda una mujer y muy linda por cierto. ¿A que debo el honor de tu visita?

Me siento frente al escritorio sin saber exactamente qué hago aquí frente al hombre que por mucho tiempo vi llegar a casa de mi madre, primero con dinero por ella y después con rosas y chocolates.

— Solo..., quiero saber..., poder entender muchas cosas y creo que usted puede ayudarme. Aunque era una niña, sabía desde siempre a que se dedicaba mi mamá. A usted lo veía muy seguido más que a cualquier otro hombre. Llegué a pensar que eras algo más que un cliente para ella. ¿Por qué de la nada desapareciste de su vida?

— Gardenia, no entiendo a qué viene todo esto. Es pasado y no tiene relevancia.

— Para mi la tiene, es mi mamá. La veo sufrir todos los días una vida miserable añorando en el fondo ser amada y no usada. Y está usted..., alguien que le llevaba flores casi todos los días y de la nada simplemente desapareció. ¿Por qué?

El hombre se reclina en su silla algo pensativo y diría que hasta nostálgico. Me mira a los ojos sonriendo tenue.

— El motivo por el cual deje de buscar y ver a Rebecca es porque me canse Gardenia. Fueron muchos años, años en los que intenté que ella se decidiera a dejar esa vida e iniciar una nueva conmigo pero no quiso. Un día solo me sacó de su vida, me dijo que no quería volver a verme, que siguiera mi camino y aunque me dolió, me costó aceptar que era lo mejor.

— Me imagino que ahora tiene su vida, una familia y demás.

Niega con la cabeza

— No, después de tu mamá intente hacer una familia pero no pude. Sentí que no podría encontrar en otra lo que en Rebecca. Pero tú mamá eligió, Gardenia. Eligió seguir su vida sin mi y ya eso no tiene remedio.

— ¿No la ha vuelto a ver?

— Hace quince años que no la veo. Y de verdad no sabría si tendría el valor para verla después de tanto tiempo. Se desencadenaría sentimientos que ya han quedado sepultados. Pero de todas formas, me ha dado gusto verte y convertida en toda una mujer.

180 días para soñar (PAUSADA TEMPORALMENTE)Where stories live. Discover now