Summer Nights

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Desde que tengo memoria siempre que las vacaciones de verano llegaban mamá y yo viajábamos a Australia y visitábamos a una vieja amiga de ella, de esas amigas que son de toda la vida, que, aunque vivan en países distintos siempre hablan y, como era el caso de mi madre y la señora Lee, se visitaban de vez en cuando.

—¿Te sientes bien?— la voz preocupada de mi madre resonó a mi lado izquierdo, le asentí sin preocupación alguna tratando de ocultar el desorden en el que se encontraba mi estómago, aunque al final no funcionó por mucho.

—¡Tienes que decir cuando te sientas mal! Le has arruinado un bolso de 100 dólares a esa amable abuelita, Marcie— le he asentido avergonzada mientras desviaba la vista a mis sandalias, las cuales aún tenían algo de vómito. 

Al salir del aeropuerto un coche nos esperaba, mi madre saludo como si conociera a aquel hombre de toda la vida, dejándome atrás unos cuantos metros —¡Marcie! No te quedes atrás, vamos cariño, sube al coche— debo de confesar que la primera vez que fui a Australia no me gustó nada, ni viajar en avión, ni el transcurso a la casa de la señora Lee, ni la estancia. No me mal interpreten, la señora Lee era un encanto, el problema -al inicio- fue Lee Felix, su hijo dos años mayor que yo.

Allí estaba yo, una niña de cinco años frente a un niño de siete, creí que podría ser su amiga, mamá había dicho que, sin duda alguna, pasaría un verano mágico. Pero con cuatro palabras supe que no me llevaría bien con aquel chico.

—Mamá, ella huele horrible— los primeros veranos nos costó llevarnos bien, pero eso había cambiado, el australiano se había convertido en la mejor compañía para pasar los calurosos días de verano.

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Where stories live. Discover now