Capítulo 27

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Sentía el corazón en la garganta. Estaba claro, moriría antes de llegar al final del tobogán por un paro cardíaco, si, probablemente. Los brazos de Felix me rodearon la cintura, sujetándome con fuerza contra él.
—Tengo miedo— le confesé en voz tan baja mientras abrazaba sus brazos, recargo su mentón en mi hombro con una sonrisa traviesa en los labios.
—Entonces abrázame fuerte— respondió, sintiendo como el sujeto de hace unos instantes impulsó la espalda de Felix, adentrándonos en el interior del oscuro tobogán. 
Iba lento y mi respiración ansiosa se podía apreciar por todo el lugar, poco después pude escuchar como Felix se burlaba de aquello.
—¿Quieres tranquilizarte? No va a pasar nada malo— me dijo entre risas, el tobogán iba lento, así que decidí seguir sus palabras e intentar relajarme.
—No esta tan ¡Mal!— grite lo último cuando la velocidad aumento sin previo aviso, comenzando con la primera vuelta. —¡Felix!— lo llame aterrorizada sujetando sus brazos, el rubio soltó una risa, disfrutando del tobogán.
—No encojas los pies— me indicó con la adrenalina en su voz,
Al cruzar una curva hemos salido a una inmensa rueda destapada, provocando que parpadeara un par de veces para después mirar a Felix por el rabillo de mi hombro.
—¿Cuando se acaba?— pregunté entre lloriqueos no tan falsos, dimos unas cuantas vueltas por la rueda hasta volver al interior del túnel, retomando la velocidad.
¡Era aterrador! Demasiado movimiento brusco, ¡Nunca! ¡Nunca! ¡Jamás en mi vida! Volvería a subirme a alguna de estas cosas.
Poco después sentí que la costilla comenzaba a dolerme por el agarre del rubio.
—Felix— murmuré tratando de mover un poco sus brazos.
—¿Qué haces?— preguntó confundido.
—Necesito mover un poco, t- entonces los brazos de Felix se resbalaron cuando pasamos una curva, soltándole. —¡Lix!— grité con desesperación dándome la vuelta para poder verlo y justo cuando sentía que me alejaba de él de manera rápida su brazo sujeto el mío para acercarnos nuevamente. —¡Quiero bajarme!— llore con fuerza mientras me aferraba a su cuello.
—Marcie— me llamó pero no le hice caso.
—¡Felix quiero salir de aquí!— grite entre lágrimas negando con la cabeza.
—Marcie— volvió a llamarme.
—T-tengo miedo— murmuré alzando unos milímetros el rostro para encontrarme con el del rubio.
—¿Felix?— lo llame sin que ninguno de los dos apartara la vista. Entonces Felix sujetó mi cintura con un brazo, acercando el otro a mi mejilla.
—No te preocupes— susurró y su respiración choco contra mi, fue entonces cuando me percate de la cercanía que había entre ambos, su mano acercó mi rostro hacia el suyo con lentitud, ¡Por Dios! ¿Qué estaba haciendo? La nariz de Félix estaba rozando la mía, ¡Sus labios estaban a milésimas de los míos! ¡Mile...! Olvidenlo, las milésimas de acabaron.
No debía responder a sus movimientos, no debía responder a sus tiernos y suaves movimientos de labios, no debía r... ¡Marcie! ¡Ya está! Había respondido a su beso, le seguía el paso con suma delicadeza para hacerlo igual, los labios de Felix era tan placenteros, tan tiernos, Tan...¡Me mordió el labio!
Lo escuché soltar una risita traviesa por lo bajo terminando con el beso —Estamos a punto de llegar al fin— murmuró y en cuestión de segundos ambos salimos lanzados al agua, siendo sumergidos por el impulso y por supuesto, solté su cuello con rapidez para nadar hacia la orilla de la alberca dispuesta a huir.

[...]

—Marcie, ¿Qué haces en la alberca de los niños?— voltee con rapidez hacía Anne, soltando un suspiro de alivio al ver que se trataba de ella. Me puse de pie, el agua me llegaba a penas a la rodilla. —Te hemos estado buscando desde hace una hora, ¿Pasa algo?
Tobogán, Felix, beso. Negué con la cabeza repetidas veces, por supuesto que no pasaba nada.
—No— le respondí rascándome la nuca.
—¿Estás segura? Te vez— se detuvo un momento a pensarlo para después continuar. —Nerviosa, estás pálida, ¿En serio estás bien? ¿Debería traer a Félix o-
—¡No!— la interrumpí con brusquedad. —No hagas eso, ¿Por qué harías eso? ¡Estoy bien, todo el mundo aquí está bien! No hay porqué hacer eso— respondí soltando una risa desenfrenadamente nerviosa mientras intentaba que Anne dejará de verme como si estuviera loca, bueno... tal vez si me había vuelto loca.
—Esta bien... entonces vamos, tenemos hambre desde hace un rato— respondió, miré la alberca para niños considerando seriamente en quedarme allí y no ir con Anne, era una buena opción, tal vez si quedaba tan arrugada Felix no me reconocería hasta el final del verano. —Vamos— dijo tirando de mi mano para que caminara con ella de una buena vez. 

Y allí estaba yo, sentada frente a una mesa circular con dos chicos, una chica y un ladrón de besos que no sabía lo que era la palabra discreción pues no dejaba de verme ni un segundo.
—Marcie, ¿Por qué estabas en la alberca infantil?— preguntó un Matt curioso, me rasque el cuello evitando la mirada de cualquiera de los cuatro.
—Solo... Es más tranquilo— no era verdad, era el lugar más intranquilo de todos y el más alejado de nuestro punto de encuentro, eh ahí la verdadera razón.
—No has comido nada— murmuró Thomas quien fingía dormir en su silla. Le eche una mirada a Felix quien ya llevaba tres sandwiches.
—Me han robado el hambre...— dije entre dientes observándolo con los ojos entrecerrados y el ceño fruncido mientras no me veía.
—¿De qué hablas?— preguntó Matt confundido mientras volteaba hacia el rubio, tratando de mirar lo que yo miraba, le negué con la cabeza.
—Que estoy muy llena, gracias— le respondí recorriendo mi silla y poniéndome de pie poco después.

¡Quería! ¡Agh! Quería meterle un zape por ocasionar todo esto, ¡Ese gato bobo!

[...]

—Estoy realmente cansada— los brazos de Anne se estiraron con lentitud mientras dejaba escapar un bostezo y subía al camión, le sonreí de lado, a decir verdad yo también lo estaba por lo que no podía esperar un poco más para sentarme en los cómodos asientos del autobús. Seguía a Anne por detrás una vez que estábamos en el interior del camión, pero la mano de Felix me atrajo hacia uno de los asientos delanteros, haciendo que me sentara en el lado de la ventana y él en el del pasillo, no tarde en ponerme de pie para observar a Anne, Thomas y Matt sentados en los asientos de hasta atrás.
—¿Qué haces?  aún hay espacio atrás— le reclamé mientras me volvía a sentar y lo volteaba a ver pero Felix solo volteo a verme sin responder más. Trate de no apartar la vista, en serio que trate, pero al poco rato sentí el calor en mis mejillas y me vi en la obligación de apartar la mirada hacia la ventana, huyendo nuevamente.

¿Les cuento un dato curioso?
Acá entre lector y escritora, soy disléxica XD

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Where stories live. Discover now