Capítulo 16

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La película estaba por acabar y en realidad sentía que ninguno de los le estábamos tomando la atención debida incluso me sorprendía que la bandeja de palomitas nos hubiera durado hasta el final de la función, pase mi mano por la pequeña cubeta y agarre un puñito para después beber de mi refresco.
—Ese es mío— murmuró Felix mientras me volteaba a ver sin ninguna expresión.
—¿Eh?— miré a mi lado izquierdo encontrando mi refresco —Eh... Lo siento— murmuré mientras dejaba su refresco en su lugar, el rubio rió por lo bajo, sujetando su refresco y tomando de él sin apuro alguno, sujete el mío e hice lo mismo guardando silencio nuevamente, regresando la mirada hacía la enorme pantalla. Unos pocos minutos después hemos comenzado a ponernos de pie para caminar hacia la salida de la sala. 

Félix cargaba el bote de las palomitas mientras salíamos hacia el centro comercial, ya no era tan temprano como antes, pero tampoco era tan tarde como para regresar a casa con prisa.
—Vamos a otro lado— habló el rubio mientras soltaba un suspiro, lo miré unos instantes.
—¿A dónde quieres ir?— le pregunté pero este término encogiéndose de hombros mientras comía algunas palomitas que habían quedado.
—Ahí estás— ambos miramos al frente siguiendo la voz del chico que ambos recordábamos de hace unas horas, está vez el chico de la heladería tenía un semblante más serio y molesto, pero parecía tratar de ocultarlo. Su amigo, el silencioso, solo nos observaba como la vez pasada. Solté un suspiro pesado, realmente no quería volver a cruzar palabras con alguien como ellos.
—Vámonos— le murmure a Felix por lo bajo, dispuesta a dar media vuelta y salir por otro lado del centro comercial, Felix me asintió con la cabeza, comenzando a andar hacía el lado contrario al que nos dirigíamos, dejando atrás a los dos chicos, o al menos por el momento. 
Sentía nervios, en verdad que los sentía y lo sabía perfectamente porque las manos comenzaban a sudarme y poco después a temblarme.
—Les estoy hablando— volví a escuchar, sintiendo el tirón en la parte trasera de mi camisa, provocando que retrocediera algunos pasos, dejando a Felix al frente.
—¡Hey!— me queje molesta mientras intentaba zafar mi camisa de su agarre, la gente del centro comercial no tardo en notar la situación y poco a poco comenzaron a acercarse para saber qué estaba sucediendo. Entonces Felix se acercó con calma hasta donde estaba el chico, parándose frente a él.
 —¿No viste lo que ocasionó tu hermanita hace un rato?— le preguntó el castaño, mientras yo seguía forcejeando para que me dejara tranquila. 
—Yo creo que te lo buscaste— le contestó Felix, sonriendo de manera ladina. 
—¿Estás de broma?  Si quieres puedo darte una lección a ti y a ella en este momento— habló el chico que seguía sin soltarme, lo observé con el ceño fruncido y sin pensarlo dos veces le he mordido el brazo con el que me sostenía de la camisa, provocando que el chico me arrojase al suelo entre quejidos. Grité por instinto, sintiendo como mis rodillas comenzaban a arder, Felix no necesitó más para tomar al castaño de la camisa y soltar el primer golpe, alertando al otro chico espectador para que se uniera a ello.  

—¡Felix!— lo llame a la hora de ponerme de pie con algo de torpeza cuando le soltaron el primer golpe en el rostro. —¡Felix!— solté un grito ahogado por las lágrimas, dando un par de pasos con la intención de ir hasta ellos, pero al segundo paso un señor me detuvo. 
—Es mejor no meterse, podría ser peligroso— me advirtió tratando de alejarme del lugar, hacia las demás personas, le termine negado con la cabeza, intentando avanzar nuevamente, pero está vez lo que me detuvo fue la presencia de tres policías, separando a los chicos con rapidez. El rubio se soltó del agarre con brusquedad, caminando hacía mi con paso veloz, tenía el labio reventado y unos cuantos moretones en el rostro, lo mire tratando de limpiar mis lágrimas con una mano y llevándome la otra a la boca, tratando de callar mis jadeos
—Vámonos— habló con brusquedad tomándome de la mano y avanzando entre la multitud a la salida del centro comercial. Por primera vez, su gruesa voz me hizo sentir tan pequeña y vulnerable.

[...]

Caminábamos con rapidez por las calles de Australia, mi mirada estaba en el suelo con el rostro lleno de lágrimas y la mano de Félix estando aún entrelazada con la mía. Poco después me di cuenta que habíamos entrado a una tienda de conveniencia al ver el piso blanco, completamente limpio, Felix compró unas cuantas cosas y después nos encaminó a la barra que había en el establecimiento. 
—Siéntate— habló por lo bajo, le asentí con la cabeza, sentándome en uno de los tantos bancos desocupados, por lo menos el lugar no estaba concurrido. 
—Si llegamos  así nuestras madres nos mataran— musite sorbiendo mi nariz y sintiendo las ganas de querer llorar nuevamente.
—Por eso te voy a tratar esa herida— respondió agachándose frente a mi y sacando de la bolsa una botella de agua oxigenada, algodón y unas cuantas gasas. —Te va a doler— soltó cuando vacío un poco de agua al algodón, volví a asentirle, esperando el tacto del algodón e intentando controlar mis sentimientos, pero en cuanto este a entrado en contacto con con mi piel he intentado retroceder en mi lugar, Felix sostuvo mi pierna, evitando que la apartara. —Hay que desinfectar lo mejor posible, Marcie— murmuró, cuando escuchó que comencé a llorar por lo bajo, no tanto por el ardor en mi rodilla, sino por la situación en si, ¿cómo habíamos terminado en una pelea? 

El rubio termino de limpiar y puso la gasa unos segundos.
—Deja de llorar— me pidió e intente hacerlo, pero era en vano. 
—No puedo— murmure, pasando mis manos por mi rostro para limpiarlo, pero las lagrimas volvían a salir. Lo escuche soltar un suspiro y seguido pude sentir como los labios de Felix depositaban un pequeño beso en mi rodilla. 
—Ya está, deja de llorar— volvió a repetir mientras se ponía de pie, quedando frente a mi. Lo observé unos momentos; un moretón en su mejilla derecha y el labio inferior abierto. Rompí nuevamente en llanto, escondiendo el rostro en su cuello y aferrando mis manos a su cintura.
—Lo siento.— solté a duras penas —Lo siento mucho— repetí , sintiendo las caricias de Felix en mi espalda.
—No tienes que pedir disculpas, no fue tu culpa, Marcie— respondió buscando mi mentón con su mano para que volteara a verlo. —Perdón por no defenderte desde un inicio—




Les cuento:
Ayer tuve una crisis a mitad de la noche, ¿Adivinen quien se cortó el cabello con unas tijeras más viejas que el universo? :'D 

Summer Nights || Lee Felix || Stray Kids ¡Publicado En Físico!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz