Capítulo 17

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Narra Mike:

Ya habían pasado unas cuantas semanas después de aquella noche de Halloween. Sin duda después de lo sucedido protegía a Will a toda costa, no lo dejaba solo ni un instante, no quería que Troy vuelva a hacerle algo.

Max después de esa noche dijo que no volvería a tomar, pero ya estamos en vísperas navideñas, así que lo dudo mucho.

Era 24 de Diciembre, todos mis amigos se fueron del pueblo para ir con sus familias, a excepción de mi, que me quedé en Hawkins.

Esta mañana me levanté con pereza, bajé al comedor, y vi a mi familia ya desayunando.
—Buenos días —dije sonriendo.
—Buenos días, cariño —dijo mi madre con una sonrisa—, puedes servirte, solo ve por tu plato —me dirigí a la alacena y tome un plato hondo y otro plano.

Me senté al lado de Nancy, quién ya había terminado de decorar sus panqueques con fresas y salsa de chocolate, no sé por qué siempre hacia eso, de todas formas el alimento siempre quedará en su estómago.
Tomé dos, a uno le puse miel, y al otro salsa de chocolate, puse un poco de fruta al lado de los panqueques y en mi plato hondo puse leche para comer después con cereal, me paré al instante de la mesa y me dirigí a la cocina para prepararme dos huevos estrellados, y regresar a la mesa.

Mi madre me vio impresionada y boquiabierta.
—Hijo, ¿No crees que es mucho? —preguntó mi madre asombrada.
—Tengo hambre —dije sonriendo y encogiendome de hombros. Nancy me volteó a ver y soltó un suspiro.
—El amor abre el apetito, ¿No crees, Mike? —dijo divertida en un tono que solo yo pudiera escuchar, eso me llevo a atragantarme con mi jugo.
—E-eso creo... —dije algo nervioso.

El resto del desayuno pasó tranquilo, cuando terminé con mi comida llevé los platos al lavabo y me quité, pero antes que saliera de la habitación Nancy me habló.
—Claro, aquí no lavas los trastes que ensucias, pero en la casa de los Byers hasta limpias la casa —dijo "ofendida".
—¿De que hablas? —cuestioné confundido.
—Sé que aquella vez que acompañaste a Will a su casa, después de aquella fiesta, ayudaste mucho, la otra vez Joyce me estaba hablando de eso —dijo encogiéndose de hombros—, ahora lava los platos que ensuciaste y de paso el mío.

Tomé su traste de mala gana y fui al lavabo.

Cuando terminé me dirigí a la sala y me acosté en el sofá, encendí el televisor y empecé a cambiar los canales.

—¡Mike!, Voy a hacer unas compras para la cena de mañana con Nancy y Holly, ¿Quieres venir? —preguntó mi madre desde el marco de la puerta.
—Claro —respondí al instante, apagué el televisor y caminé a la puerta, subimos al auto y nos dirigimos al supermercado.

Al llegar bajamos y entramos, tomamos un carrito y empezamos a caminar por los pasillos. Mi madre estaba muy distraída viendo los precios y que ingredientes comprar para la cena. Yo estaba muy aburrido y solo me limitaba a fastidiar a mi hermana mayor, mientras tanto Holly veía unos juguetes que estaban cerca.

Ya estaba empezando a fastidiarme, creo que en venir no fue una buena idea, hasta que escuche una voz conocida.

Alcé mi mirada, vi a la señora Byers hablando con mi madre, al verla, deduje que Will debería de estar con ella, por lo cual empecé a buscarlo con mi mirada, pero no veía nada, hasta que alcancé a ver que se acercaba por un pasillo corriendo.
—¡Listo!, Aquí tienes —dijo entregándole a su madre una caja de harina.
—Will... —dije suave, al escuchar eso él me miro y me dedico una hermosa sonrisa.
—Mike... —dijo de igual manera.
No decíamos nada, solo... Sonreímos

—Will, es hora de irnos —dijo Joyce tras él, el castaño asintió y se acercó a ella—, un gusto en encontrarte, Karen, y gracias por la invitación, estaremos ahí a las 8:00 P.M —al escuchar esto voltee a ver a mi madre asombrado, pero ella no lo notó, miré a Will quién al parecer estaba igual que yo.
—El gusto es mío, los esperamos mañana para la cena —respondió mi madre dándole un abrazo a Joyce.

Miré a Will, tenía muchas ganas de abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que lo quería, pero no podía...
—Adiós, Am... —hice una pausa al notar lo que iba a decir—, Will... —dije algo sonrojado.
—Adiós, Wheeler —dijo sonriendo.
Antes de que se diera la vuelta le guiñe un ojo, coqueto, a lo que hizo que se sonroje y bajara la mirada, sonreí ante su acción y me despedí con la mano.

Al llegar a la casa, ayudamos a mi madre a bajar las compras del auto y acomodarlas en la alacena.

—Mamá... ¿Por qué invitaste a los Byers a la cena de mañana? —pregunté curioso.
—Bueno... Will y tú han sido muy cercanos últimamente, justo como de antes, y quise invitarlos para que pasen ese día juntos... Aparte, Jonathan es el novio de tu hermana —dijo sonriendo y al final soltar una pequeña risa—, ¿Por qué la pregunta?.
—Por nada... —respondí nervioso. Al parecer mi madre notó esto y habló preocupada.
—Hijo... Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿Cierto? —cuestionó levantando una ceja.
—Si, lo sé... —suspiré y me despedí de ella para despues subír las escaleras dirigiéndome a mi habitación.

25 de diciembre.

Narra Mike:

Quedaban pocas horas para la cena, estaba muy nervioso, mi cuarto estaba lleno de camisetas tiradas por todas partes. Ahora me encontraba haciendo un nudo para mí corbata, lo cual era inútil, hace años que no uso una, aún que nunca aprendí a ponerla.

Escuché que la puerta de mi habitación se abrió y me encontré con Nancy, al parecer ella ya estaba lista para esta noche. Ella al ver todo el desorden que tenía en mi habitación quedó asombrada y me miró de la misma manera.
—El amor te trae loco ¿Eh? —dijo divertida cruzándose de brazos—. Déjame te ayudo con eso —se acercó a mí para acomodarme bien la corbata.

Se veía muy concentrada en lo que hacia, en este momento solo era ella y yo, así que decidí hacerle una pregunta que desde que ella sabe que estoy con aquel castaño tengo duda. Más nunca pude hacerla ya que no se presentaba la ocasión.

—Nance... —empecé a hablar calmadamente, ella me respondió con un "mhh" para que siguiera—. ¿Por que me tratas así? —ella al escuchar esto frunció el ceño y me miró confundida—, ya sabes... Me sigues tratando como siempre lo has echo... Aun sabiendo lo que soy... ¿Por qué?.

—Mike, eres mi hermano, no voy a cuestionar tus preferencias ni nada, sé que realmente amas a Will, aún que él no sienta lo mismo por ti —esas últimas palabras me dolieron, aún que tenía que admitir que es cierto—, pero... Sé que él tarde o temprano verá que eres un gran chico, y se dará cuenta que tú eres lo que él realmente quiere, es decir... Por alguna razón te dió una oportunidad ¿No? —dijo sonriendo, haciendo que esa sonrisa se me contagiara—, quiero que sepas que eres mi hermano, y eso nunca va a cambiar, aun sabiendo de tus preferencias. Por esa razón te trato como siempre, son tus gustos, no voy a juzgarte por eso —me miró a la cara dedicándome una cálida sonrisa, yo se la regresé y me dió un abrazo—, ahora a terminar de alistarse, que tú príncipe azul no tarda en llegar —dijo volviendo a tomar mí corbata y terminar de amarrarlo, me acomodó mi camisa y salió de la habitación.

Me miré al espejo y sonreí. Tomé mi saco y me lo coloqué, en solo saber qué vería a Will me ponía nervioso, tomé todas las camisas que tenía regado por mi habitación y las coloqué de nuevo en el armario, me dirigí a la puerta y di una última vista adentro de mi cuarto para asegurarme que lo había dejado limpio. Al no ver nada más cerré la puerta y bajé a la sala.

Enséñame a Amarte // Byler Where stories live. Discover now