Desconsuelo

1.5K 141 26
                                    

  — Señor... —Citó con calma Nathaniel mientras entraba al oscuro cuarto. A pesar de que podía ver por la luz que se filtraba a través de las cortinas se tomó la libertad de encender el candelabro, al hacerlo pudo ver mejor a su jefe; aquel deprimido y fatigado rostro hizo que el asistente se arrepintiera levemente de haber iluminado el cuarto— Ya organicé todo, los pasajes están comprados y será en un vuelo privado, no tiene de que preocuparse.

— Olvídalo... Quema esos pasajes.     

  Nathaniel suspiró cansado ante las palabras de Adrien, el estado en el que se encontraba era entre enervante y taciturno. El actor se encontraba sentado sobre un largo sofá color musgo, cubrió su rostro con ambas manos, luego se froto los ojos y exhaló con lamento.

— No se lo estoy preguntando señor, tomará ese avión y nos iremos. París no es en absoluto una opción, estamos jugando con el tiempo y-

— ¡No me iré de aquí! —Interrumpió con gran enojo el triste hombre, aún así su amigo no dio ni un paso atrás— No voy a huir de esta ciudad otra vez....

— Entonces levántese y vaya al hogar de los Couffaine, suicídese si eso quiere. O simplemente salga a la calle por más de cinco minutos, estoy seguro que ellos darán con usted rápidamente, no han dejado de buscarlo —Adrien frunció la mirada y escondió la cabeza entre su encorvada postura, su asistente se acercó un poco más hacía él— Se habrá dado cuenta que es agotador estar organizando mudanza tras mudanza por los diferentes hoteles en la ciudad, todo para resguardar su seguridad señor, que parece no importarle. 

— Vete si es tan complicado ¿Quien te está pidiendo que hagas algo? Solo lárgate.

— Esta conversación la hemos tenido varias veces a lo largo de este mes, ya comienza a ser exasperante el como te repites Adrien. No me mires, pero presta atención. Lo que sucedió no cambiará aunque pases toda tu vida sentado en este cuarto. Las locaciones se acaban, por suerte aún no hay ninguna causa penal que evite que nos vayamos del país, demos gracias que no hay forma de probar ninguna visita de la joven a la mansión.

  Adrien Agreste levantó la cabeza al escuchar esas palabras de Nathaniel, sus manos apretaron con fuerza el borde del asiento.

— Me das asco.

— Lo lamento, perdón por hablar con franqueza pero las cosas son así y sinceramente este constante estrés está agotando mi paciencia. Tomará ese avión mañana, lo hará. 

  El pelirrojo empleado se agachó en cuclillas nivelando su altura con la de su sentado jefe, miró sus ojos.

— Por última vez, no es su culpa, no lo es. Fue un suceso, uno lamentable pero...

— ¿Pero qué? ¿Nadie es culpable? Por favor Nathaniel, cierra la boca. Yo le di el Miraculous, yo causé su dependencia hacía mi, y yo fui el último en verla, fue mi estúpida boca, mis malditas palabras quienes la arrojaron a ese inestable estado... ¡No quiero que intentes convencerme de lo que no es! ¡Sí soy culpable!

— Podemos tener esta misma conversación fuera de Francia, tomaremos el vuelo.

— ¿Acaso no tienes alma? ¿Como es que no te molesta siquiera un poco lo que está pasando?

— Era una buena niña y claro que me molesta, pero no la encontrarán antes porque yo me quede. No eres parte de la policía, tampoco eres un portador, nada que puedas hacer reemplazará el trabajo de los investigadores y el de su madre. Tienes que distinguir la realidad, alguien tarde o temprano notará que aún estás en la ciudad y todo terminará en un horrendo final... De la forma que quieras verlo, no eres más o menos culpable quedándote, y menos yéndote lejos.  

— ¿Sabes lo que pensé la última vez que la vi..? Que era hermosa, y no simplemente hermosa... Realmente su belleza hipnotizaba... Pero no se lo dije, esa noche no la halagué de ninguna forma, solo la herí... Es una niña Nath... Y estaba ilusionada, quien sabe cuánto tiempo estuvo arreglándose para esa noche, yo solo quebré su corazón en pedazos como un despreocupado idiota.

— Es una pena... Pero no puedes cambiar el pasado. No tenías forma de saber lo que ella pensaba, aún menos lo que planeaba...

  El silencio invadió la habitación, Adrien bajó la mirada al suelo con resignación. El asistente apoyó la mano en el hombro de su jefe hasta que este rompió el silencio con una quebrada voz.

 — ¿Crees que la encuentren pronto...?

— Ya sabes lo que opino... Ojalá que no. Teorizan que fue una mafia asiática ¿No? Los registros que conseguí de alguna en estadía en aquella semana muestran dos, y ninguna es de un bajo peldaño. Legalmente innacesibles para la policia, violentas y de escasas apariciones públicas. Si permanece desaparecida, quizás sí este viva... 

       

                

LouisaWhere stories live. Discover now