Jaque

1.2K 139 56
                                    

  Eran las doce del mediodía y las hermanas se encontraban disfrutando de una serena caminata por el bosque de Boulogne, aunque el clima no era del todo favorable Louisa podía imaginarse, al recordar su adolescencia, el natural esplendor de la flora en primavera que tanto le había maravillado en el pasado. Recorrían los senderos tomadas del brazo, el andar de las gemelas era lento debido al avanzado embarazo de Louisa, aún era sorprendente para Emma admirar como el delgado cuerpo de su hermana podía soportar tal pesada carga con cierta naturalidad. 

— ¿Seguirás faltando a tu cursada? Ya casi será un mes, no quisiera que tu promedio descienda por mi culpa...

— No puedo creer que lo menciones, al lado tuyo esas cosas ni importan —Recostó ligeramente la cabeza sobre el hombro de Louisa— Siempre estarás en primer lugar.

  La joven en cinta tenía un ligero dolor al caminar, sentía la necesidad de sentarse pero hacía poco que comenzaron el paseo y había sido ella quien quiso visitar Boulogne en primer lugar; continúo andando. La calma las rodeaba, junto con la soledad de un lugar turístico fuera de temporada, Louisa quiso hablar sobre un asunto que la venía molestando; lo necesitaba hacer sin evidenciar el disgusto que le causaba. 

— ¿Por qué sales con Matsuo?

— ¿Eh? —Emma miró intrigada a su hermana, le resultaba curioso el repentino tema de conversación. Asumió, observando que Louisa seguía manteniendo su vista al frente, que no se trataba de un comentario al azar— ¿Te molesta de alguna forma? Yo lo quiero, pero te amo más a ti, si quieres que lo deje lo dejaré...

  Louisa cerró los ojos, volteó y miró a su hermana con una amable mueca. Era una oferta tentadora, sin lugar a dudas, pero de aceptarla debería explicar demasiadas cosas. Hacía tiempo había analizado el dominó de verdades que caerían junto con Tsurugi, era demasiado riesgo por ahora, ella esperaría al parto con tranquilidad y luego pensaría con que pasos proseguir; con el tiempo había aprendido que los impulsos solo traían problemas. 

  Ademas, Matsuo no se iría de París, o de Francia. Siempre estaría disponible para que Louisa declarara su jaque mate, o al menos eso esperaba, ella le había prometido un falso silencio en aquella única y última charla que mantuvieron. Él había conseguido robar unos segundos de soledad junto a la reacia embarazada, la tomó por sorpresa y suplicó perdón. Según Matsuo era joven y no sabía lo que realmente había hecho, claramente a Louisa no le importo en absoluto sus venenosas escusas, de haber podido habría estirado ambos brazos para asfixiar a esa asquerosa rata pero, sin denotar emociones negativas, asintió diciendo que entendía lo sucedido y no diría nada. La lengua le dolió una semana entera luego de habérsela mordido tanto para no insultarlo. 

— No te pongas tan a la defensiva, solo me pareció curioso que siguieran en contacto después de tanto tiempo. 

— Perdón, supongo que últimamente llevo las cosas a los extremos, es que no te quiero incomodar... No es exactamente un desconocido para ti, creo que eso me estuvo molestando más a mi que a ti —rió con un ligero nerviosismo— Realmente no pasó como crees, de hecho no hablamos desde hace años, específicamente desde que bueno —Emma tragó saliva, sus ojos se humedecieron ligeramente— Te alejaste, pero cuándo entré en la universidad me lo crucé y las cosas se dieron, supongo...

— Oh, ya veo... De igual fo-

  Louisa se aferró con fuerza su vientre, un dolor intenso tomó control de su cuerpo. Emma se asustó al escuchar los alaridos gemidos de su gemela, la sostuvo por la espalda intentado que se mantuviera de pie.

— ¡¿Que sucede?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Estás bien?!

— ¡No! 

  El pánico se hizo presente para ambas, Louisa jamás había sentido ese dolor antes, ni siquiera en el parto de Ming. Algo estaba mal.

— ¡¿Y-Ya vienen?! 

— ¡No! ¡Aún faltan muchas semanas!

  Emma recostó nerviosa a su hermana, temblando tomó el celular del bolso pero antes de marcar algún número Louisa la detuvo agarrando la manga de su abultada campera.

— Usa el mio... —Logro decir conteniendo su sufrimiento— Llama... Llama al contacto "embajada", es su padre, y si, si está en el país... ¡Luego llama a una maldita ambulancia!  

— ¡S-Si!

  Emma lo hizo sin cuestionar nada, no tenía el raciocinio necesario para pensar en nada más que el bienestar de su hermana.            

  

          

            

      

LouisaWhere stories live. Discover now