Amor

1.7K 151 58
                                    


  Era curioso para Adrien observar que quien estaba siendo la voz de la razón era su pequeña, o ya no tan pequeña, Louisa. Él se negaba a dejarla abandonada en ese cuarto y actuar como si nada hubiese ocurrido, en cambio ella, con un admirable coraje, le explicaba a su rey que esa noche era imposible que huyeran juntos, otra ocasión podría ser más menester de tal osadía. 

— No quiero que te hagan daño... —Había susurrado Louisa recostada sobre su más preciado amor, acariciaba las manos de Adrien con una infantil ternura— Seguro has entrado aquí en el cambio de seguridad, cuándo los hombres de Tiang deben darle paso al servicio del hotel. No hay un momento así de indicado para mi, ellos solo están aquí para vigilarme...

  Adrien se encontraba reacio en aceptar la idea de volver a separarse, pero lamentablemente Louisa estaba en lo cierto. Él podía darse el lujo de abandonar el cuarto si así lo quisiese, también el hotel, por el contrario su adorado tesoro estaba sujeto a esas cuatro paredes; jamás pasaría desapercibida si, mencionado por la misma Louisa, todo el personal de Sasayuri recibía una ostentosa propina al mantener sus ojos sobre ella.   

  — No lo entiendo... ¿Por qué? —Pronunció Adrien entre lamentos, aferrándose con más fuerza a la joven— ¿Como te sucedió esto..?

  — No es un buen momento para contar una larga historia... Solo diré que me vendieron al mejor postor, dos veces.

  La muchacha hizo una mueca al bajar la mirada con aceptación, el adulto aún observaba con sorpresa la madures y extraña costumbre con la que Louisa hacía referencia al probable tormento que había sufrido; con más asco rechazaba la idea de abandonarla. 

— La primera, fue un amigo, o eso creía que era... Vendió mi Miraculous a los Masayoshi, conmigo en el paquete, claro, pero obvio yo no les importaba en absoluto.

  Apenas había comenzado a relatar los sucesos y la información que Adrien estaba recibiendo ya le resultaba demasiado tormentosa. El tono en la voz de la dama era tan cotidiano que denotaba desapego hacia aquellos recuerdos, como si no le afectasen, aún así el galardonado rubio buscó la mano de Louisa para aferrarse con fuerza, demostrándole todo su apoyo.  

— Otra persona no puede usar tu Miraculous si primero no renuncias a él, use esa carta a mi favor y los convencí de que el anillo solo funcionaba conmigo. De todas formas me lo quitaron, obvio, era una amenaza constante, pero al menos aseguré mi cabeza.

  Agreste se encontraba rodeando a la delicada muchacha con sus brazos, el tatami debajo de ellos era cálido y contrarrestaba la fresca brisa que se filtraba desde el jardín. Cada segundo que pasaba él admiraba con más pasión a su antigua alumna, su inteligencia y valentía eran dignas de una gran heroína. "¿Que habría sucedido si nada de esto hubiese pasado?"   

— Tadashi Masayoshi me entregó como parte de pago a los Huǒ fēng liderados por Tao Tiang, en esos días tenía menos valor que ahora pero había un trato detrás... Lo que resultó en que tuviese que cambiar un poco mi estrategia, les terminé diciendo que si yo permanecía cerca del Miraculous y el portador estaba bajo mi enseñanza, si podía ser utilizado por otros. Al nacer el primogénito de Tao, Ming Tiang, fui su nana y le he enseñado desde la cuna todo lo que sé. Su madre murió hace poco, eso fomentó su entrenamiento junto a mi y no tuve otra opción más que renunciar definitivamente a los poderes, haciendo portador al niño quien cumplió todas mis condiciones.  

  Adrien acariciaba con cuidado el cabello de la joven, intentaba aliviar lo inconsolable. Si bien a primera vista parecía una travesía con daños menores, él estaba más que consciente de que aquella historia no era más que una burda censura de lo que en realidad sucedió. 

LouisaWhere stories live. Discover now