Alma Gemela

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  El sol era realmente cálido aquel día, había una ligera brisa en el ambiente que creaba un clima casi perfecto. Louisa pensó en que era un muy buen día para salir a pasear, cualquiera pensaría eso, incluso su querida hermana o Adrien. Ella meditó, mientras se alejaba de Matsuo, sobre la idea de que su rey y Emma estuviesen nuevamente juntos, quizás en un picnic, quizás Emma lo había manipulado para ir a un parque; siempre le habían gustado a la pequeña maldita. 

— Y por eso me encantas...

  Si lo escuchó, pero no le dio importancia, no volteo. Tenía muchas otras cosas más importantes en las que pensar que lo que susurrara el convaleciente franco-asiático.

— ¡¿No crees... Que es fantástico?! 

  Matsuo con esfuerzo alzó su postura nuevamente, primero una pierna y luego la otra, todo mientras apretaba su herida contra su ropa en un intento por detener el sangrado.

— Otras chicas son tan aburridas... Pero tu, tu y yo somos tan similares. Tenía... Dudas, pero si me amas, claro que también lo haces... Quizás no me di cuenta antes, pero ahora noto tus pequeños mensajes Lou... Pudiste haberme hecho una herida de verdad jaja... O llevarte la moto, pero me quieres vivo, me quieres...

  Louisa no detuvo su andar, pero si reaccionó a aquel comentario con una cara molesta; estaba en lo cierto, pudo haber sido más ruda con él, sin embargo consciente o inconscientemente solo le había hecho una rabieta con aquella puñalada.

— ¿No crees que estamos conectados? Desconfiaste de mi, pero atacaste primero... Yo tambien desonfié de ti Louisa.

  Como si ambos hubieran estado en una habitación vacía, solos, el sonido del seguro de una pistola retumbó en los oídos de Louisa a pesar de la distancia. Ella se detuvo en seco, su corazón comenzó a latir más rápido.

— Jaja...ja Debiste robar esto mi lady, no caer en la tentación de robar algo que decidí mostrarte.

— Matsuo... —Comenzó con una voz serena y positiva— Siempre me supiste leer, más que nadie... —Tragó saliva y continuó— Debe ser porque somos iguales, tienes razón, seguramente estamos destinados a estar juntos.

— ¿Ves...? Me alegra que reconozcas eso.

  Matsuo disparó dos veces en dirección a Louisa. El estruendoso sonido no le dió tiempo a reaccionar, una de las balas atravesó su hombro derecho con brutalidad, ella sintió que alguien la había empujado con todas sus fuerzas de un lado de su cuerpo; el impacto causó que esta cayera de frente al suelo. Louisa volteó lo más rápido que pudo y con una mano izquierda temblorosa sostuvo su hombro para detener el sangrado. El chico se había acercado con un caminar lento justificado por su herida, sin embargo su rostro de satisfacción disociaba de su realidad corporal o estado anímico. 

— Vaya, ahora sí estás perdiendo mucha sangre... —La joven se alejaba por inercia misma del chico, arrastrándose con la espalda— Esto duele —Matsuo señaló su estómago con la mirada— Pero el ser humano tiene solo 5 litros de sangre en todo el cuerpo, no es nada ¿No crees? No sé cuánto te queda Lou, o quedará.

— Matsu, por favor... No...

  El chico volvió a apuntarla con el arma, esta vez a la cabeza. La joven negó aterrada.

— Tira la daga.

— Matsuo...

— Tira mi daga.

  Louisa obedeció titubeante por los nervios y con dificultad tomó el filoso objeto del bolsillo de su jogging,  luego lo apartó de ella y soltó al suelo. Matsuo pateó despectivamente la daga dejándola inalcanzable para ninguno. 

— Buena chica. Anda, vamos a comer algo antes de que te desmayes. Necesitamos vendas para ambos ¿No?

  Louisa asintió sin despegar la vista del cañon del arma ¿Tendría más balas? ¿Cuántas había usado ya? ¿Cuántas balas usaba ese modelo de pistola? No podía recordarlo, no sabía qué hacer.

— ¡Vamos, levántate! Te ayudaría pero me apuñalaste maldita, vamos, te disparé en el hombro, no en la pierna. Aunque debería, no me tientes.

LouisaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora