III─ Talk with me

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Miraba en el televisor cualquier basura que daban en él. Realmente no me interesaba mucho, era más bien para no sentirme tan sola en la habitación que Tony me había dado, que era literalmente del tamaño de un departamento.

Y sin imaginar el armario, era de el tamaño de un baño. Y sin imaginar el susodicho baño, del tamaño de una habitación normal.

—¿JARVIS?

—¿Sí, señorita Stark?

—Potts —aclaré —. ¿El televisor trae Netflix?

Al instante se lo coloco, señorita Stark.

Rodé los ojos. En mi televisor aparecieron las letras rojas y el fondo negro de Netflix, sonreí satisfecha. Tomé el control y coloqué lo primero que encontré, Supernatural.

—Talvez estar aquí no es tan malo —susurré, sonriente mientras admiraba la belleza de Jensen Ackles, Misha Collins y Alexander Calvert.

Esta serie es vida...

—Señorita Stark.

Bufé y coloqué en pausa la serie.

—Voy a ignorar el hecho que me acabas de decir Stark, ahora, ¿qué?

El Señor Stark toca su puerta.

Hice una mueca de desagrado.

—¿Algo se le perdió?

Quiere hablar con usted.

Rodé los ojos, ultimamente hacia mucho eso.

—Dile que no estoy.

—Ya estoy adentro de todos modos, mocosa.

Su molesta voz de "sabelo-todo" retumbó como eco por toda la habitación. Fruncí el ceño observando como tomaba una silla y la colocaba frente a mi cama cubriendo el televisor, justo enfrente de donde yo estaba sentada en la cama.

—¿Ahora qué quieres?—pregunté —. ¿Mamá ya llegó?

—Pepper sigue en su viaje—enarca una ceja—. No quiero nada.

—¿Entonces por qué estás aquí?

—Porque voy a hablar.

—Pues si estás aquí por algo.

—¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Acaso te hice algo? Según yo, solo nos conocemos de un día.

Sonreí ampliamente.

—No eres mi padre.

Rodó los ojos.

—Eso ya lo sé, no has parado de recordármelo desde que llegaste...

La anciana dice qué —tocí por lo bajo.

—¿Qué?

Mordí mis lábios para no reír, al instante, él captó mis palabras y frunció el ceño.

—Sí, sé que no soy tu padre, pero debe haber otra razón lógica para esto.

Me encojo de hombros con una expresión más seria.

—Mamá y yo nunca necesitamos de un alma masculina en nuestra casa que nos provea un futuro. Ella luchó por todo lo que tiene ahora, incluso luchó por tí, ella siempre se preguntaba ¿cómo transformas un mujeriego en una persona con corazón?

Él me escuchaba atento.

—Ni yo misma sabía la contestación, ella te amaba desde el principio, pero tuvo que aguantar que te acostaras con cualquier zorra de piernas bonitas durante una borrachera, ¿no? Ella siempre luchó por mi, para que tuviera una vida feliz ¿Tú? Tú solo forjaste tu propio destino, pues siempre tuviste todo en bandeja de oro.

Me observó sorprendido ante mis palabras. Analizando todo lo dicho, procesandolo.

—¿Qué pasó con tu padre?

Un dolor se instaló en mi pecho. Abrí los ojos de golpe ante su repentina pregunta, que no tenía nada que ver con el tema. Nadie antes me había preguntado por mi padre, pues como siempre estaba en buenos colegios la gente pensaba que era mi padre el que trabajaba para Tony Stark y no mi madre.

Nunca me había parado a volver a recordar los sucesos de mi padre y no lo pensaba volver a hacer, era un pozo negro en mi pasado que solo recordaba cuando ciertas fechas aparecían.

—¿Jema?

Reaccioné ante su llamado. Fruncí el ceño y gruñí.

—¿Qué te importa? —espeté, levantándome de la cama y saliendo de mi propia habitación dejándolo solo.

Editado.

starkWhere stories live. Discover now