V─ Avengers

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Tony estaba sentado frente a mi, en sus manos traía una taza de café. Yo traía una de Vainilla Francesa. El gran detalle es que ninguno había apartado la vista de el otro, en una batalla de miradad que estaba más que dispuesta a ganar.

Una risa se escuchó a nuestro costado, Tony volteó solo por un segundo, uno que fué suficiente.

- ¡Já! - Le señalé - Ya estas oxidada, anciana.

Él gruñe y fulmina a los que estaban ahí. Eran Clint, una castaña, una peliroja y Steve iba distraído junto a ellos.

- No puedo creer que ustedes sigan con eso - Ríe Clint sosteniendo su estómago.

- Buenos días, Jem - Me saluda Steve, le sonrío.

- ¡¿A él le sonríes?! - Casi grita Tony señalando a Steve - ¡Él es la anciana, no yo!

Rodé los ojos.

- Ya superalo, playboy retirado - Digo. La castaña ríe junto a Clint, mientras que la pelirroja me mira extrañada - Jema Potts.

- Wanda Maximoff - Saluda la castaña, abro la boca como plato.

- ¡Increíble! Eres la bruja escarlata, admiro tus dones.

Ella sonríe tomando algo de el refrigerador.

- Y tú debes ser Romanoff - Volteo a la peliroja, quien se encoje de hombros.

- Tu debes ser la Señorita...

- Potts - Aclaré antes que terminara - Señorita Potts, no Stark, primero me tiro por ese balcón - Señalo el balcón no tan balcón, en donde entraba y salía Tony en su traje cuando era necesario.

- Todos te reconocen como Stark.

Volteo a Tony fulminandolo con la mirada, él se encoge de hombros

- Solo los Vengadores conocen tu existencia, es por razones para protegerte - Termina la peliroja

- ¿Protegerme de qué?

- De personas que te quisieran hacer daño a cambio de que le demos algo. - Informa Tony, abro los ojos de golpe.

- ¿Me van a secuestras por tu culpa?

- Por ahora, no - Dice sonriendo, lo fulmino.

- Mi mamá te dejaría al instante si algo me sucede, lo sabes, y si me disculpan, hoy tengo que salir.

Con eso, me levanté de la silla y dejé la taza en el mesón, encaminandome a el ascensor.

- ¿A dónde demonios crees que vas? - Tony me sigue.

- No eres mi padre - Ya puedo imaginar a Stark rodar los ojos.

- Tu madre me puso a tu cargo, debo saber a donde sales y a donde no, además que tienes que ir con guardaespaldas y conmigo.

Volteo a él fastidiada.

- Pues arreglate, playboy retirado, que el horario de visitas es en dos horas y es una hora de camino desde aquí.

Él frunció el ceño, pero no puso oposición.

starkWhere stories live. Discover now