stark

VII─ Dad

Lo observé sentarse frente a mi, tomé el teléfono que ahí había a la vez que él, quién me miraba con soslayo.

— Hola, papá.

Él sonrió debilmente.

— Hola, Jema.

— Traje tus medicamentos.

Abrí la puertita de metal que había en la parte baja de vídrio y deslizé el paquete por la mesa hasta que él la tomó al otro lado.

— ¿Cómo estas?

— Muy bien — Sonreí.

— ¿Cómo está tu madre?

— Bien, está en un viaje de negocios desde hace unos días.

— ¿Te estás quedando sola? — Pregunta preocupado. Me sentía tan extraña con esa faceta de él.

— No, me estoy quedando con mi padrastro.

Él traga saliva.

— ¿Te trata bien?

Asentí.

— ¿Él la hace feliz?

Volví a asentir. Él suspiró y colocó una mano sobre el cristal.

— Me alegro que por fin encontrara aguien que la aprecie deverdad.

Una lágrima corrió por mi mejila pero al instante la removí.

— ¿Porqué eres bueno ahora? ¿porqué tuviste que quedar bajo rejas para que cambiaras de una maldita vez?

Lo escuché sollozar.

— Nos vemos en dos semanas papá.

Me levaté y dejé el teléfono donde estaba. Él al instante se levantó de la silla y comenzó a gritarme que no me fuera, pero no volteé. Incluso escuché como golpeaba el cristal. Varias lágrimas bajaron de mis mejillas. Pasé por el lado de James, quién me susurró algo que no logre escuchar y salí de ahí.

— ¡Jema! — Escuché el grito de Tony a mis espaldas. Al instante limpié mis lágrimas y miré al suelo mientras caminaba a la salida.

— ¿Qué quieres, Tony? — Digo, intentando que mi voz no sonara rota pero era imposible. Siempre que salía de aquí era llorando, no quería recordar mi pasado, pero tenía que ir ahí. Después de todo, él era mi padre.

Llegamos a las afueras de la prisión, donde Happy nos esperaba. Ambos subimos a el auto y luego subió él, arrancando el auto.

— ¿Porqué no me lo dijiste?

— Porque no eres mi padre — Intenté sonar animada, pero de nuevo fracasé.

— ¡Se que no soy tu padre pero almenos deberias permitirme ser tu amigo!

— Esfuerzate por algo una vez en tu vida.