XV─ Lights

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Seguía sentada en la mesa, esta vez sola. Completamente sola. Las cslles de Nueva York se veían desde aquí, las luces de los edificios y autos.

En pocas palabras, era de noche. No quería dormir, pues, cada vez que cerraba mis ojos veía los recuerdos de navidad ante mis ojos. Me levanté de la silla y me paré frente a el cristal, observando con más detenimiento cada detalle de la ciudad y lo hermosa que era.

Bajé mi mano hasta mi vientre y levanté mi camiseta. Observé a un costado de éste la gran cicatriz ahora casi imperceptible. Se extendían líneas rosadas desde mi espalda hasta ese costado de mi vientre.

Recuerdo cuando estaban en carne viva. Él había tomado la botella rota y la había arrastrado por todo ese lugar mientras los cristales de la botella rasgaban profundamente mi piel.

Sin darme cuenta, lágrimas brotaron de mis ojos. Era una de las temporadas más difíciles de mi vida y lo más duro era que mi madre no estaba junto a mi. Ya había hablado con ella por teléfono, pero no era lo mismo, la necesitaba. Con ella el sufrimiento de los recuerdos eran casi nulos.

Me senté frente a la ventana en posición de indio y coloqué mi frente contra el cristal. Pasé mi mano por mis mejillas para limpiar las lágrimas que corrían pero era inútil.

Vi por el rabillo de el ojo como alguien de igual forma se sentaba junto a mi pero no dijo ni una palabra, permaneció mkrando atravez de la ventana permitiendome desahogarme de mis dolores hasta que mi cabeza se recostó de su hombro mientras detenía mi llanto.

- ¿No puedes dormir? - Me preguntó tony con suavidad, mirandome de reojo.

- Tengo miedo.

- ¿A las pesadillas?

- A recordar - Aclaré, sorviendo mi nariz - Me duele, Tony, me duele mucho recordar.

Silencio.

- ¿Sabes porqué nunca me acerco a esta ventana? - Pregunta derrepente, niego - Por la misma razón que tu no duermes, porque me duele recordar.

Levante mi cabeza de su hombro y volteé a mirarlo, el suspiró y me miró de igual forma.

- ¿Lo de la invasión alienígena y eso?

Asintió mirando por la ventana.

- Veía por esta ventantana y solo podía recordar a los chitauris por todos lados y el enorme agujero...

Se callo de golpe y respiró profundamente.

- ¿Qué ves ahora? - Me atreví a preguntar. Volvió a mirarme y sonrió.

- Una ciudad que debo cuidar pase lo que pase, ¿sabes algo?

Negué.

- Ahora tú también eres parte de Nueva York, también te debo proteger a ti, es por eso que jamás permitiría que algo te sucediera.

- ¿Pase lo que pase?

- Lo juro.

SE ACABO EL MARATÓN, NOS LEEMOS PRONTO LOS AMOOOO

starkWhere stories live. Discover now