-01. Lazo Roto.

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Una noche de invierno en seoul. Un alfa yacía en su casa totalmente confundido.
En su hogar reinaba un absoluto silencio. Paralizado por el miedo a que le hubiese pasado algo a su familia, subió hacía las habitaciones, primero entro en el cuarto de su hijo quien se encontraba totalmente dormido.
No obstante unos ruidos provenientes del baño de arriba llamaron su atención. Con cautela y silencio subió hasta aquel baño, donde cada vez que se acercaba los ruidos se hacían más altos.
Eran gemidos de hombre. En seguida abrió la puerta y la escena que miró lo hizo llenarse de rabia, impotencia y decepción.

Vio como aquel hombre entraba y salia de aquella que era su omega, se quedo atónito y aturdido cuando su omega ladeó el cuello y sin más, aquel alfa clavó sus dientes en esa marca cicatrizada.
Suran soltó un gemido alto y lleno de gozo.
Haciendo a YoonGi taparse los oídos al escuchar aquel sonido y cerrar sus ojos al ver como aquel hombre terminaba dentro de aquella que había sido su omega.

La omega llevó sus ojos hasta él pálido quien se encontraba con un mar de lágrimas en los ojos y con la mandíbula tensa.
Él hombre llevó la mirada hacía YoonGi  con una sonrisa malévola.
Tomó los cabellos de la mujer y se estampó contra ella, follandola de manera brutal, certera y profunda. Haciendo que la omega comenzará a sollozar tanto de placer como de dolor.

Con un dolor en el pecho se retiró de aquél baño, bajó con rapidez las escaleras y fue hasta la habitación del menor. Quien ahora se encontraba llorando, lo tomó en brazos y comenzó a arrullarlo.
Con su mano libre comenzó a hacer la maleta del bebé y la suya propia. Tomó las llaves de su auto y justo cuando estaba por salir un brazo lo jaló.
Era ella.
—¡Tu no puedes dejarme!.— Ella exclamo mientras miraba al mayor con ojos llenos de lágrimas.
YoonGi no iba a dar marcha atrás.
YoonGi no iba a perdonar una infidelidad así.
Te deseo lo mejor con tu nuevo alfa. Espero que te olvides de mi y de mi hijo.— Esculpió con resentimiento mientras hacía que la omega lo soltará. Ella sollozo y lo soltó.
Él no la miró.
Siguió con su camino, con su hijo en brazos y con las maletas en manos.
Acomodó al infante en el asiento para bebés y subió las maletas. Se aseguró una vez más. Checando nuevamente la silla para bebés, dejó un beso en su frente y rodeó el auto para después subirse y así poder conducir.
Estuvo más de dos horas manejándolo sin rumbo alguno.
Sus ojos amenazaban con cerrarse por el cansancio, decidió parar en un hotel, quizás no era costoso como a los que solía ir.
Pero les serviría para quedarse unos cuantos días.

Bajo del auto con él menor y las maletas se las llevó un empleado del hotel.

Un cuarto para una semana por favor. —
Pidió aquel alfa con su cara demacrada y con él bebé en brazos.
Aqui tiene la llave, es la habitación 211.—
Tomó la llave un tanto desanimado y sin más subió a aquella habitación.
Suspiró una vez llegó a esta y miró todo de una forma hogareña.
Ahora somos tu y yo amor.— Besó su mejilla castamente y se acostó con él en la cama, arropándolo con cuidado y amor.

— Besó su mejilla castamente y se acostó con él en la cama, arropándolo con cuidado y amor

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Alfa Melancólico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora