-03 Alfa Tímido.

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La cena transcurrio en silencio.
Ambos alfas se miraban más no decían algo. YoonGi cada vez que se topaba con la mirada de contrario se sentía tímido y enseguida apartaba la mirada.

Como ahora. JiMin está mirando detenidamente el rostro pálido del mayor y el mayor se encontraba con la mirada gacha en el plato de su comida. No sabía que era, pero algo en el Alfa moreno lo hacía ponerse tímido y un tanto sumiso.
-Sr. Min... ¿Puedo pasar la noche aquí?, Ya es tarde y olvide las llaves de mi casa en el trabajo.- Dijo JiMin mientras se llevaba un trozo de carne a la boca.
-S-sí... No veo problema alguno. Además cuidas de mi hijo a diario.-
Volteo a ver al susodicho y este se encontraba dormitando en el plato de la comida.
Ambos alfas rieron un poco y después el Alfa moreno se levantó para tomar con delicadeza al niño en brazos.
-Pequeña pulga... Te dije que no jugaras mucho con Dak-ho en la guardería.- Limpió su rostro con una servilleta y después comenzó a mecerlo. El niño de inmediato se acurrucó contra su pecho y frotó su mejilla contra el mismo.

YoonGi solo miraba la escena con terror y cariño a la vez. Porque... ¿Desde hace cuánto que su hijo no lo veía así?.

Se sentía un mal padre.

De pronto el lugar se tornó silencioso. JiHyun dormía plácidamente en los brazos del Alfa moreno y él Alfa pálido no tenía palabra alguna.
Tenía sentimientos a flor de piel y el echo de que el Alfa moreno desprendiera tal aroma tan encantador no le ayudaba.
JiMin parecido notarlo y lo miró con un cariño que no sabía que le tenía. Una esperanza relucía como lucero en sus dos orbes café y YoonGi sintió temblar ante esa mirada.

JiMin bajo su mirada nuevamente a quien dormía en sus brazos y quitó un cabello de su frente para después besarle está. Caminó hasta la habitación del pequeño y lo arropó para después cerrar la puerta con sumo cuidado. Miró al pálido con una sonrisa lasciva y este trago saliva para después retroceder hasta pegar en la pared, su corazón palpitaba a todo y sentía que este ya se le iba a salir de la boca.
Los ojos del Alfa moreno se nublaron ante el insisto de dominar al otro Alfa y su lobo aulló en goze al ver que este se había arrinconado por miedo, por inseguridad. Por instinto.
No voy a lastimarte pequeño mínimo... Solo quiero ver ese cuello pálido.—
Aún no entraba en pánico puesto que el contrario no había usado la voz de mando. Sin embargo aún así está había sido tan potente como para hacerle temblar.
Aquello le había parecido inusual. Su Alfa ronroneaba por el Alfa moreno que se encontraba frente a él.
Sus piernas temblaron y una oleada de calor inundó su sistema, sus sentidos territoriales se apagaron y de repente quería que él Alfa moreno lo cogiese y lo apegase a ese pecho fornido y cálido que tenía.

Mío.

Reclamó su Alfa para sus adentros y JiMin tomó aquella delgada y fina cintura entre sus brazos tornados y bien formados. Lo apegó contra su pecho y el pálido fue a donde siempre había querido esconderse.

Dentro de su piel.
Dentro de aquella calidez que desprendía el Alfa moreno.

Y entonces enterró su rostro en el cuello del ajeno e inhaló profundamente el aroma que desprendía. Se sentía drogado. Ido.

Se sentía correcto.

Pasaron minutos abrazados y JiMin se atrevió a besar castamente su frente y a envolverlo más entre sus brazos.

Joder, hace tiempo que YoonGi no se sentía así de cálido.

Se aferró más al cuerpo ajeno y cuando menos lo supo ya se encontraba sollozando contra el hombro del moreno. Este lo notó pero prefiero no decir nada, en cambio lo cargó en brazos y caminó hasta la habitación del mayor. Se acostó con él y lo acomodó contra su pecho.
Él Alfa pálido no tardó en hacerse un desastre de sollozos y espasmos que hacían temblar sus hombros.

JiMin se prometió mentalmente que se encargaría de ahora en adelante de aquella familia, quizá aún no como pareja. Pero lo estaría apoyando como amigo y como cuidador de su hijo. JiMin miró hacía abajo y vio las mejillas del mayor ligeramente sonrosadas y los ojos un poco hinchados por el llanto.
—¿Estás bien?, ¿Quieres que me quedé hoy?.—
«Quédate para siempre» pensó el Alfa pálido, sin embargo solo asintió a la segunda pregunta que le hizo el contrario. El otro igual asintió y lo acomodó mejor sobre su pecho, acarició su espalda y mejilla con ternura y besó castamente su nariz. Comenzó a arrullarle y cuando menos se dio cuenta ya estaba dormido. Aquella imagen de tranquilidad e inocencia hacía que el corazón del joven latiera y calentara.

Un calor mucho más fuerte que el de todos los veranos.


Un calor mucho más fuerte que el de todos los veranos

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Alfa Melancólico.Where stories live. Discover now