Cuatentaiuno

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"Todo siempre es una mierda,
a menos que esté contigo."


La noche de Año Nuevo ya estaba por llegar en sólo horas. El último día del año, ese que posiblemente podría poner nostálgico a cualquiera.

Me encontraba notablemente mejor, la tos seguía ahí pero la gripe había desaparecido, haciendo que ya no me sintiera tan mal.

Lo peor parte era que tendría que ir a tres diferentes cenas, iba a ser algo complicado, la primera claramente sería en mi casa, junto con mi madre y su pareja, la cual comenzaba a aceptar, supongo que ya era hora, ella merece ser feliz.

Pero todavía faltaban algunas horas para que llegara la cena, me encontraba recogiendo mi cuarto, mi madre me obligaba cada año a hacerlo, así "recibía bien el nuevo" lo cual era una total mentira, se supone que lo hacía para que mi cuarto "se mantuviera ordenado todo el año" nunca era verdad claramente.

Puse el primer disco de los chicos, ya que si me iba a poner nostalgia que lo hiciera de forma cool ¿no?

Lo único bueno era que Jos y yo íbamos a pasar este Año Nuevo juntos, el primero de muchos como había mencionado él.

Cantaba Muy Bien mientras tendía mi cama al ya haberle cambiado de cobijas.

Después de tres discos más, maldiciones cada vez que me pegaba contra un mueble, me lancé encima de mi cama rendida, me había cansado haciendo todo aquello.

Suspiré y hundí mi cabeza en la comodidad del colchón.

- Hola guapa - Escuche el saludo de Jos al entrar a mi cuarto.

- Hey - Murmuré volteando a verlo con una sonrisa.

Este se acostó a un lado de mi y beso mis labios, el movimiento era suave y delicado, no fue hasta que comenzamos a perder el control y ni supe en qué momento fue cuando ya lo tenía encima de mi, y sentí sus frías manos en mi cintura.

- Jos - Murmuré con diversión.

- ¿Si, mi amor?

- No empieces - Dije alejando un poco mi rostro de él, quien comenzó a depositar besos en mi cuello, a este paso haría que perdiera el control.

- ¿Que? Sólo quiero que cerremos bien el año - Mencionó sin dejar de hacer esas caricias.

- Eres un asco Miguel - Y solté una sonora carcajada, este se rindió y se colocó a lado de mi nuevamente. - Pero mejor al rato - Susurre y le guiñe, a lo que él sonrió «¿No que no?» Cállate conciencia.

Me abrazo por la cintura y me pego a él, escondí mi cara en su cuello, y aspire su exquisito perfume, podría acostumbrarme a este toda la vida.

- Emilia...

- ¿Si? - Respondí con extrañeza.

- Te amo.

Yo sonreí aún con mi rostro ahí y le di un pequeño beso, levante mi mirada para verlo a esos ojos mieles que tanto me encantaban.

No se que me había echo que hacia que viera el mundo con otros ojos, sentía que la felicidad si existía, que la admiración se volvió en amor, podemos admirar a personas por motivos, pero las amamos sin motivos, pues para admirar algo hacen falta razones para amarlas no...

La Ex Amiga De Rebeca » J.CМесто, где живут истории. Откройте их для себя