Capítulo 2

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Gabriella se despertó con su corazón yendo a mil por hora. No se lo podía creer, ¡por fin iba a ir a la escuela! Estaba más que contenta. Si, seguramente iba a aburrirse con temas que no le importaban, pero valía la pena. ¡Podría tener un buen futuro! Este era un día especial, así que decidió asearse antes de vestirse, aprovechando que por culpa de los nervios se había despertado temprano. Cuando acabo de asearse se puso uno de sus mejores vestidos, aunque claro está sin corsé. Odiaba el corsé más que a ninguna otra cosa. El vestido era de un color crema y de peinado decidió tan solo recogerse un poco de cabello por delante y sujetarlo con un lazo blanco. Por último, se puso unas botas de cordón negras. Se sentía rara yendo tan arreglada, pero la ocasión lo merecía. Bajo al salón dejando boquiabiertos a sus hermanos. A ella se le ruborizaron las mejillas, aunque casi siempre se sonrojaba por la más mínima cosa. Sonrió y preparó el desayuno a todo el mundo. Esta vez preparo como siempre tostadas ya que no tenían otra cosa, pero sin queso. Hoy no quería que nada se torciera. Se comió las tostadas y junto con su hermano mellizo Cole se dirigieron hacia el colegio. Cada uno cogió su cesta con sus libros y siguieron su camino. Iban con un poco de prisa ya que se habían atrasado un poco en el desayuno. Para su suerte, llegaron justo cuando tocó la campana que anunciaba el inicio de clases. Gabriella trago saliva y entro al pequeño edificio. Iba del brazo de Cole, ya que así se sentía más segura. Cuando estaban a punto de entrar en el aula la pelirroja paro de golpe su paso.
- N-no puedo Cole, esto no es para mi. Yo... ¡yo debería de estar en la granja ayudando a mamá y no haciendo es-esto!
- Gabriella, sabes que puedes hacerlo. -dijo su hermano mellizo- Eres mucho más lista que yo, sabes más cosas que yo, sé que por la noche siempre me robabas mis libros y te los leías. -a la chica se le sonrojaron las mejillas- Te sabes todo lo que se tiene que saber, aprendiste a leer tu sola. Estas a la altura, ¿vale?
La pelirroja asintió y abrazó a su hermano para sentirse segura del todo. Trago saliva y esta vez si ambos hermanos entraron al aula, ganándose las miradas de todo el mundo que miraban con curiosidad a la nueva chica linda y porque iba con el "rarito" de Cole. El hermano se sentó en su asiento y el professor Phillips le hizo un movimiento con la mano a Gabriella para que se acercara. Ella con toda la vergüenza del mundo fue hacia el professor, quedándose delante de toda la clase que la miraban con curiosidad.
- Bien, tenemos una alumna nueva. Por favor, denle la bienvenida. -empezó a decir el adulto- Preséntese.
Gabriella miro a sus nuevos compañeros, al cabo de unos segundos en silencio agarró valor para hablar.
- Me llamo Gabriella, Gabriella MacKenzie. Y no se... me gusta escribir.
- Una pregunta.
Exclamó un amigo de Billy Andrews levantando la mano.
- Pregúntela.
Contesto Phillips.
- ¿Tienes novio?
Gabriella abrió la boca sorprendida y se sonrojó mientras el professor le regañaba al chico que le acababa de hablar. Después de la regañina, Gabriella se sentó en un asiento libro que había en primera fila. Cuando empezó la clase la pelirroja tomaba apuntes y de vez en cuando escribía un verso de un poema que ella misma estaba haciendo. El profesor la observo y quiso burlarse de la chica nueva, ya que la creía tonta por no ir nunca a la escuela.
- Señorita MacKenzie. -dijo el señor Phillips llamando la atención de la chica- ¿Podría decirme de que estamos hechos todos los objetos y seres vivos? Tranquila si no lo sabe, nunca ha ido a la escuela, no debe de saber nada.
Unos cuantos murmullos y risitas se hicieron presente en toda la clase. Gabriella, con una seguridad que no sabe de donde saco respondió:
- Estamos hechos de materia profesor, y no lo sé gracias a sus enseñanzas y burlas, lo he sabido por mi misma y sin su ayuda.
La clase volvió a llenarse de murmullos sorprendidos de que esa pelirroja se haya atrevido a responderle así al professor. Este último, también estaba sorprendido que tan sólo pudo responder:
- Correcto.
La pelirroja tan solo le dio una sonrisa falsa y cortes y volvió a dedicarse a tomar apuntes. Después de que acabaran las primeras clases el professor les dejo irse a sus minutos de receso. Mientras que Gabriella recogía sus cosas Billy Andrews se puso delante suyo antes de que pudiera retirarse de su asiento, provocando que cuando la pelirroja se diera cuenta se pegara un pequeño susto.
- Perdón por asustarte, no pretendía hacerlo.
Se disculpó el rubio, ganándose una dulce sonrisa de la chica.
- No pasa nada.
- Soy Billy.
- Gabriella.
- ¿Eres la hermana de Cole?
La chica asintió con la cabeza.
- Tú hermano es muy majo también, aunque creo que los buenos genes de la familia te los has llevado casi todos tu, eres realmente bonita.
La pelirroja no quería, pero al final acabó sonrojándose. ¡Odiaba tanto sonrojarse!
- Me tengo que ir con mis amigos, pero ya nos veremos. No se, podría acompañarte a casa algún día.
- No creo que sea mala idea.
Billy le sonrió a la chica y se largo a fuera. Gabriella también se dirigió hacia fuera no sin antes coger su cesta. Justo cuando salió el grupo de Anne, Diana, Josie, Ruby, Jane y Tillie también se puso delante de ella para hablarle.
- Hola. -hablo Diana- Soy Diana y ellas son Anne, Josie, Ruby, Jane y Tillie.
- Gabriella.
Dijo la mencionada con una sonrisa simpática.
- ¿Que hacías hablando con Billy Andrews?
Pregunto Josie Pye, producto de la curiosidad.
- Ah, nada. Tan solo me invitaba a dar una vuelta algún día...
- Pues no vayas. -hablo Tillie- Billy es el chico más cerdo de todos. Todos los chicos de nuestra clase son unos cerdos.
- Concuerdo. -aportó la ojiverde, Jane- Es mi hermano, pero nunca ha tratado bien a una chica. Todos los chicos son unos idiotas.
- Menos Gilbert Blythe.
Esta vez hablo la más menor de todas, Ruby, con aires de enamorada. Por alguna razón el apellido del chico mencionado se le hizo familiar a Gabriella.
- Pero el está fuera, no sabemos cuándo llegará. Su padre murió y se fue de travesía, sin saber lo que le parara este mundo tan cruel...
Dijo Anne sumergiéndose en sus palabras como siempre hacia, ganándose una mueca de Josie y una sonrisa divertida de la otra pelirroja. Las chicas invitaron a Gabriella a comer con ellas y esta aceptó encantada. Aunque en los últimos minutos se fue con su hermano ya que lo veía solo, con su cuaderno. Con curiosidad la pelirroja se dirigió hacia el y se sentó a su lado, observando los dibujos tan bonitos que hacia.
- Madre mía, Cole. -exclamo Gabriella admirando los dibujos- Son preciosos. ¿Como nunca me has dicho que tenías tanto talento?
- ¿No te parece una tontería?
- ¿Tontería? Cole, tienes futuro con esto.
- ¿De verdad lo crees?
Gabriella asintió con una sonrisa y Cole le respondió de la misma manera. El chico adoraba a su hermana melliza. Prácticamente era la única persona que lo comprendía y le entendía. Con ella se sentía querido. El profesor les aviso de que tenían que ir a clase otra vez, así que ambos hermanos entraron.

Unos días después...
Señorita Anne Shirley, grata es mi sorpresa de que me escribas.
Yendo al tema principal...
¿Que hay oro en Avonlea? No se si creérmelo, pero si tú lo dices... Aunque no creo que vuelva. Aquí estoy muy bien. Me siento libre por primera vez. Exploro nuevos países. No volveré en un tiempo indefinidamente.
Saludos,
Gilbert Blythe.
Gabriella frunció el ceño, ¿porque el cartero le habrá entregado esta carta? Seguramente se habrá equivocado de dirección... Se mordió el labio, ¿y ahora que hacia? ¿Le daba la carta a Anne? Bueno, mejor no. No se quería imaginar los lloros de Ruby y el disgusto de Anne. Decidió quedarse la carta y escribirle de vuelta a Gilbert Blythe para disculparse de que se equivocaron de dirección.
"Señorito" Gilbert Blythe, grata también es mi sorpresa de que me haya llegado a mi esta carta. Disculpa, se habrán equivocado de dirección. ¿Sabes? Eres bastante famoso aquí en Avonlea, sobretodo en la población femenina. Yo como nunca te he visto no puedo opinar. No se si querrás que le entregue la carta a Anne, se llevará un disgusto y ni hablar de él 99% de la población femenina. Como quieras.
PD: No hay oro en Avonlea, era todo un timo.
PD2: no es indefinidamente, es indefinido. Para ser tan perfecto no sabes escribir muy bien.
Saludos cordiales,
Gabriella MacKenzie.
La pelirroja miro la dirección de la carta. Era en un puerto. Bueno, tenía sus contactos para poder rastrear a Gilbert Blythe para que le llegue la carta. ¿Será tan genial ese Gilbert Blythe como dicen, o tan sólo será un idiota como el resto de compañeros?



Y aquí tienen el capítulo 2 :D. ¿Queréis que Gabriella y Gilbert sean compañeros de cartas?
¡Voten y comenten!

Ángel [Gilbert Blythe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora