Capítulo 14

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Habían pasado días desde esos incidentes, y como consecuencia, la Señorita Stacy ya no impartía clases. En vez de la joven profesora, tenían al mismo profesor que tenían los niños pequeños y solo les repetía las lecciones que ya habían dado anteriormente con el Señor Phillips.
Para hablar del tema, Diana, Anne, Ruby y Gabriella estaban sentadas en círculo dentro de la clase.
- Hay que hacer algo para que la Señorita Stacy vuelva. -comenzó a decir la pelirroja con trenzas- Si fuerais el héroe, ¿que haríais?
- No somos heroínas Anne, solo somos niñas.
Replicó la rubia.
- No seas ridícula. -protestó la morena- Un héroe es una persona, cualquiera puede serlo.
- ¡Solo digo que no podemos hacer nada!
- Solo hay que convencer al pueblo para que acepte a la Señorita Stacy.
Interrumpió la otra pelirroja a sus dos amigas. De repente, Moody entró en el aula.
- Ahora no Moody.
Le dijo rápidamente Diana avergonzada.
- La asamblea es mañana.
Prosiguió hablando Gillis.
- Después de intentarlo y ganar, lo mejor es intentarlo y perder. Hay que intentarlo.
Anne intentaba convencer a sus amigas como fuera.
- ¡Sea lo que sea quiero ayudar!
Gritó el chico para captar su atención, provocando que Mackenzie diera un bote del susto.
- Joder Moody, no grites.
- Perdona... -titubeó apenado- todo se torció cuando tiré esa bombilla.
Es como si la mente de Anne al escuchar la palabra "bombilla" hubiese hecho click.
- Lo tengo. Ya se lo que haremos, acércate Moody.

Estaban en la estación de tren todos. Gabriella no podía ir con ellos, pero si que había aportado algún objeto para que Anne pudiera regatear en la tienda y conseguir dinero para comprar bombillas y hacer el truco con las patatas y la electricidad en el ayuntamiento. La pelirroja estaba junto a su hermano menor sentada en un asiento normal rumbo a Charlotte Town para ver al médico de la tía Josephine. Lo único que tenía que hacer era distraer al guardia para que sus amigos pudieran colarse en el último vagón del tren. Así que eso hizo, se puso a hablar con el guardia sobre temas triviales. Después de un par de minutos, cuando solo faltaban Ruby y Moody para subirse al tren el guardia miró a la chica.
- Eres muy agradable y eso, pero tienes que subirte ya al tren niña.
El guardia iba a girarse para hacer su turno, justamente cuando Moody se había caído al suelo y Gabriella sin saber que más hacer rápidamente abrazó al señor sin saber que Gilbert Blythe le miraba con curiosidad y diversión desde la ventana de su asiento.
- ¡Es usted muy amable señor! -exclamó en tono dramático la pelirroja- ¿Sabe que le tengo miedo a los trenes?
- ¿Pero que se supone que hace...?
Preguntó en un susurro para si mismo Blythe. Hasta que miro para el otro lado y visualizo a sus compañeros de clase cerrando la puerta del vagón. Ahora lo comprendía, Gabriella solo distraía al guardia.
- ¿De verdad les tienes miedo? Porque si quieres puedo colarte en el vagón de más adelan...
- ¡No importa! -volvió a exclamar la muchacha al ver que ya habían entrado todos al tren- Ya no tengo miedo, ¡que tenga un buen día!
Y sin decir nada más, la pelirroja volvió con su hermano menor ante la incredulidad del hombre.
- Los críos de hoy en día...
Murmuró.

El viaje en tren duró aproximadamente una hora, y cuando Gabriella ya estaba bajando el pequeño escalón para bajarse del tren se encontró cara a cara con un Gilbert Blythe que la miraba divertido.
- ¿Con que miedo a los trenes eh ángel?
- ¿Como es que...? ¿Tu que haces aquí?
- ¿No recuerdas que tenía que ir a buscar a Bash?
- ¡Mierda! ¡Había olvidado que te prometí ayudarte!
- No importa. -le ofreció la mano para que pudiera bajarse cómodamente del tren y Gabriella la aceptó, bajándose del tren seguida de Jack, que les miraba entretenido por los amoríos de su hermana.- ¿Y tú que haces aquí?
- Jack tiene revisión con el médico de Josephine Barry...
Le explicó la situación mientras iban a buscar a los demás. Ruby estuvo encantada de ver al chico que le gustaba ahí. Se dirigieron hacia la salida de la estación, Gabriella le explicó el plan de la otra pelirroja para salvar a la Señorita Stacy a Gilbert.
- Pues espero que tengas suerte en lo de Jack ángel. Y que también tengáis suerte en este plan para la profesora.
- Y yo espero que tengas suerte con Bash, seguro que te perdona. Nadie se resiste a Gilbert Blythe.
Comentó divertida la última frase. El moreno sonrió con una sonrisa coqueta.
- ¿Ni siquiera tu, ángel?
Gabriella rodó los ojos, entre divertida y avergonzada.
- Nos vemos después Blythe.
- Nos vemos después ángel.
Y así, el chico se fue a buscar a su amigo. El mellizo de Gabriella se acercó a ella.
- ¿Tu sabes que a Gilbert le gustas no?
- ¡¿Que?! -gritó empezando a notar su nerviosísimo- ¡Eso no es cierto!
- Lo que tú digas. Vamos anda.
Sus dos hermanos empezaron a caminar hacia la casa de Josephine Barry.
- ¿El que no es cierto?
Preguntó curiosa Ruby a su amiga.
- Nada, Cole y sus tonterías.

Los mayores de los Mackenzie estaban nerviosos en el salón de la anciana esperando noticias de su hermano pequeño. Ya había pasado una media hora, y por fin el doctor salió del cuarto de invitados que es donde estaban atendiendo a Jack para darles una noticia.
- Efectivamente, Jack tiene agua en el oído desde que nació. Podemos operarle, y podría salir bien. El volvería a escuchar. Pero si sale mal seguirá igual que ahora. Es vuestra decisión.
Ambos hermanos se miraron, aunque sabían que era lo que quería el menor y ellos no iban a negárselo.
- Haz la operación. -declaró la pelirroja- Tenemos tiempo de sobras.

- ¡Vaya dramático giro en los acontecimientos!
Exclamó la tía Josephine cuando Anne les explicó a todos que Moody se había caído cargando con la caja de bombillas, ocasionando que todas se rompieran. Aún seguían operando a Jack, y sinceramente, en ese momento a Gabriella no podía importarle menos la torpeza de su amigo.
- Ha sido un accidente Moody.
Intentó consolarle Diana.
- Mi vida es un accidente.
Aunque no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. La anciana caminó hacia el comedor de su casa, apretando un botón y haciendo que las luces de la casa se encendieran. Sonrió.
- Rollings. -avisó a su mayordomo- ¿Tenemos una escalera?

Se habían pasado como una hora quitando todas las bombillas de la casa, hasta que el doctor, saliendo otra vez del cuarto de invitados avisó a Gabriella y a Cole. La chica miró a sus amigos, preguntándoles con la mirada si aún necesitaban su ayuda.
- Anda ves.
Le animó Anne. Gabriella sonrió y caminó rápido hacia su hermano menor, sin esperar a la explicación que les iba a dar el médico. Al entrar miró a Jack con vacilación.
- ¿Estas bien Jack?
El niño no respondió, así que Gabriella supuso que la operación no había salido bien.
- Tu voz es... -al escuchar la voz de Jack a la chica se la cayó una bombilla. Dios, la torpeza de Moody era contagiosa.- tal y como me la imaginaba.




os declaro que... ¡solo queda un capítulo más! tranquilos, haré segunda temporada. ¡Jack ya puede escuchar! ¿que piensan? ¡voten y comenten!

Ángel [Gilbert Blythe]Where stories live. Discover now