Chapter 1

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter son propiedad de J.K. Rowling. La historia es de camnz. Contiene nonconsensual.

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Hermione caminaba por el sendero de grava hacia la mansión Malfoy. La habían mandado allí, ellos la habían comprado o algo parecido, lo que fuera que se hiciera cuando trasladaban a sus esclavos. Llevaba una pequeña maleta con sus escasas pertenencias, incluidos unos resistentes zapatos y dos vestidos simples. Todo lo demás, se lo habían quitado o se destruyó con el tiempo.

La guerra había terminado y perdieron. Lucharon durante un par de años, a medida que pasaba el tiempo se volvieron fugitivos. Y fueron uno a uno fueron. Harry, Ron, los demás Weasley y los miembros de la Orden. Los que aún quedaban, fueron capturados. Neville y Luna andaban por ahí, o eso había oído. Ser un Gryffindor no era algo bueno en estos tiempos, los que habían sobrevivido estaban escondidos en el mundo muggle.

Aunque su guerra había terminado, las batallas seguían, ahora era con los muggles. Los planes de Voldemort para conquistar el mundo seguían en marcha, pero los muggles estaban oponiendo más resistencia de la que los mortífagos habían previsto. Resulta que las armas muggles eran más temibles que una varita, así que los mortífagos habían tenido que ajustar sus tácticas.

Tras ser capturada, Hermione fue a vivir con una familia en el norte. No sabía bien dónde, pues nunca vio mucho de la campiña. Si salía, era para seguir a sus dueños al Callejón Diagon o a alguna otra casa de sangre pura. Estuvo tres años a su servicio. Al principio luchaba, pero con eso solo conseguía que la golpearan y la violaran. Con el tiempo aprendió a desconectarse por completo y a hacer lo que le decían, ni más ni menos. Los insultos sobre su suciedad o su estado de sangre ni siquiera le importaban ahora.

Siempre se esperaba que ella hiciera favores sexuales a los hombres sangre pura de las casas, cosa que hacía cuando se lo pedían, pero el dueño de su última casa, prefería a su esposa que al sexo desapasionado que Hermione proporcionaba.

Ahora la habían destinado con los Malfoy. Sonrió un poco pensando en lo mucho que eso la hubiera mortificado en el pasado. Hubiera sido lo peor, pero ahora ya no le importaba. Para ella, todos los sangre pura eran iguales. A su llegada le dijeron que usara la entrada de los sirvientes y la encontró fácilmente.

Un elfo la condujo a una gran cocina. Había otros cinco elfos preparando la comida. El elfo la condujo a su habitación, que era un cuartito gris con un colchón viejo y sucio. Tenía una pequeña ventana con barrotes. Después de dejar sus cosas, la guiaron hasta su dueña, la señora Narcissa Malfoy. Hermione la había visto una vez antes de que empezara la guerra, pero nunca más desde entonces. El camino hasta el salón de la señora la llevó escaleras arriba y a través de una buena parte de la casa. El lugar estaba suntuosamente amueblado, el piso era de maderas de arce oscuro y había alfombras de colores sombríos esparcidas por los lúgubres suelos. Hermione vio qué había un poco de suciedad alrededor, sin duda tendría que dejar la casa reluciente. El salón era de un color más claro y la hermosa mujer estaba sentada en su escritorio escribiendo en un pergamino.

—Tú debes de ser la nueva sirvienta —dijo, apenas levantando la vista.

—Sí, señora —respondió Hermione.

—Bien. Esta casa necesita más manos. Tus tareas serán limpiar la parte principal de la casa y servir las comidas. Los elfos preparan los alimentos, así que no necesitas ayudar con eso. También realizarás cualquier tarea que mi marido y mi hijo te asignen. Ahora los elfos te mostrarán dónde está todo. Hay otra chica aquí, una muggle cuyas tareas están predominantemente relacionadas con mi marido. Estoy segura de que la conocerás. Tiene acceso a los jardines cuando no está ocupada y solo se le permite estar en los aposentos cuando realiza una tarea.

El lento deshieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora