Chapter 2

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter son propiedad de J.K. Rowling. La historia es de camnz. Contiene nonconsensual.

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Hermione realizó sus tareas del desayuno y pasó el resto del día limpiando. Todavía quedaban muchas cosas de la casa que no había visto. Ya eran finales de agosto y el otoño estaba entrando en su apogeo. Hermione observaba intensamente el lento avance de las estaciones. Pero hoy era un día oscuro y tormentoso. Tan oscuro que necesitaron encender las luces en el interior. No importaba, si tenía la oportunidad, iría a dar un paseo más tarde. Volvió a hacerse el moño que mantenía su cabello permanentemente atado antes de dirigirse a su siguiente tarea.

Mientras fregaba el suelo de una de las habitaciones del primer piso, oyó la puerta, abrirse y cerrarse.

—Aquí estás —dijo Draco burlonamente—. Te estaba buscando. De hecho, tuve que bajar a la cocina para rastrearte en la pared.

Hermione no era consciente de que su punto aparecería en el mapa. Draco pareció leer sus pensamientos.

—Ah, sí, apareces en el mapa si estás arriba. No podemos permitir que vayas a algún sitio donde no debas —se acercó al sofá de cuero y se sentó.

—Me alegro mucho de que estés aquí. Siempre me pregunté qué te había pasado, incluso pensé en buscarte. Y aquí estás. El destino está siendo bueno conmigo —mencionó mientras cruzaba lentamente los pies—. Te saltaste una parte. Escuche que Potty y La Comadreja mordieron el polvo —continuó mientras Hermione seguía fregando estoicamente el suelo—. No me sorprende, nunca tuvieron oportunidad. Y ahora estás en el lugar en el que estabas destinada.

—¿Necesitas algo? —Hermione preguntó.

—Solo estoy inspeccionando —dijo lentamente cada palabra como si ella fuera una niña—. Tanto estudio y lo único que necesitabas saber era cómo manejar un cubo para fregar.

Con una carcajada se levantó y se dirigió a la puerta, pero antes de salir se volvió hacia ella.

—Oye, sangre sucia, esta noche voy a follarte. Nos ha costado un buen dinero. Más vale que nuestra compra valga la pena.

Hermione cerró los ojos al oír eso. Había estado esperando que las cosas no fueran en esa dirección, aunque siempre creyó que lo harían. Lo que realmente la decepcionaba era que eso le quitaría tiempo libre por las tardes. Tener sexo con hombres sangre pura era algo que había que soportar. Algunas aprendían a deleitarse en ello, como sospechaba que hacía Stina, mientras que ella se limitaba a apretar los dientes y soportarlo. Por lo general no era tan malo, una mamada o un par de embestidas y todo terminaba.

Por la tarde, tuvo que limpiar y reorganizar el armario de pociones de la señora Malfoy. A primera vista parecía bastante ordenado, pero la suciedad de los estantes se había acumulado durante años. La gente mágica no tenía el mismo nivel de limpieza que en el mundo muggle. Los elfos no eran los mejores limpiando y los magos nunca limpiaban. Hermione tuvo que vaciar las estanterías, fregar todas las superficies y volver a colocar todo en su sitio.

La señora Malfoy debía de estar contenta porque no volvieron a llamar a Hermione para hacerle un aluvión de críticas, o tal vez simplemente no le importaba.

En poco tiempo, Hermione tuvo que servir la cena. Draco de vez en cuando le dedicaba pequeñas sonrisas para recordarle lo que se avecinaba. Ella hacía su trabajo sin quejarse. Después de cenar, compartía las sobras con los elfos y ocasionalmente con Stina. Si no había sobras, se quedaban con hambre, pero normalmente preparaban más de lo que la familia necesitaba para asegurarse de que quedara algo. Hermione había aprendido a guardar un poco de comida en su habitación por si no había suficiente, aunque tratándose de los Malfoy era poco probable que eso ocurriera.

El lento deshieloМесто, где живут истории. Откройте их для себя