Chapter 3

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter son propiedad de J.K. Rowling. La historia es de camnz. Contiene nonconsensual.

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Draco la llamaba todas las noches y tenía sexo con ella de una forma u otra. Pero los comienzos lentos y forzosos lo cansaron, así que empezó a utilizar algún tipo de lubricante, lo que amplió bastante sus opciones. Aprendió que pedirle a Hermione que lo montara, algo que fue incómodo. Hermione hacía lo que le decían y mantenía la vista en las paredes, en el techo, o en el suelo. Él no ocultaba que Hermione le parecía la peor follada del mundo, lo cual estaba bien para ella. Cuanto peor era el encuentro, antes la dejaba en paz. Aunque, parecía retenerla más tiempo cada noche. Había empezado a decirle que se quedara desnuda, ya fuera de pie o limpiando algo, mientras él se quedaba en la cama mirándola. Ver su propia esencia corriendo por las piernas de ella parecía complacerle enormemente. Después le decía lo impura que era.

—Ves, eres una puta —le dijo Draco una noche después de llamarla a su habitación. Le estaba sacando las horquillas para liberar su salvaje cabello del apretado moño—. Deberías esforzarte por ser mejor, se suponía que eras buena aprendiendo, sangre sucia. Te esforzaste tanto en convencer a todos de que lo eras. Pero ahora no te esfuerzas.

Hermione ni siquiera estaba escuchando, ni sentía que Draco le acariciaba el cabello. Su mente estaba en otra parte.

—Tal vez debamos asegurarnos de que no olvides lo que eres —mencionó burlonamente—. Tengo algo para ti —se acercó a su escritorio y del cajón sacó un trozo de tela púrpura brillante—. Ponte esto.

Se lo lanzó a Hermione y ella empezó a desvestirse. El vestido parecía diminuto, pero se estiraba mucho más de lo que esperaba. Era de color púrpura brillante, metalizado, tan ajustado que mostraba cada una de sus curvas. Muy escotado, prácticamente la hendidura llegaba hasta su ombligo y el dobladillo delantero se fruncía hasta su entrepierna mostrando el interior de sus muslos.

—Así me gusta más —exclamó alegremente y se puso detrás de ella, sujetándola por las caderas frente al espejo de cuerpo entero—. ¿No crees que pareces una puta, sangre sucia?

—Sí —respondió ella a la pregunta.

—Mira, considero que no lo entiendes. Arrodíllate.

Hermione se arrodilló y Draco la empujó hasta que estuvo a cuatro patas.

—Opino que tienes que verlo por ti misma —señaló y le subió el ajustado vestido por el trasero. Se bajo la cremallera y se alineó para entrar en ella. El lubricante que le aplicó hizo que la penetración fuera bastante fluida, ella jadeó cuando él chocó contra su cuello uterino. El sonido pareció agradarle y sonrió satisfecho mientras empezaba a moverse dentro y fuera de ella. Hermione fijó los ojos en el suelo frente a ella—. Mírame, sangre sucia —le ordenó y Hermione lo hizo a través del espejo que tenía delante.

Mantuvo el contacto visual durante un rato, pero a medida que empezaba a acercarse al orgasmo, parecía tener problemas para mantener el enfoque. Hermione vio como su rostro se tensaba cuando dio un último y fuerte empujón, que volvió a golpear su cuello uterino con la suficiente fuerza como para hacerla jadear. Vio cómo se relajaba y se dejaba caer lentamente sobre ella. Hermione no pudo aguantar su peso, así que se tumbó en el suelo con él encima. Se mantuvo en el suelo mientras él recuperaba el aliento. Mientras tanto, ella calculó que el piso tenía entre 180 y 220 filas de tablones de madera. Mirarlo a los ojos le daba igual y la presión dentro de ella era molesta y dolorosa, pero nada más.

Draco aún respiraba con dificultad cuando se separó de ella y se levantó. Se subió la cremallera y se acercó a sus botellas de alcohol.

—Ahora creo que es mejor que lleves ese vestido todo el tiempo para que no se te olvide lo que eres —dijo mientras se servía un trago.

El lento deshieloWhere stories live. Discover now