14. Conversaciones pendientes

2.3K 265 32
                                    



—- o -



Personajes creados por J.K Rowling, aunque por supuesto yo los he adaptado a mi imaginación...



—- o -—



<< A veces pienso en abandonar, pero luego me doy cuenta que esa nunca es una opción para mí.>>



—- o -—





19/08/84

La nueva familia llevaba ya una semana conviviendo de manera pacífica en Grimauld Place.
Los adultos se desvivían por el pequeño ojiverde que se había robado sus corazones con su ternura.
Severus y Remus le habían contado al animago la clase de cuidados que la familia de Lily le había dado al pequeño ojiverde.
El ojigrís había tenido un ataque de furia mágica, que destrozó toda la habitación, cuando supo como había sido tratado su bebé.
Los otros dos magos lo ayudaron a calmarse prometiéndole que algún día se vengarían de ellos. Los Dursley vivirían en sus propias carnes todos los tormentos que su pequeño se vio obligado a vivir gracias a esos monstruos despreciables.

Sirius procuraba mantenerse lo más alejado posible de Harry. Este comportamiento huidizo tenía un motivo, el animago  no quería abrumarlo con los repentinos cambios de humor que sufría a causa de sus años en Azkaban.
A veces no podía controlar sus emociones, y lloraba o reía sin ningún motivo aparente.
Las pociones que Severus le preparaba estaban ayudando mucho a su mente confusa, así como a sus emociones alteradas, pero todavía no estaba completamente recuperado.

A pesar de su distanciamiento, Sirius siempre estaba cerca de Harry cuando el niño dormía, ya que le encantaba verlo dormir.
Podía pasar horas mirando como su pecho subía y bajaba suavemente, o como su nariz se arrugaba cuando algún ruido perturbaba su sueño.

Dos noches después de la huída, los tres estaban sentados en los cómodos sofás del salón, cuando Sirius había sacado un tema importante que los tres habían tratado de evitar desde esa noche.

— Tengo la firme sospecha de que los tres estamos huyendo de una conversación importante sobre Harry — empezó a hablar el animago, mirando a los otros dos con seriedad.

— ¿Su patronus? — adivinó al instante Severus, sin necesidad de más detalles.

— ¿Cómo pudo hacerlo? Es un encantamiento que pocos magos tienen el poder y la destreza para lograr hacer — preguntó Remus con rostro desconcertado, nunca había visto algo así antes.

Las heridas de la guerraWhere stories live. Discover now