¿Este Es Nuestro Final? [MHYY #2]

34.Nueva oportunidad [Especial, Scott POV]

Maratón 2/2.

Scott POV

Mis manos tiemblan cuando observo mi teléfono esperando alguna noticia, cual sea. Leah salió hace seis horas de la casa, justo cuando se fue recibimos un mensaje informando que Roy se le había escapado a su guardaespaldas. Me tenía inquieto, no importa cuantas veces lo llamo o le mensajeo, sigue sin responder.

Scott: Roy, ¿Estás ahí?

No recibe el mensaje al instante, pero tras unos segundos aparece ese doble click que me da algo de esperanza en que pueda responder.

Scott: Sé que no te gusta sentirte presionado o vigilado, pero necesito que vuelvas.

Sucede lo mismo que antes, eso me hace suspirar de forma nerviosa. Le llamo una vez más, pero nuevamente me lleva al buzón de voz. Mis dedos teclean rápidamente un nuevo mensaje.

Scott: Por favor, estoy preocupado. Roy, solo dime si estás bien.

Marco su número una última vez y llevo el celular a mi oreja, escucho el timbre sonar una y otra vez, muerdo las uñas de mis dedos esperando alguna respuesta. No sé porqué estaba tan preocupado, yo he desaparecido más tiempo por estupideces, puede que él también.

Pero no, él es Roy. Él no sólo desaparece porque sí.

«Hey, soy Roy Vikke, es probable que esté ocupado o dormido, de igual manera deja tu mensaje después de la señal, ¡Bip!»

Cuelgo la llamada, no me molestaría en dejar otro mensaje de voz además de los 15 que ya le dejé. Dejo mi celular a un lado e intento calmarme.

Probablemente esté exagerando, me preocupo como si repentinamente D.A. fuera por él para asesinarlo de la nada. Eso no tendría sentido, ¿Cierto? No habría razón para ir tras Roy, él es demasiado bueno como para que alguien quisiera hacerle daño.

¿Verdad?

O puede ser que alguien quiera hacerme daño a mí, la forma más rápida de conseguirlo es hiriendo a Roy. Y yo sí que tengo una larga lista de personas con ganas de herirme.

Ese pensamiento es el que me hace perder el control, mis ojos finalmente se cristalizan y mi respiración es irregular. Pierdo la compostura cayendo sentado frente a una de mis paredes, no sé qué hacer o qué decir. Necesito la ayuda de alguien más, la opinión de un tercero. Porque, ¿Qué se hace cuando tu amigo desaparece y un asesino está suelto? Solo se me ocurre algo: Gritar.

Y lo hago, grito mientras llevo ambas manos a mi pelo y lo jalo con ganas de arrancarlo de mi cabeza. Pienso en todas las veces que le hice pasar por estas cosas a Roy y eso me hace sentir todavía más m*erda de lo que ya soy.

-¡Soy un idiota! -exclamo, chocando la parte trasera de mi cabeza con la pared- ¡Soy un mald*to hijo de p*ta que se hizo amigo de alguien solo para arruinarle la vida! -otro choque. Las lágrimas caen por mis mejillas de forma apresurada. Pienso en Roy, en todo lo malo que le ha pasado.

Es todo mi culpa. Antes de que nos hiciéramos amigos ese día en el parque cuando apenas éramos unos niños, la vida de Roy era alegre, perfecta. Entonces me conoció y fue como si una maldición viniese conmigo, desde que somos amigos la desgracia lo persigue.

Es todo mi culpa.

Sigo llorando, gritando insultos dirigidos a mí mismo y golpeando mi cabeza una y otra vez sin detenerme. Entonces es cuando siento mi cabeza arder, sé que si continuo podría herirme físicamente y empezar a sangrar.