Prologo

1.6K 114 5
                                    

Londres ha sido mi hogar por casi dos años, y me ha tomado mucho tiempo aceptarlo.

Cuando nos mudamos odié todo. Las escuelas, las calles,los bares, a los que no podía entrar, las chicas... todo. Lo único que me mantuvo centrado fue Pete. Incluso mi propia madre desapareció por un corto tiempo. Fue a un "spa" para la tan necesitada ayuda luego de que mi padre murió. Murió.

Dios, apenas podía llegar a pensar en ello, mucho menos decirlo en voz alta. Me costó muchísimo sobrellevarlo por algún tiempo, pero Pete se tomó cada segundo que tuvo libre para estar conmigo, para hablar conmigo. Como mi mamá siempre dijo, él era como mi Oprah personal. Especialmente si se trataba de nuestra chica, Sophie.

Por supuesto, ella no sería mi novia ahora si no hubiera sido por Pete. Él me tomó a mí y mi pasaporte y me empujó a un avión hacia St. Thomas el último verano. Le agradecí cada día desde entonces por poder encontrar el lugar al que nunca pensé que pertenecería. Nunca olvidaré la imagen que quedó para siempre grabada en mi cabeza: Sophie caminando de vuelta en mi vida.

Habían pasado unos pocos años desde la última vez que la había visto, pero nunca la había sacado por completo de mi mente. Mientras caminaba hacia la piscina, estudié cada centímetro de su cuerpo desde mi reposera. Desde el lindo hoyuelo que sólo aparecía en su mejilla derecha cuando sonreía, hasta los suaves rizos castaños que acariciaban sus hombros cubiertos de pecas. Me quitó el aliento como lo hacía desde que ella tenía, bueno, supongo que desde siempre. Por supuesto, apenas me notó viéndola, aún enfocada en la única persona en la que siempre se enfocaba, Pete. Casi no pude encontrar mi voz para articular un hola, pero lo hice. Y en esos diez cortos días, me las arreglé para encontrarme a mí mismo también, mientras me enamoraba perdidamente.

Que Sophie me amara también fue algo que no hubiera esperado ni en un millón de años.

Siempre supuse que estaría en mi vida de una forma u otra, no como mi chica, sino como la de alguien más. De Pete... precisamente. Afortunadamente, ese desolador escenario nunca se concretó. Y, sin importarme cómo, la tenía. Durante los meses que pasé viviendo con su familia y con ella como un estudiante de intercambio, sus sentimientos comenzaron a cambiar. Fue duro volver a Londres y dejarla en EEUU.

Ha pasado tanto desde que sostuve a Sophie en mis manos que paso horas mirando una foto de nosotros antes de dormir en la noche. Aunque algunas veces el sueño no me llega fácilmente, me fuerzo a cerrar los ojos, sabiendo que encontraré a Sophie en mis sueños.

Algunas veces son románticos y dulces, pero otras veces me vuelven loco por el modo en que me. toca. Los sueños se sienten siempre tan reales, luego despierto, y me encuentro solo. Si no fuera por mis estudios y por Pete, sería un miserable tipo que sólo pasa tiempo con su mano. Más de cuatro meses han pasado, y cada día se siente más brutal que el anterior. Llamadas, mails y Skype nos han ayudado a ambos a pasar esto, pero algunas veces Skype es lo peor. Casi siento que podría estirarme y tocarla, y me mata no poder hacerlo. Sólo necesito aguantar por dos semanas más y ella estará aquí en Londres conmigo para su programa de intercambio. Dos semanas parecen una maldita eternidad.

Había pensado en sorprenderla para las vacaciones con una visita, pero desistí. Mi padre había dejado una buena cantidad de dinero cuando había muerto, y mi mamá sintió que lo mejor era dividirlo equitativamente entre los tres. Mi mamá, Katie (mi hermana), y yo. Aunque podía gastarlo como quisiera, una parte de mí quería guardarlo para mamá, en caso de que lo necesitara de vuelta. La única vez que saqué dinero de la cuenta fue para comprarle a Sophie un regalo para su cumpleaños número dieciocho. Había estado en la vidriera de una pequeña joyería y cuando lo vi, supe que debía estar en su cuello. Era uno de esos collares dorados con el símbolo del infinito uniendo los extremos de la cadena. Había sido una perfecta representación de cómo me sentía, y le había encantado. Lo supe por cómo gritó al teléfono llamándome cuando finalmente llegó a su puerta, y no podría haber estado más feliz de escuchar la alegría en su voz.

Si tan solo hubiera sabido entonces lo que sabía ahora, no estoy seguro de que se lo hubiera comprado.

El infinito era algo que no podía prometerle a nadie nunca más.

Ni siquiera a mi hermosa Sophie.

[Que bonito fue que haya visitáis en dos días y esos votos, sólo por eso subí antes el prólogo... Ahora ven porque tenía que usar otra obra, si por mi fuera usaba la otra jeje, bueno pero esta me parece hermosa y súper guay! Mientras más votos más rápido subiré , y ahora contestare todas las preguntas que me quieran hacer, en cada Cap... Tanto sobre escribir, como del capítulo o de consejos.

También para decirles que lean una historia de una de mis chicas a las que les estoy enseñado lo poco que se de escritura, ella es Guerrera20 y la historia se llama I CANT FORGET por ahora estoy editándo sus caps y corrigiendo y la verdad es que tiene unas súper ideas que vale la pena que se he han la vuelta, tengo en mente otra historia que quiero hacer pero después les comento porque por ahora sólo tengo este proyecto viziati y no quiero dejarlas sin nada, idk.

Saludos, espero les gusté esta historia.

Besos]

Please Don't GoWhere stories live. Discover now