Parte 8

539 44 2
                                    

Ethan

Me convenzo de que tengo tiempo. No hay razón para alejarme de Sophie tan pronto. Tengo varios meses. Al menos tiempo suficiente hasta que se dirija a casa al principio del verano. Entonces será más fácil dejarla ir, al menos ese es el mantra que sigo diciéndome, mientras me subo al metro.

Sentado afuera en las escaleras después de enviarle un mensaje a Sophie para que me encuentre al frente, mi mente vuelve al diario. Antes de que siquiera me dé cuenta lo que estoy haciendo, mi pulgar comienza a sangrar por mordisquearlo, mientras la espero. Ni siquiera estaba consciente de que lo estaba mordiendo.

Sophie se acerca rápidamente cuando me ve, colgando su teléfono, y metiéndolo en su bolsillo antes de pararse en frente de mí.

―Hola, tú. Estaba preguntándome  cuándo  te  vería.  ―Se inclina para besarme, envolviendo sus brazos holgadamente alrededor de mi cuello.

No puedo evitarlo, así que la subo a mi regazo, dejando que su olor me consuma.

―¿Qué tal una cena tardía esta  noche?  Amaría  salir  contigo  ―pregunté, mientras mordisqueaba su oreja.

Su cabeza cae hacia atrás, exponiendo su cuello para mí. Suelta una pequeña risa entre dientes.

Mi mamá no es de ayuda. Es obvio que me quiere con ella y este secreto me ha empezado a desgastar.

―Tomarás  la  decisión  correcta.  ―La he escuchado decir

―Asbolutamalditamente ―dice ella, intentando imitarme como ayer. Tengo que admitir que amo cuando enciende su acento inglés frente a su normal lengua americana. Sin embargo, eso es sexy como el infierno, también. No lo hace seguido, usualmente es para burlarse de mí o de Pete.

Río en voz alta, girándola en mis brazos.

―Dios, te extrañaré.

Ella frunce el ceño.

―Acabo de llegar a Londres, deja de deprimirme.

―Lo siento, pero lo haré. ―Estiro mis manos hacia ella, pero me golpea en el estómago juguetonamente.

Levanto mis manos con derrota.

―Solo estoy diciendo.

Sus manos acunan mi rostro mientras acerca mi cara hacia la de ella hasta que nuestras narices se tocan.

―Me escuchas, Ethan Chapman, y me escuchas bien. No quiero escuchar ninguna charla de irse, o extrañar, o cualquier cosa, excepto que me amas, te amo, y lo resolveremos, ¿bien?

Me fuerzo a mirar sus hermosos ojos sin vacilar. Me las arreglo para asentir.

Ella sonríe maliciosamente.

―Bien. Ahora acércate, y hazme creerlo.

Mis manos se cierran en su nuca mientras con cariño las dejo bajar por su espalda, hasta que la única cosa que me contiene de quitarle la chaqueta ahora es el hecho de que estamos en la calle en frente de la casa de mi tía. Sus labios saben dulce como si hubiera recién estado lamiendo una paleta de fresa lo que me vuelve loco con deseo por ella.

―Ahem. ―Escuchamos detrás de nosotros.

Nos alejamos uno del otro rápidamente.

Miro sobre el hombro de Sophie.

―Tía, ¿cómo estás hoy?

―Estoy brillante, Ethan. ¿Cómo estás tú? ¿Tienen planes ustedes dos?

Sophie palmea mi mano y luego se gira.

―Sí, vamos a ir a cenar. ¿Estaré en casa más tarde si eso está bien?

Please Don't GoWhere stories live. Discover now