Parte 2

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Ethan

Estamos sentados en una oficina de paredes blancas con muy poca decoración.

La única cosa que noto son certificados en pequeños marcos que cuelgan en la pared detrás del escritorio, una planta verde falsaen la esquina. Mi mamá se inclina para tomar mi mano.

―Todo irá bien. Ya verás ―dice, pero su voz se rompe lo justo para hacer que no le crea.

Varios, dolorosamente silenciosos, minutos después, la doctora entra, y se sienta. Siento que voy a volar en un millón de pedazos. Su voz es baja y autoritaria, pero nada de lo que dice realmente lo registro. Solo entiendo una palabra aquí, una frase allá. Lo único que me trae de vuelta es el apretón firme de mi madre en mi mano antes de soltarme.

―Así que, te dejaré tomar la decisión. Al menos tenemos opciones, Colleen ―dice la doctora antes de poner su mano en el hombro de mi madre―. Haremos lo mejor para vencerlo. ―Luego se ha ido. Mi madre saca sus pañuelos de su bolso y comienza a sollozar en uno. Mis brazos la envuelven instintivamente, sosteniéndola, fuertemente.

En este momento siento que si no la dejo ir, se quedará y se pondrá bien. Que puedo protegerla, pero se desprende demasiado pronto, y mis propios muros sesienten a punto de caer.

―Bueno, supongo que tengo algunas cosas en las que pensar.

―¿Qué puedo hacer? Haré cualquier cosa ―respondo.

Su mano toca mi rostro, acariciando mi mejilla suavemente.

―Ya lo has hecho.  Estar  aquí  es  suficiente.  ―Levanta su bolsa de su falda antes de levantarse y enderezarse―. Ethan, ¿puedo decirte algo sin que te molestes? ―pregunta mirándome desde arriba.

Me paro de inmediato para mirarla a los ojos.

―Lo que sea.

―Sé que estás asustado por mí, yo también lo estoy, pero todo estará bien. Así que no te preocupes por mí.

―No puedes saberlo. ―Mis ojos caen al piso. No puedo mirarla por miedo a que mis propias lágrimas comiencen a caer.

―Cuando tu papá murió, quise irme con él. ―Ella deja salir una risa ligera―.

Si esto hubiera aparecido cuando él murió, hubiera dejado que me llevara, pero quiero vivir. Voy a luchar  contra  esto.  ―Su mano alcanza el picaporte, pero se detiene y se gira―. Además, ¿imaginas lo que tu padre diría si me viera entrando por esas puertas perladas?

Una pequeña risa se me escapa antes de mirarla.

―Probablemente te echaría a patadas.

―Lo haría sin dudas. Me ayudará a pasar esto, porque sé que por más que amaría verme, y yo a él, no estamos listos para eso.

El sentimiento indescriptible de sostenerla me posee mientras la tiro de la puerta empujándola hacia mí.

―Eres la mejor, mamá. Por favor, déjame ayudarte con cualquier cosa que necesites.

Ella se desprende de mi abrazo.

―Lo único que quiero es que tengas fe y no seas estúpido. Peter me llamó anoche. No caigas por esa trampa de nuevo, hijo.

Quiero patear a Peter por decirle de anoche, y solo espero que no haya mencionado que sabe de su cáncer

―Haré lo mejor que pueda ―le aseguro.

***

Al día siguiente mi teléfono vibra demasiado temprano como para que sea Sophie llamando. Pero cada vez que suena, espero que sea su voz la que oiga del otro lado. El número de Peter aparece en la pantalla.

Please Don't GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora