Parte 17

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Sophie

Una de las únicas razones por las que no me he decidido a rendirme con Ethan, es por el dolor que tan obviamente tiene en su interior.

La mirada en sus ojos antes de irse, es algo que nunca antes había visto. Se veía tan roto, tan devastado. La segunda razón, es porque después de leer su carta, sé que aún me ama.

El shock de que me dejara atrás aún corre dentro de mi cabeza haciéndome entir enojada, pero estoy determinada a encontrarlo y ayudarlo, ya sea que me quiera o no. Tal vez si la carta hubiera sido cruel, o si me hubiera dicho que ya no me amaba, no estaría tras él. Estaría de regreso en ese 757 a Nueva York. Pero sí me ama. Sólo que no lo sabe justo ahora.

La única cosa de la que estoy segura es del amor que siento por él. Y, en estos momentos, eso es más que suficiente para mí. Puedo amar lo suficiente por ambos.

De ninguna manera lo voy a dejar ir sin pelear.

Sentada en el aeropuerto, comienzo a pensar en mis padres. De veras que van a matarme cuando, y si, descubren que estoy vagando por Europa. Ellos creen que estoy a salvo en Londres, estudiando, bebiendo té y mirando los soñadores ojos de mi novio. ¿Quién hubiera pensado que terminaría así?

Ni siquiera sé que pensar sobre todo. Mi padre dudaba ligeramente sobre enviarme, pero la tía Anna y mi mamá lo convencieron que ella estaría cuidándome como un águila. La tía Anna nunca ha cuidado a nadie como un águila, lo cual estoy bastante segura mi padre sabe, pero no lo cuestionó. Quiero decir, Peter ha estado saliendo a pubs desde antes de alcanzar los diecisiete y nunca lo detuvo.

―Ya deja de moverte, Sophie. Me estás volviendo loco ―resopla Pete, sin siquiera mirarme.

Mis ojos bajan hacia mis piernas que no pueden dejar de rebotar. Paso mis manos sobre ella para detenerlas pero no funciona, así que me paro. Mis nervios están tan crispados, que comienzo a tronarme los dedos hasta que nuestro vuelo finalmente es llamado. Por fortuna, aunque fue a último minuto, fuimos capaces de conseguir un vuelo barato agarrando los últimos dos asientos a un vuelo a una ciudad cercana a Hamburg.

Peter continua estudiando el mapa del lugar al que vamos y la guía de viaje de Alemania, mientras yo guardo nuestros pequeños bolsos en un compartimiento superior. Me desplomo junto a él, y me da una pequeña sonrisa, pero no parece genuina. Se ve preocupado ahora, lo cual me preocupa a mí.

―¿De verdad crees que lo encontraremos, Peter?

Se muerde el labio inferior, pretendiendo leer su guía.

―No lo sé, Soph. Simplemente no lo sé. ―Mientras el avión se aleja de las puertas, su mano envuelve la mía―. Mira Soph, incluso si lo encontramos sabes que estará enojado como el infierno porque vayas tras él. Así que, no esperes un enorme abrazo, o que te ruegue que lo perdones. Ethan no funciona de esa manera, puede ser bastante ermitaño cuando quiere. Es como funciona.

Me trago el bulto que se forma en mi garganta.

―Sí, lo sé.

Mi cabeza cae para evitar mirar directamente a los ojos de Peter. Quiero correr hacia la parte trasera del avión, esconderme en el baño y llorar. Pero la señal de cinturón puesto aún sigue encendida.

Hemos revisado toda la información que encontramos sobre Dirk Hasse en Hamburg. Afortunadamente, después de googlear algunas cosas que la tía Colleen nos dijo, somos capaces de reducirlo a un pequeño pueblo en las afueras de la cuidad. Parte de mí se pregunta si siquiera vino él aquí, y si lo hizo, debe tener una ventaja de al menos veinticuatro horas.

Please Don't GoWhere stories live. Discover now