Parte 12

745 46 2
                                    

[Peter]

He estado dando vueltas y mirando a la puerta de mi propio dormitorio por las pasadas horas, preguntándome si Val duerme desnuda o no. Comienzo a imaginarla usando una de mis camisas para dormir, luego lentamente la camisa empieza a salir, y mi mente se descontrola on ello.

Esto no es muy típico de mí para realmente incluso considerar algo de esto.

Todavía extraño como el infierno a Claire, pero poco a poco estoy haciendo progresos para olvidarla. Ha pasado bastante tiempo. Tiempo de superar el maldito infierno, y tal vez, sólo, ¿tal vez esta noche sea la noche para olvidar?

Me saco las mantas, poniendo un pie en frente del otro. Tímidamente me acerco a la puerta, incapaz de reunir el coraje para llamar. ¿No puedo sólo entrar?

Quiero decir, es mi habitación. Me apoyo contra la puerta, inhalando y exhalando, recordándome las palabras de Ethan. Sophie sólo tendrá que superarlo. No es como si estoy cometiendo un crimen. Ellos están allí dentro haciendo exactamente lo que yo debería estar haciendo. Podría usar un poco de amor de vez en cuando.

Mis nudillos golpean la puerta tan silenciosamente como pueden. No estoy avergonzado de admitir que Sophie me asusta un poco cuando se trata de Val. La puerta se abre. Parada en frente de mí, usando mi camiseta de Arsenal de la suerte está un ángel.

―Casi me dormí ―susurra, antes de darme un tirón hacia adentro.

No puedo apartar mis ojos de ella usando mi camisa. Nunca lució tan bien.

Nunca, jamás dejé a nadie usarla, ni siquiera a Claire se lo permití, pero por alguna razón, no me molesta en absoluto. Se siente correcto.

Analiza mi rostro por un momento, luego apaga la luz. Su mano se desliza hacia abajo desde mi codo a mi mano, apretándola mientras me dirige a la cama.

Gracias a Dios ella me guía, ya que no estoy seguro de si podría hacerlo solo.

―¿Estás segura? ―le pregunto para probarme a mí mismo que no estoy imaginando esto, o cuando Ethan me taladre a preguntas mañana, puedo decir, que ella estaba dispuesta y capaz.

―Eso creo.

¡Ah, maldita sea!

Me detengo justo a un paso del borde de la cama.

―No tenemos que hacer esto. Quiero decir, quiero, pero si no est{s lista…

―Que hay si vemos sobre la marcha. Voy a besarte, y luego veremos. ―Cada palabra sale despacio de su boca, nerviosamente.

Puedo besarla. Puede ser malditamente difícil detenerme allí, ¿pero quizás besarla será suficiente?

Ella se siente tan diferente a lo que estoy acostumbrado. No puedo siquiera explicármelo cuando sus labios tocan los míos. Podría llegar a acostumbrarme a esto.

Me atrae hacia abajo lentamente encima de ella, nuestros labios ni una vez dejándose el uno al otro. Mi mano recorre su clavícula, la curva de su cuerpo hasta que mi mano llega al dobladillo de mi camiseta. No está deteniéndome, y no puedo parecer evitarlo cuando ella profundiza el beso.

Mi mano vacila, pero comienza a encontrar su camino al norte debajo de su camisa. Su piel es tan suave, y sedosa, que me quita el aliento. Se siente como si pudiera hacer combustión en cualquier momento, y esto sólo es la previa. Su cabeza se sacude de un lado a otro, mientras su mano llega a agarrar la mía, deteniéndome de ir más lejos.

Me siento.

―Lo lamento. Lo lamento. Me entusiasmé. Ha pasado algo de tiempo desde, bueno, ya sabes. ―Me pasó las manos por el cabello.

Please Don't GoWhere stories live. Discover now