¡Tú, idiota! 🌷 namjin

☕ ; n u e v e

Seokjin no entendía mucho de lo que estaba pasando, sólo sabe que Namjoon no dejó pasar a ninguno de sus padres a la habitación, y al único que andaba llamando era a él. El alfa decidió ir al cuarto sin siquiera importarle si sus padres querían o no, él sólo estaba obedeciendo inconscientemente al llamado de Namjoon, y en un momento a otro ya se encontraba repasando la puerta que los separaba. 

La fuerte e intensa esencia que emanaba el alfa menor le envolvió casi automáticamente, haciendo que Seokjin quedara embobado por unos minutos. Era el segundo día del celo del alfa y su aroma era incluso más imponente que el día anterior, cosa que el mayor encontró realmente espléndida. 

Una mata de cabellos castaños se asomaba por la cobija y efectivamente era Namjoon, quien intentaba batallar contra el dolor y la necesidad, por lo que había aprendido de la escuela, de "aparearse". Sólo pensar en aparearse le daba náuseas porque no quería, simplemente no quería ceder ante los instintos de su condición natural. Su lobo, al fin que lo podía entender y percibir, estaba igual de confundido, pero aún tenía esa necesidad, esa calentura que por primera vez experimentaba por carne propia. 

Muchas veces había visto a su Hyung pasar por lo mismo. Los días que tenía su celo, él debía abandonar la habitación y dormir en la que habían preparado hace tiempo para él, sin embargo, en las noches, se escabullía por los pasillos sólo para entrar al cuarto de Seokjin y ser envuelto en un agradable ambiente con aroma a primavera. Luego observaba a su Hyung, que sudaba bajo las cobijas y le miraba con las pupilas dilatabas mientras esperaba que el supresor hiciera efecto en sí. Cuando sucedía eso, Namjoon entraba a la cama y arrullaba al mayor para que pasara el dolor leve que causaba la pastilla. Sin embargo, ahora que ambos pasarían por el celo, ¿cómo lo iba a arrullar? 

Cuando escuchó la puerta ser abierta, todos sus sentidos se pusieron alertas, pero cuando divisó, entre la bruma que era su ambiente, a Seokjin, se calmó. Sus miradas se trabaron por el tiempo que le tomaba al mayor acercarse a la cama. 

— ¿Cómo te sientes, Joon? —preguntó con voz suave, el moreno, a pesar de encontrarse abrumado, arqueó una ceja— Sí, imagino que te sientes terrible. Pero... es... es normal, ¿sí? No dejes que te la sensación te coma mucho la cabeza. 

El lobo de Namjoon se empezó a sentir agitado, desgarrando su interior con mucho afán. El menor hizo una mueca, sentándose recto en la cama. Una capa de sudor adornaba casi todo su cuerpo, su rostro estaba enrojecido y sus ojos dilatados y de un color llegando a amarillo chillón. Por supuesto su cabello estaba apuntando a todas direcciones y su ropa era un desastre definitivamente. Pero nada de eso evitó que el más bajo tomara la mano del mayor y lo estrellara contra su cuerpo. 

Una repentina descarga eléctrica se generó en el momento del contacto. Eso no se suponía que debía pasar.

Seokjin se quizo alejar cuando la extraña sensación se generó, pero el menor lo apretaba fuertemente entre sus brazos, mientras deslizaba su nariz por la extensión de la garganta ajena. Namjoon no podía entender cuál era el sentimiento que estaba envolviendo sus sentidos e incluso su corazón. Una fuerte e intensa calidez en su cuerpo que se esparcía con sólo la presencia del contrario, con sólo su aroma.

Namjoon ahora lo entendía. El olor de Seokjin cambiaba cada vez. Ya no olía nada más a primavera, olía a diferentes flores. Justamente olía a lavanda y girasoles. Su fragancia era exquisita, su lobo estaba cautivado por esta, se sentía como polilla a la luz. Se sentía tan a gusto que no pudo evitar saborear la piel ajena de su cuello con la lengua.

Seokjin jadeó, sorprendido, y empujó a Namjoon a la cama, levantándose de esta con el corazón latiéndole a mil por hora. ¿Qué había sido eso? Tal vez había sido nada más reacción del celo. ¿Pero un alfa no debía repeler a otro durante el celo? El mayor estaba confundido, pero también sofocado.