🌷 ; d i e c i n u e v e

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El ambiente fresco de los principios de invierno ya no resultaba agradable para Seokjin, al contrario, una capa de melancolía le arrullaba tal como haría una madre. Su corazón a cada latido le recordaba la miseria que él y su moribundo lobo vivían, quienes sentían como la dura vida rompía el ostentoso pedestal que habían armado cada día, sólo viendo a Namjoon y adorándolo en silencio y a veces de manera tan explícita. No obstante, ¿cómo culparían a Namjoon? El menor no tenía culpa de nada, ni siquiera de haber enganchado a un alfa que no tenía ninguna oportunidad además de ilusionarse. Tal como había dicho su padre, nunca podría ser, y nunca lo sería.

Ya sin saber a dónde caminar, el alfa se sentó en una de las bancas de la calle. Podía jurar que su rostro estaba hecho un desastre y que sus labios estaban más que hinchados por contener las ganas de llorar. Observó el paisaje que desde su asiento podía apreciar; su corazón dolía y su lobo se encogía a cada aullido, inclusive contemplando la hermosura de los árboles en su fase otoñal.

Algunos podrían considerar su lamento como una exageración. Era un alfa amando a otro alfa sin siquiera saberlo, ¿hubo un lazo? No. ¿Son almas predestinadas? No. ¿Por qué habría de sentir dolor? No era como si ambos tuvieran sus almas enlazadas y cualquier cosa que hiciera el otro le afectara de muerte al mismo. No era absolutamente nada. Pasarían los años y ambos encontrarían a su alma predestinada, no tendrían que pasar por todo lo que estaban pasando en ese momento. Y si fuera así, Seokjin juraría que hubiera preferido pasarlo junto a Namjoon. Porque, a pesar de aquella imprecisión en sus especies, el lazo emocional que había creado con Namjoon era más fuerte que cualquier otro lazo que él haya podido crear.

¿Cómo pensaban que Seokjin era capaz de no caer a los instintos al presenciar a un omega en celo? ¿No habían pensado en ello? Su lobo estaba tan famirializado con siempre caer a los brazos de Namjoon, porque, si eran honestos, no quería a otra persona además que él.

Lamentablemente esto ya no podría ser. Namjoon había conseguido a una omega que amar, una omega que podía hacer mil y un cosas que un idiota alfa no podía. Y Seokjin estaba feliz por él, lo estaba. Pero... la desilusión era mayor, y no podía contenerlo. Le habían arrancado un pedazo de su corazón.

Antes de él seguir llorando silenciosamente, escuchó pasos a su lado que se acercaban cada vez más a él. No levantó la mirada, pero por dentro deseaba que fuera Namjoon, que fuera él quien se disculpaba, que le explicara que todo fue un malentendido y que nunca lo abandonaría a él, tal como prometió en su niñez, sin embargo, el aroma era otro, y la voz, al igual que el aroma, no era de Namjoon.

—Seokjin Hyung. —dijo— ¿Qué haces aquí?

El nombrado alzó la mirada, reconociendo ese grave tono.

—Taehyung... —murmuró.

[...]

El pelinegro levantó las pesas, demostrando su increíble supremacía en cuanto a ejercicio se trataba. Un cuerpo bien fornido junto a un corazón noble, fiel y humilde, cosa que se encontraba pocas veces en el mundo. Quizá alguien muy seco, y distante incluso. Pero aún así alguien de total y gran confianza. Alguien con un error en su vida, y alguien que sufrió en el pasado, sin embargo.

Siguió subiendo y bajando la estrambótica peda sostenida por sus dos manos, no obstante, antes de seguir con su secuencia de entrenamiento y ejercicio, pudo escuchar la conversación de alguien a sus espaldas. Alguien había detectado el aroma dulcee  intenso de un omega, fuerte olor digno de un celo. Recalcaban el agradable olor a leche caliente y galletas, carro nuevo, tremendamente excitante e hipnotozante. Jeongguk no dudó en huir de ese gimnasio, dejando confundidos a sus compañeros de ejercicio. Sin embargo, no hicieron mayor queja. Conocían a Jeongguk, era alguien reservado e intrigante, un alfa muy interesante.

¡Tú, idiota! 🌷  namjin Where stories live. Discover now