16

2.8K 165 10
                                    

Pov Ecko

-Hola Ignacio,voy a ser tu psicólogo hasta que la terapia consiga resultados positivos,mi nombre es Jorge.-se presentó el hombre que tenía frente a mi y estiró la mano esperando que le responda. Miré a Camila y me estaba matando con rayos lásers invisibles que salían de las dos tacitas de café que tenía por ojos.

¿Por qué tacitas de café? Porque su mirada podía ser tan cálida como un café calentito en medio del invierno o tan amargo como el mismo.

Jorge entro al consultorio y antes de seguirlo miré a mi novia suplicando que no me obligue a hacer esto.

Ella me agarró la cara y me plantó un pico.

-Esto es por tu bien amor,y lo sabes.-dijo.

-Pero no lo necesito,solo te necesito a vos conmigo.-insistí buscando alguna manera de salvarme esperanzado.

-¿Por qué tanto problema con esto? No te entiendo.-preguntó.

-Porque me parece una estupidez estar gastando plata en un hombre que finge tener interés en mis pesares cuando solo tengo que verlo a los ojos para ver que refleja signos de dólares como los dibujitos animados.-contesté.

-Mirá Ignacio,lo que hiciste fue grave,¿entendés? Es muy grave que te sientas tan mal y sin ninguna explicación aparente,lo es porque vos te sentías tan mal que preferiste tomar una sustancia para escaparte de vos mismo antes de enfrentarte y solucionar los problemas,pero lo más peligroso de todo es que no te quieras ni un poquito como para cuidar tu vida y no sobre pasarte,terminaste en el hospital,es muy muy grave. Y con respecto a mi,si bien me halaga que te sientas feliz conmigo es algo tóxico,porque si alguna vez te llego a faltar no vas a dudar en drogarte hasta morir,es mejor recibir la ayuda de un profesional que estudió años para esto. Si no lo haces por vos hacelo por mi,por favor.-finalizó su discurso y aunque no quisiera sabía bien que ella tenía razón. Pegó su frente a la mía y rodé los ojos,

-Esta bien.-me resigné,de todas formas no tenía escapatoria.

-Te amo,¿si?.-dijo. ¿A caso había dicho que me amaba? Esa palabra era muy fuerte y escucharla siendo producida por sus cuerdas vocales había causado un revoloteo de maripositas en mi interior. Aunque era obvio que me quería,se veía en su preocupación por mi,nunca creí que llegara a amarme,a mi,que soy un desastre.

-Yo también te amo.-correspondí,¿cómo no amarla? Si era lo más bonito de mi vida,una luz entre tanta mierda. Es como ese rayito de esperanza y paz entre caos y destrucción. Si siempre estaba ahí para aguantarme cuando me sentía mal.

Entré al consultorio a compartir con un desconocido todo lo que me había guardado durante meses.

:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:

Una hora y media después salí del lugar.

-¿Cómo te fue?.-preguntó Camila parándose de un sillón. No se había movido de ahí como me había prometido antes de venir a esta clínica. Me sorprendía de lo mucho que había madurado en unas semanas,cuando la conocí solo me pareció una niña,aunque a decir verdad yo también era bastante inmaduro creyéndome superior a los demás por tener una careta de egocéntrico y hacer comentarios pelotudos.

-Bien,creo que no está tan mal,tenías razón,como siempre.-respondí.

-Que bueno,¿vamos a tomar un helado ahora? Yo invito.-propuso.

-Pero yo puedo pagar.-sabía que todo iba a terminar en una discusión y ella ganando,como siempre,pero valía la pena intentarlo.

-¿Por qué? Si yo te invito no voy a hacer que pagues,además no sos un cajero automático para estar pagándome todo.

-Pero si sabes que con esto de ser cantante,bueno,vos sabes.-retruqué.

-¿Qué estas forrado en guita? Si,ya lo sé,pero no estoy contigo por eso así que vamos a hacer como que sos un gil laburante como el resto de los mortales y me vas a dejar pagarte el helado,ahora no discutas más.-sentenció. Esta chica no tenía arreglo.

-Está bien,amor.

Nos subimos al auto que,por fortuna,me dejó manejar y nos bajamos en una heladería que había a diez cuadras del consultorio.

-¿Pedimos de uno o dos sabores?.-preguntó sacando su billetera.

-¿Dos?.-sugerí.

-Que sean tres,estás muy flaquito.-dijo mirándome de arriba a abajo.

-Hay algo que no tengo flaquito-susurré a su oído.

-Si,y ese algo me encanta.-contestó de igual forma.

-Hoy de noche no te salvás.-comenté haciéndome el distraído.

Cuando fue nuestro turno Camila pidió por los dos:

-Dame dos helados de tres sabores con esos conos que vienen bañados en chocolate y tienen almendras trituradas en el borde y por favor habilítame las chispitas y esas cosas.

-Acá tenés en ticket,los pedís por allá.-señaló el muchacho de la caja guiñándole un ojo,no pude evitar pegarla a mi cuerpo y mirarlo muy mal. Camila me miró confundida.

Pedimos nuestros helados y nos sentamos en una banca fuera del lugar. De un momento a otro llegaron un grupo de chicos a pedir que me sacara una foto,así se empezó a formar una ronda de gente que me ahogaba y gritaba,comencé a sentir una presión en el pecho que me impedía respirar y los latidos de mi corazón aceleradísimos,que cosa inoportuna la ansiedad.

-¡Ecko,sacate una foto!

-¡Acá Ecko!

-¡Ecko!

-¡Ecko!

-Chicos,cálmense por favor.-hablé al fin cuando miré los ojos tranquilizantes de Camila,parecía un drogadicto tomando codeína,solo que mi codeína era el marrón de la mirada de mi chica.- Ahora no puedo tomarme fotos,les pido por favor que me den espacio,quiero una tarde tranquila.-pedí.

-¡Negando fotos,miralo!

-¡Que arrogancia más grande!

-¡Gracias a nosotros estás donde estás!

-¡Falta de humildad que tenés!

Comentarios,gritos,insultos,un chico me empujó y tiró el helado de mi mano,entonces giré mi cabeza en busca de la larga cabellera de mi salvadora,que sin dudarlo dos veces tomó mi mano y empujando a todo el mundo corrió fuera de ese lugar guiándome hacia el auto. Cuando nos sentamos nos dimos cuenta de la agitación de nuestras sincronizadas respiraciones. Ella encendió el motor y solo paró cuando nos habíamos alejado de todo el revuelo.

-Me tiraron el helado.-suspiré,¿no podía tener una tarde normal con la mujer que amo sin que me tilden de arrogante?

Bien,se que a veces me comportaba como un arrogante pero este no era el caso,solo quería paz y lo había pedido correctamente.

-Tomá del mío,lo compartimos.-ofreció Camila. Siempre tan linda y considerada ella.

-¿Que haría sin vos,mi vida?.-pregunté y la besé. Lamentablemente esto la desestabilizó y su helado cayó en el piso de mi auto.

-Ups.-dijo.

-No pasa nada,vayamos a tu casa que hace mucho no veo a tu familia.-pedí.

-Bueno,de paso te quedás a dormir.

-Dale.

Arrogant [Ecko]Where stories live. Discover now