20

2.1K 130 0
                                    

-¡¿Qué mierda es esto Camila?!.-la chica se despertó sobresaltada,no acostumbraba a que le gritaran en el oído.

-¿Qué mierda pasó?.-preguntó cuando vio a su novio en pelotas, con el ceño fruncido,los ojos llorosos y un calzoncillo en la mano.

-¿De quién es esto Camila? Porque mío no es.-insistió. Ella se sentó en la cama y se desperezó, lo que enfureció más a Ignacio, no parecía estar tomándose en serio lo que estaba pasando.

-¿Cuál piras boludo?.-dijo refregándose los ojos.

-Te acostaste con otro, ¿verdad?.- la chica seguía medio dormida, lo que aumentaba su confusión, todavía no entendía de quién era el calzón y de donde había salido.

-Anda a lavarte la cara y cuando vuelvas hablamos.-ordenó el chico, ella asintió y fue al baño.

Al volver a su habitación Ignacio ya estaba vestido y lloraba desconsoladamente. Ella corrió a abrazarlo para contenerlo pero se alejó de sus dedos como si fuese fuego ardiente.

-No me toques.-amenazó con el dedo índice.

-¿Me querés decir que carajo esta pasando?.-suplicó sin entender aún.

-Encontré estos calzoncillos en tú ropero hoy de mañana cuando me fui a bañar y volví para vestirme, no son míos.-sorbió los mocos.

-¿Qué estás insinuando?.

-Vos me engañaste, ¿no? ¿Después de todo lo que pasamos? Te di todo Camila, me estabas salvando, pero terminaste siendo igual a todas. ¿No te bastaba conmigo? ¿No soy suficiente?-preguntó sin dejar de llorar.

-Amor, no podes estarme diciendo esto, no tengo ni idea de quién es eso, yo no estuve con otro que no fueras vos, ¿cómo podes desconfiar de mi? ¿Te di todo y asi me pagás? ¿Con desconfianza?.-Camila había comenzado a llorar a mares, se sentía traicionada, no le cabía en la cabeza como podía pensar algo así de ella.

-¡No me mientas más Camila! ¡No quiero escuchar tus mentiras! ¡No eras nada diferente! Yo que veía tus ojos como tacitas de café por el calor que transmitían, debí suponer que también me darías amarguras.

La chica intentó acercarse a su novio pero él se alejó nuevamente.

-¡No te quiero volver a ver nunca más! ¡Te odio!.-gritó con toda la bronca del mundo. Tiró el calzoncillo al suelo y salió de la habitación, segundos después se escuchó un portazo.

Ella no podía dejar de llorar, lo amaba con toda el alma y jamás lo engañaría, no entendía por qué habían calzones de otro hombre en su ropero. Aunque quisiese estar con alguien más no podría, pues cada segundo vería la cara de Ignacio y escucharía su voz por todas partes.

Cayó de rodillas al suelo, ¿a caso todo había terminado? ¿Todo se había ido a la basura así nomás?.

La vida era demasiado complicada, eternidades se hacían segundos y segundos eternidades.

¿No es raro como lo que se vuelve rutina cambia de un día para el otro? Todo lo que construiste desparece.

De un segundo al otro, todo puede mejorar y empeorar. Por un error,por suerte.

Viví, viví los segundos como si fuesen vidas enteras, disfruta los buenos momentos, aprende de los malos, pues lo que ahora es algo de todo los días mañana se desvanece y no hay nada qué puedas hacer para volver atrás, entonces la nostalgia te invade y lo único que podes pensar es: ¿Por qué mierda no viví los días? Solo los atravesé, sin sentir, sin disfrutar, sin nada.

Sin sentimientos.

Por la puerta de su cuarto logró divisar a su madre en bata y su padre con su bermuda a rayas y una musculosa blanca.

-¿Qué pasó amor?.-preguntó su madre al ver a su hija destrozada.

-¿Qué hacen mis calzones en el suelo?.-interrumpió su padre.

-Los habré metido en el ropero de Camila sin querer cuando guardaba la ropa.-le restó importancia la mujer agachándose a consolar a la chica.

-Yo no te puedo creer.- susurró ella al entender la situación. Ignacio se había enojado por unos calzoncillos que había encontrado en su ropero, que eran de su padre y Claudia los había dejado allí por accidente.

-¡Tengo que buscar a Ignacio! ¡Papá,venís conmigo! Te explico en el camino.- Todo había sido un error, tenía que recuperar al amor de su vida, corrió hacia la puerta de entrada y cuando pisó la vereda se frenó.

Había recordado que estaba dolida y enojada, ¿cómo había podido desconfiar de ella de aquella forma?.

Él no merecía que saliera corriendo, iría a hablarle pero ahora quería pensar bien sobre como actuaría.

-Aborten misión papá. Aborten misión.- avisó cuando vió la barba con canas de su padre aparecer por la puerta con las llaves del auto en la mano.

Arrogant [Ecko]Where stories live. Discover now