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Pov Camila

Observé a Ignacio jugar con Nicolás en su regazo y morí de ternura. Me pregunté como sería tener a mi propio hijo, aunque no estaba segura de tener uno. Sentía que era demasiada responsabilidad para alguien como yo, tal vez a los treinta me lo replanteara.

Mi novio le hacía cosquillas al bebé y esté reía escandalosamente. Oh dios, esto es demasiado para mi frágil corazón, iba a explotar en cualquier momento. Comencé a grabar sin que se diera cuenta.

-¿En serio pensas que no me di cuenta, linda?.-sonreí, estaba mirando fijo a la cámara, así que corté el vídeo.

-Te ves muy tierno con Nico, no pude aguantarme.-expliqué un poco sonrojada.

-Mirá cuando tengamos el de nosotros, ya te veo comprando gigas en Mega para guardar todas las fotos y vídeos ahí, vas a ser de esas madres que joden con sacar fotos de todo.-rió suavemente.

-¿El de nosotros?.-pregunté.

-Si bebé, la verdad es que yo quiero formar mi propia familia contigo, así como Duki y Lola, bueno, sin las demandas y eso obvio.

Sentí mariposas en mi estómago, mi propia familia junto a Ignacio, sonaba bien, pero no para ahora, todavía no tenía la crisis de los veinticinco en los que se supone que empieza a surgir el instinto maternal. Apenas tengo diez y ocho, necesito una carrera estable, estaba en el primer año de facultad.

-Es bonito pensarlo así Nacho, pero para dentro de unos años.

-Si, obvio, ahora no es un buen momento, además imaginate a tu padre, seguro me castra.-reímos los dos, eso era verdad, seguro lo corría quince cuadras con una escopeta.

Escuchar a Ignacio hablar de tener una familia juntos me había movido cosas adentro, yo había pensado muchas veces en un futuro juntos, aunque nunca daba nada por sentado porque sabía que por más que lo amara demasiado y todos los planes que tuviéramos fueran súper pensados hay una sola verdad absoluta en el universo y es que nunca sabremos lo que nos depara el futuro. Por más cosas que querramos hacer, por más seguros que estemos de algo, el destino es raro y caprichoso, y siempre termina haciendo lo que quiere y moviendo los destinos para donde quiera. El destino es algo así como un escritor que va armando las historias según le parece mejor, algunas las hace muy aburridas y en otras se pasa de pendejo. Creo que entienden el punto y a lo que me refiero. Por más que quiera una vida junto a Ignacio nunca voy a saber si vamos a estar juntos dentro de diez años o no, así que prefería no precipitarme. Además le había intentando enseñarle y meterle en la cabeza que no debía depender de nadie, aunque ese alguien fuese yo. Que debía sentirse bien y ser emocionalmente independiente, así poder elegir con quién compartir su felicidad. No necesitaba alguien que lo hiciera feliz, él debía encontrar esa felicidad a su manera, porque si dependíamos de alguien emocionalmente la mierda se tornaba muy tóxica y el amor, que es como una planta que debe ser cuidada y regada todos los días, se comenzaba a marchitar.

De eso estoy segura, y estoy segura de que la dependencia arruina las relaciones de las personas, a veces aferrarnos demasiado a alguien es malo, a veces dos personas no están hechas para estar juntas y atarse a eso aunque no fuese posible solo causaba daño y dolor. También soy consciente de la sarta de exagerados que dicen que TODO es tóxico. Son como dos extremos. En fin, creo que cada uno debe esperar a madurar emocionalmente y entender la diferencia entre amor y dependencia. Crecer como humanos para aprender a amar libremente y unirnos con quién queramos, haciendo vínculos puros y sanos para fortalecernos como personas, no dañarnos y dañar a otros en el camino.

Yo podía ver un vínculo sano con Ignacio, y esperaba que durara por mucho tiempo más.

-Amor, ya es la hora, vayamos al juzgado, hoy se termina todo.-Ignacio habló, sacándome de mis pensamientos, ¿cuánto había estado mirando un punto fijo mientras divagaba?, bah, da igual. Sonreí, hoy recuperábamos nuestra vida normal. 

Arrogant [Ecko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora