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-Bien, explicame.-pidió Camila. Se había quedado mudo, esperaba sus gritos, sus golpes, que lo echara de la casa sin decirle nada.

-Bebé, no me siento bien.-habló algo mareado, la pastilla había empezado a hacer efecto, se suponía que debería quedarse dormido porque sino se pondría a divagar sobre todo.

-¿Por qué mentiste entonces? Realmente intento entender Ignacio pero si no pones de tu parte no entiendo.

-Bebé...-murmuró, se sostuvo del lavabo de lo contrario caería, la castaña lo tomó de los brazos y lo arrastró a su cama lentamente, mientras el chico decía cosas sin sentido. Hablaba muy lento, como en cámara lenta, y arrastraba todas las vocales.

-¿Qué te pasa?.-preguntó acariciándole la frente, iba a aprovechar su estado para sacarle toda la verdad.

-No estoy bien bebé, dejé el psicólogo porque no hacía nada, ya no tengo ganas de nada, no quiero más,estoy cansado de todo ya no quiero más.-la chica lo observaba intentar modular , no respondió, siguió acariciándole con cariño hasta que vio como se dormía, entonces, comenzó a llorar en la oscuridad de la madrugada, sentía su pecho quemar, le dolía demasiado ver a quién amaba en ese estado que comprendía tan bien. Era casi una tortura ver como se hundía y no poder hacer nada, porque él no quería dejar que le ayudaran de eso estaba segura. No entendía como lo había pasado por alto, como no se dio cuenta antes. Tampoco sabía que era lo correcto, que debería hacer ahora, cómo ayudarlo. Sabía bien que hablarían cuando se despertara y se fuera la droga de su sangre, pero no sabía que decirle. Amaría poder curar todo, sanarlo con unas palabras. A lo mejor un psicólogo no era suficiente, a lo mejor necesitaba antidepresivos, pero era una droga más, se volvería adicto a esas pastillas y su estabilidad dependería de ellas.

-Te quiero ver volar alto, lejos del dolor y el sufrimiento, no aferrado a pastillas para hacer como si no estuviera, desearía poder darte alas.-susurró al chico que dormitaba como un bebé.

La cabeza le dolía, así que caminó a la cocina a buscar agua, pero se encontró a su padre comiendo de esas galletas que su madre había cocinado horas atrás y había dicho que no las tocaran.

-Papá, mamá dijo que no se podía hacer eso, te va a matar.-susurró con la voz quebrada por el nudo en la garganta que tenía. Le pesaba como plomo y sentía que apenas podría tragar. El hombre al escuchar la voz de su hija saltó en su lugar por el susto y giró a verla y suplicarle que no hablara pero vio su nariz roja, sus ojos cristalizados, su pera que temblaba levemente no dudo, abrió sus brazos para recibirla como cuando era una niña chica.

-Ya, ya va a pasar Cami.-consoló Carlos mientras sentía su pijama ser humedecido por las lágrimas de la castaña.- ¿Queres contarme que pasó?

-Es Ignacio papá, volvió a lo mismo de siempre, me duele verlo mal, me duele acá.-señaló su pecho, justo encima de su corazón. El hombre asintió levemente y la abrazó.

-Es complicada la situación, me doy cuenta, la verdad nunca me sentí mal como el pero apuesto lo que quieras que si el te ama de verdad va a querer hacerte feliz.

-No lo está haciendo, me lastima con lo que hace papá.

-Entonces echalo, decile que te hace muy mal su actitud y que no vuelva hasta que cambie, si de verdad te ama lo va a hacer, y si no no era tan bueno como para estar con mi hija.

-¿Cómo lo voy a echar? ¿Cómo lo voy a dejar solo cuando peor está? Lo destruiría, no puedo hacerle eso.-negó con la cabeza la castaña separándose del abrazo.

-Es lo que debes hacer quieras o no, es su lucha interna, el debe descubrir como curarse a sí mismo, solo estas retrasando eso porque estoy seguro que él cree que sos su fuente de felicidad, es su problema consigo mismo y debe resolverlo, de lo contrario se va a hundir y te va a llevar con él.

Entonces las palabras de su padre se quedaron en su cabeza dando vueltas, no lo estaba considerando, era algo muy fuerte y radical,tal vez ni siquiera salía bien, además de que ella amaba mucho a Ignacio no soportaría tenerlo lejos, ni aunque fuera por el bien de los dos, ¿o si?.

Arrogant [Ecko]Where stories live. Discover now