Servicio comunitario

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Ahí estaban los dos chicos acostados en el piso mirando al techo en espera de alguna señal de sus respectivos responsables, el insomnio por parte del genio estaba comenzando a cobrar cuentas, tras no haber pegado ojo en toda la noche, su organismo comenzaba a exigir un respiro, sin embargo, pese a ser capaz de quedarse dormido en el laboratorio de la cochera, o pasar la noche en su pieza de la universidad, a decir verdad, el genio no era muy fanático de dormir en cualquier parte, además que la luz le molesta, y en la estación de policía no apagaban las luces de noche, por lo que simplemente no había podido dormir.

El mexicano por su parte había corrido con más suerte, tras un tedioso vuelo de tres horas de México a San Fransokyo, fue llevado al hotel en el que se hospedaría durante su estadía por su amiga Hilaria y el organizador del evento que lo había invitado ofreciéndole a su familia traerlo de ida y vuelta para brindarles seguridad de que su hijo estaría bien, así que durmió durante el vuelo, y así como llegó a su habitación dejó su equipaje y se fue con Hilaria (y su infaltable guitarra desde luego) al centro para conocer el lugar donde se presentaría esa noche como apertura de la feria de las culturas. Por otra parte el cansancio del genio es sumamente contagioso, así que ambos muchachos estaban a un minuto más de caer dormidos, haciendo un esfuerzo sobre humano para mantenerse despiertos, habían optado tomarse de las manos para que cada que alguno se estuviera durmiendo el otro simplemente le diera un apretón y lo despertara.

A veces Hiro despertaba a Miguel, otras Miguel a Hiro, y así estuvieron unos 20 minutos, ambos habían inventado cuantos temas de conversación se les ocurrieron, pero al final ¿Quién no se aburre esperando? por lo que no fue falta de conversación el problema, llegado un punto, simplemente se agotaron, y tras despertarse uno al otro, en apenas un pequeñísimo momento, ambos se encontraban dormitando, tan sólo un par de minutos en los que ambos se quedaron quietos, en silencio, tomados de las manos, sus respiraciones tranquilas y sus gestos relajados advertían que se encontraban en profunda paz, como quien no tiene ninguna preocupación.

Pero eso claramente no iba a durar para siempre ya que en la recepción se encontraba, una chica rubia de pelo largo, con gafas, fanática del color amarillo quien rápidamente pidió informes al oficial en turno.

              -Hello? Excuse me, I came for my friend, I'm responsible for him -dijo la chica de gafas-

El oficial le pidió a la chica que llenara unos cuantos papeles, le hizo un par de preguntas, y finalmente le permitió el acceso, ambos entraron a la parte posterior y se detuvieron justo en la celda tres, ahí vieron a ambos chicos dormidos en el suelo plácidamente, tomados de las manos, "Oh Miguel, you are so cute... wait... HIRO?" Dicho eso por parte de la chica, ambos muchachos se despertaron diciendo al unisono "¡No estoy dormido!" a lo cual se miraron confundidos, se habían quedado dormidos, tras darle un par de segundos a su cerebro para procesar lo sucedido ambos rieron algo apenados por haberse dormido, y una vez terminaron, se percataron de la presencia de la chica al otro lado de las rejas, una vez reconocida por ambos, nuevamente se coordinaron llamándola "Hilaria" "Honey lemon?" respectivamente, ella simplemente se limitó a reír y saludarlos meneando su mano de lado a lado.

              -Hola chicos, Hiro, Miguel -ambos se miraron el uno al otro confundidos-

              -"¿Lo conoces?" "¿La conoces?" "¿Se conocen?" -se coordinaron mirando a la chica, entre ellos y finalmente señalando a la chica y al contrario, la química volvió a reír al ver el rostro de sorpresa de ambos y su clara confusión-

              -Vaya, ¿Quién lo diría? entonces... ¿Ustedes dos se conocen?

Vaya que son curiosas las formas en las que opera el destino, a menos claro que no seas creyente de esas cosas, para lo cual, basta llamarlo coincidencia, sea como fuere, las casualidades de la vida por lo general terminan sorprendiendo a más de uno. Por el momento, los dos muchachos tras las rejas se pusieron en pie mientras el oficial en turno abría la puerta para permitirle el paso al Rivera, quien aún confundido asimilaba todos los hechos uno por uno, por su parte el genio se limitó a responderle a la chica "nos conocimos hace un par de horas, aquí precisamente", a lo cual el otro muchacho asintió secundando al nipon.

ArrestadosWhere stories live. Discover now