Tras las rejas otra vez

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_...Con que Miguel está de regreso en el mundo de los muertos... -el ladrido de un pequeño alebrije colorido con la apariencia de un perro Chihuahua secundó las palabras del hombre quien cargaba a otro igual a él- y está vivo... vaya que la vida es dulce... pero la muerte... lo es aún más... - el hombre bajó al pequeño perro y se colocó la capucha de su túnica para mezclarse entre los criminales en el mercado negro seguido por sus guías espirituales- vamos chicos... tenemos que encontrar el último cempasuchitl antes de que se lo lleven esos gemelos...

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_...¡Miguel! ¿¡Dónde estás!? -gritaba la rubia dentro de la habitación buscando al latino junto con el resto.-

_...Hum... ¿Hola? -dijo asustado Wasabi abriendo una gaveta vacía provocando que una telaraña se le enredara en el cabello- ¡AHHHH! ¡QUITENMELA¡ !QUITENMELA! -chilló en afroamericano dando saltitos mientras con las manos trataba de sacudirse la telaraña, en eso estaba cuando su espalda chocó contra una de las puertas de un almacén de uniformes, el golpe hizo que la otra puerta se abriera dejando caer una pierna colgante que vestía un pantalón de mezclilla azul además de traer unas botas muy particulares... una bota Rivera del 26.-

_...¡Miguel! -gritó la rubia literalmente arrojando lejos al moreno para abrir el almacén y descubrir el cuerpo inerte del menor- ¡Santo cielo! ¡Miguel! -al tocar la piel de sus regordetas mejillas las sintió frías- ¡Está congelado! ¡Rápido hagan algo!

El cuerpo médico y el personal del hospital no perdió tiempo, se llevaron el cuerpo frío y pesado de Miguel de aquella bodega hasta urgencias, el grupo de chicos no pudo más que esperar, la rubia estaba teniendo un segundo ataque de pánico, incluso con aquella hermosa piel canela, se lo veía pálido, como si estuviera muerto... tal parecía que el frío que tocaron sus manos se había transmitido a todo su ser, temblaba, se frotaba las manos, incluso parecía poder ver su aliento helado, en eso estaba la rubia cuando de la nada le pareció escuchar dentro de su mente "Tranquila, ambos estarán bien, sólo ten fe en ellos dos..." aquel fenómeno sin precedente la había hecho saltar en su sitio, ella definitivamente conocía aquella voz, claro que lo hacía, pero por alguna razón era incapaz de darle un rostro... y cuando estaba en eso sintió repentinamente un peso extra sobre su espalda mientras que un repentino calor comenzaba a invadirla, por segunda ocasión, Baymax había intervenido, tal y como con Hiro cuando cayeron por el muelle, había cubierto con su voluminoso abdomen a la chica y la había envuelto en un cálido abrazo producto de sus calentadores eléctricos, y por un momento, la mente de la chica estuvo en blanco... lo único que podía oir eran aquellas misteriosas palabras "tranquila, ambos estarán bien, sólo ten fe en ellos dos..." la mente de Honey se rindió ante tal calidez y tales pensamientos... sintió sus párpados pesados, y una inmensa necesidad de dormir, sin embargo al estar sostenida por Baymax no se desplomó.

_...Si... está bien... sé que ambos estarán bien... tengo fe en ellos... -dijo antes de ceder al agotamiento mental y físico.-

_...Descuiden, Honey Lemmon estará bien, sólo necesita dormir, ha sido un día muy largo para ella, y después de tal colapso nervioso, el descanso es la mejor forma para reponerse -dijo el asistente médico sosteniendo a la chica en brazos como a una princesa.-
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_...¡HIROOO! -gritó el pequeño músico surcando los cielos de una ciudad muy alejada de donde se encontraba su familia, Llevaba un buen rato volando la zona, Pepita aparentemente no podía detectar del todo el rastro de Hiro, y es que por aquella zona, unas extrañas flores para ella de color rosado dificultaban su rastreo con su perfume, al denotarlo con un gruñido Miguel miró abajo y reconoció aquellas como las flores de Sakura que crecían tanto en Japón como en

_...¡San Fransokyo! ¡Pepita! Lo logramos! -ok, declarar que encontraste una ciudad basándose sólo en una flor es... demasiado Trivial, sin embargo, algo dentro del pecho del Rivera le decía que estaba en lo correcto, que en esa ciudad estaba Hiro, el mentado chino que había ido a buscar... aunque, tal y como en el otro mundo, era una ciudad extensa... bueno, el no tiene un Baymax capaz de escanear a todo y a todos... pero tiene a Pepita, la mejor alebrije rastreadora que conoce... -¡Vamos Pepita! -la alebrije gruñó en respuesta y se acercaron más a la población.-

ArrestadosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant