Arrestados

"Et lux perpetua luceat eis" Segunda parte

(Y que brille para ellos la luz perpetua)

_...¡Ernesto! ¿¡Qué es lo que quieres!? ¡Suéltanos en este mismo instante! -vociferó embravecida la matriarca del clan Rivera.-

_...Oh, claro, desde luego que no podías faltar al evento, Imelda -dijo aquel nombre con veneno e ironía en su voz.-

_...¡Ya basta Ernesto! ¡Tu pelea es conmigo! al resto no los metas, el chamaco no tiene la culpa de nada! -dijo el ex compañero del músico tratando de mantener sus cabales.-

_...Me temo que ahí te equivocas Héctor, este mocoso -dijo señalando a Miguel- es todo menos inocente, por su culpa toda mi vida se arruinó y ahora, es mi turno de arruinar la suya.

_...¿Qué pretendes Ernesto? -volvió a exclamar con fuerza la Rivera.-

_...Cómo ya les dije, el show está por comenzar ¿Por qué no se ponen cómodos? -acto seguido los ayudantes del De la Cruz obligaron a todos a arrodillarse, se encontraban atados de muñecas y tobillos, de tal forma en que no pudieran soltarse aún si trataban de separar sus huesos para que los amarres resbalaran y el propio músico tomó entre sus huesudas manos al heredero del linaje Rivera llevándolo consigo al escenario- tu Miguel, te robaste mi momento y lo quiero de vuelta -amenazó al momento de chasquear los dedos y desde atrás de una de las vigas improvisadas como bambalinas apareció otro esqueleto con una flor de cempasúchitl encapsulada en una cúpula de cristal, le entregó el objeto al músico y se retiró en el acto- este es tu boleto de regreso al mundo de los vivos, desafortunadamente no podrás obtenerlo, sin embargo, te ofrezco un trato muchacho, para que veas lo generoso que soy, te permitiré elegir quien será arrojado al abismo, puedes ser tú y yo dejo en libertad a tu familia y amigos, o puedes elegir quedarte y morir de todos modos mientras observas como arrojo uno a uno a tus seres queridos al mundo de los olvidados -su tono se tornaba más y más sombrío conforme avanzaba aquel dialogo- tu tienes la decisión en tus manos.

_...Aún si decidiera saltar, probablemente los arrojarías y si los arrojas a ellos, nada te impide lanzarme a mí también, por lo que, no importa lo que yo diga, estoy seguro que de todos modos esa era tu intención desde el inicio, deshacerte de todos nosotros en el abismo -dijo con enojo contenido el menor de la familia de zapateros.-

_...Tienes razón, eres muy inteligente mocoso, pero no lo suficiente.

_...Si de todos modos pretendes matarnos a todos ¿Por qué no sólo nos lanzas y ya? ¿Qué más esperas conseguir de todo esto? -indagó con la misma rabia el joven latino.-

_...Matarlos nada más no sería tan divertido, no no no, matarlos sería muy poco contra todo lo que me hicieron ustedes.

_...¿Y haber matado a Héctor se te hace poca cosa?

_...¿Cuántas personas visitan Santa Cecilia sólo para ir a la zapateria Rivera? para llevarse un recuerdo, para honrar la trayectoria de Héctor, para conocer a su nieto, quien mantiene vivo su linaje y cuenta sus memorias, haciendo que más y más personas mantengan viva su memoria.

_...¡Mi papá Héctor es el verdadero músico! ¡Tú sólo eres el charlatán que lo mató para robarle el talento que tú no tienes! -Ernesto le dió una fuerte bofetada a Miguel y esté soltó un quejido al sentir su mejilla arder por el golpe.-

_...¡MIGUEL! -gritaron los presentes al ver el agravio por parte de aquel hombre.

_...¡Ya basta Ernesto! ¡Yo saltaré si quieres! ¡Deja a Miguel en paz! -gritó el tatarabuelo del muchacho.-

_...¡He dicho que no! ¡Yo decidiré cuando es suficiente! -tomó por el cuello de la chamarra al muchacho y lo sostuvo a la altura de sus ojos- y tú aún tienes mucho por lo que pagar, porque para tu mala suerte, eres el único de aquí que puede sentir dolor, así que te toca sufrir  por todos antes de que me deshaga de cada uno de ustedes -Miguel le escupió a la cara y trató de patear a su captor con los pies atados pero cayó al suelo antes de poder hacerlo ya que este lo soltó como acto reflejo por limpiarse la cara -¡MALDITO MOCOSO! -teniendo al menor de los Rivera en el suelo aprovechó para darle una patada en el abdomen.-